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jueves, 1 de abril de 2021

Queimada! - Gillo Pontecorvo (1969)

TÍTULO ORIGINAL
Queimada!
AÑO
1969
IDIOMA
Italiano y Español (Opcionales)
SUBTÍTULOS
Español e Inglés (Opcionales)
DURACIÓN
132 min.
PAÍS
Italia
DIRECCIÓN
Gillo Pontecorvo
GUIÓN
Franco Solinas, Giorgio Arlorio, Gillo Pontecorvo
MÚSICA
Ennio Morricone
FOTOGRAFÍA
Giuseppe Ruzzolini, Marcello Gatti
REPARTO
Marlon Brando, Evaristo Márquez, Renato Salvatori, Norman Hill, Tom Lyons, Carlo Palmucci, Giampiero Albertini, Dana Ghia
PRODUCTORA
Co-production Italia-Francia; Produzioni Europee Associati (PEA), Les Productions Artistes Associes
GÉNERO
Drama | Esclavitud. Siglo XIX. Colonialismo

Sinopsis
William Walker, un agente inglés, es enviado a Queimada, isla imaginaria del Caribe, para fomentar una revuelta contra los portugueses. Sin embargo, el objetivo de esta operación no es apoyar la independencia de los nativos, sino que Inglaterra sustituya a Portugal como potencia colonialista. (FILMAFFINITY)

Premios
1969: Premios David di Donatello: Mejor director

2 
4 
6 

Situada en la imaginaria isla Queimada, llamada así porque las plantaciones de caña de azúcar fueron incendiadas para evitar el saqueo por parte de los opresores de turno, esta película contaba la historia  del mercenario William Walker contratado por la corona inglesa para iniciar una revuelta abolicionista  del yugo portugués y poner en su lugar a un gobierno títere que sirviera como socio comercial. Marlon Brando, para mí, en uno de sus mejores papeles, encarnaba al mentado  filibustero (el que se hace del botín, etimológicamente hablando) inglés que para cumplir con su propósito se inventaba un héroe legendario: José Dolores. Sin embargo el hombre que de portamaletas del puerto llega a ídolo popular por sus hazañas en el campo de batalla no está conforme en el reemplazo  de quien ejerce el poder  y sabe que si la isla es de negros nativos por qué tienen que gobernar los blancos da un golpe de estado y se entrona él mismo como líder máximo, pero una cosa es ser soldado y otra gobernante, entonces  cede el mando y se retira para posteriormente volver a la rebelión  al darse cuenta que el despotismo sigue siendo el mismo.  Los ingleses vuelven a contratar a Walker para que como Doctor Frankenstein  elimine a su creación.

Película semiolvidada (que el mismo Marlon Brando cuando se le preguntó por su resurrección en El padrino mencionó como su actuación más importante concluyendo con la frase de que él no tenía la culpa que nadie la hubiera visto) llena de problemas durante su filmación, incluyendo  continuas disputas entre la estrella y el director no sólo por razones idiomáticas sino conceptuales (el futuro obeso más famoso del mundo se quejaba que Pontecorvo, a quien admiraba por "La batalla de Argel (1964)", intentó hacerle leer en voz alta el manifiesto del partido comunista de Marx) afectaron el resultado final convirtiéndolo en un híbrido entre cine de aventuras y película con mensaje anticolonialista. Rodada en Colombia y el Norte de Africa, rica en escenarios naturales, reflejaba la transición  del mercantilismo al capitalismo, de la esclavitud pura  a la explotación mal asalariada. A la vez era una historia de amistad y traición donde los ideales más nobles eran manipulados por inescrupulosos intereses.

Como anécdota final, el mismo personaje del mercenario fue retomado en 1987 por Alex Cox para la película "Walker" con Ed Harris en el papel principal y ambientado en Nicaragua. Film interesante con elementos anacrónicos, surreales y satíricos que resaltaban la problemática  política que por entonces experimentaba el país centroamericano.
https://www.lasmejorespeliculasdelahistoriadelcine.com/2016/05/queimada-la-revuelta-de-marlon-brando.html

DIÁLOGOS DE CELULOIDE

SIR WILLIAM: Caballeros, permítanme ponerles un ejemplo ahora. Mi metáfora podrá parecer un poco impertinente, pero pienso que va directa al asunto. ¿Qué prefieren ustedes? O mejor dicho, ¿qué creen que les conviene más? ¿Una esposa o una prostituta? No, no, por favor. No me entiendan mal. Estoy hablando estrictamente en términos económicos. O sea, del costo del producto. Del rendimiento de ese producto. El producto en este caso es el amor. Amor puramente físico, donde los sentimientos, obviamente, no forman parte de la economía. ¿Verdad? A una esposa hay que darle una casa, comida, vestidos, atención médica, etc, etc. Están obligados a mantenerla toda una vida, incluso cuando envejece y resulta improductiva. Y si uno la sobrevive, encima tiene que pagarle el funeral [risas]. No, no, es verdad. Caballeros, sé que les parece divertido, pero esos son realmente los hechos; ¿o no? Mientras que con una prostituta, por otro lado, es un asunto bastante diferente, ¿no? No hay necesidad de hospedar o alimentar, de vestir ni enterrar. Gracias a Dios. Ella solo está cuando la necesitan. Solo pagan por su servicio. Y pagan por hora. O sea, señores, por la misma razón, ¿qué es más conveniente, un esclavo o un trabajador asalariado? ¿Qué les conviene más? ¿La dominación portuguesa, con sus leyes, sus vetos, sus impuestos, su monopolio comercial, o la independencia? Con su propio gobierno, sus propias leyes, su propia administración, y la libertad para comerciar con cualquiera en términos que sean establecidos por los precios del mercado internacional.
[…]
SIR WILLIAM: Ahora solo falta decidir qué van a hacer ustedes.
GENERAL PRADA: Veamos. El garrote no se puede usar. Recuerda demasiado a los portugueses. O se lo fusila, como hicimos con Teddy Sánchez, o se lo ahorca, como se hace entre ustedes, los ingleses. A mi modo de ver es mejor la horca. Es más solemne.
SHELTON: Y más definitiva.
GENERAL PRADA: Exacto.
SIR WILLIAM: Exacto. Lo malo es que un hombre que combate por un ideal es un héroe. Y un héroe ejecutado se convierte en un mártir. Y un mártir se convierte rápidamente en un mito. Un mito es más peligroso que un héroe, porque a un mito no se lo puede matar. ¿No le parece, Shelton? Piense en ese fantasma que correrá por las Antillas, con sus leyendas y sus canciones.
SHELTON: Mejor son las canciones de los ejércitos.
SIR WILLIAM: Mejor aún es nada. El silencio.
(guión de Franco Solinas, Giorgio Arlorio y Gillo Pontecorvo)
https://39escalones.wordpress.com/2019/09/04/dialogos-de-celuloide-queimada-queimada-gillo-pontecorvo-1969/

La interpretación histórica en Gillo Pontecorvo

Gillo Pontecorvo (Pisa 1916- Roma 2006) mantuvo a lo largo de su vida, que el cine debía ser una expresión ligada al hombre: «El cine debe permanecer cercano al hombre, dentro del hombre y no hablar de la nada: ese es el peligro».
Estas palabras, subrayan su carácter y compromiso cinematográfico, la independencia de sus ideas, su política representacional y la interpretación histórica realizada desde una óptica aséptica que lo ligará a la realidad en la descripción de la condición humana. Pontecorvo, en este sentido, fue un director marginal dentro del sistema europeo ya que no existía una ligazón con los estilos estéticos dominantes en los treinta años en que realiza películas y documentales, pero sí existe una tradición cercana a los preceptos neorrealistas que adoptaron De Sica, el primer Visconti y, sobre todo, Roberto Rosellini.
El cine de Gillo Pontecorvo se caracteriza por una formulación lejana a cualquier débito estético para convertirlo en un manifiesto, un espacio narrativo que no permanece ligado al modelo de representación institucional, sino a una lectura coherente del problema narrado. Sus obras son composiciones descarnadas de la realidad, alejadas de cualquier tipología superflua. Por ello sacrifica la imagen para transmitir sensación de veracidad. El uso de blanco y negro en sus dos primeras películas, las imágenes de documental, el aumento de grano de película para lograr una estética más contundente, incluso el uso de actores no profesionales y de masas de población en los lugares que rueda, como magistralmente hizo en la cabash en La Batalla de Argel. No obstante se trata de la epopeya de un pueblo en un momento político e histórico extraordinariamente complejo y fueron los protagonistas de ese periodo quienes realmente aparecieron en el film.
Se ha considerado injustamente a Gillo Pontecorvo como director de una sola película. Las líneas que siguen a continuación desmienten esta idea. Es cierto que no fue un director prolífico debido a que era un realizador que amaba profundamente el cine y que prefirió dedicarse a la publicidad o a la gestión cinematográfica antes que dirigir proyectos que no amara. Y esa filiación vino determinada por proyectos en que el condicionante social y político reflejará un mensaje de compromiso espejo de su pensamiento, en que la obra de arte debía obedecer a un canon ideológico. No lo pudo concebir nunca de otra manera.
...
Queimada: una visión comercial del Colonialismo

En palabras del director Queimada (1970), quería ser una película distinta. Dentro de su obra rompía la tensión de género documental que habían tenido Kapó y La Batalla de Argel. El productor Alberto Grimaldi le ofrecía la posibilidad de realizar una película de compromiso, pero con los medios de una gran producción destinada al mercado internacional. El protagonista designado Marlon Brando, reconoció en sus memorias que era la mejor interpretación que había hecho, aunque su relación con Pontecorvo fue tormentosa y paralizó varias veces el rodaje.
Queimada afronta el problema del colonialismo desde una perspectiva comprometida. Pontecorvo, aparte de una reconstrucción histórica intuyó lucidamente a principios de los setenta, que las grandes estrategias políticas vendrían determinadas por las grandes corporaciones mundiales. En este sentido, la creación de un conflicto militar en la colonia portuguesa nace como necesidad de trasladar el área de influencia de Portugal a Inglaterra, injertando en pantalla el problema de la influencia colonial en el siglo XVII. Pero es una influencia viciada estratégicamente, ya que la presunta libertad que se ofrece a los esclavos a partir de la independencia de la isla, es violentamente reprimida por la potencia colonial cuando los intereses de las empresas azucareras entran en conflicto con los ideales patrios. Queimada no sólo habla de intereses y problemáticas que permanecen vigentes en la actualidad. Manifiesta el carácter trágico de la condición humana manipulado por los estados o, en su caso, por las grandes compañías.
El director comentaba que la película nació de una manera curiosa. Grimaldi quería producir una película distinta a Kapó y La Batalla de Argel, que habían tenido éxito en los festivales y un gran prestigio entre la crítica, pero que se movían en el ámbito de una extrema recreación de la verdad, un producto dedicado a un público exigente y por ende, minoritario. La propuesta de Grimaldi chocaba frontalmente con la concepción cinematográfica de Pontecorvo. Franco Solinas, su guionista y espíritu que había impregnado su conciencia social, convenció al director que hacer una película fuera del ámbito documental, no traicionaría las convenciones de ambos y que no comprometería una carrera como la que hasta el momento habían llevado. En un principio, el tema propuesto les parecía superficial ya que Grimaldi le propuso hacer una película titulada El Mercenario, que al director le pareció el típico romance comercial sin ningún vínculo político y social. Pontecorvo contrapropuso una idea que fuera un hibrido de las intenciones de ambos, una película sobre un film realizado dentro del establishment pero que tuviera un mensaje profundo, lo que supuso la clave de que el proyecto se llevara adelante. La idea del mercenario se convertía en la de un aventurero, un hombre de acción que trabajaba para los intereses de los estados o de las compañías que compraran sus servicios. De ahí nace Sir William Walker, un personaje que se saca de un sujeto real que alentaba revoluciones en el XVII. Convencidos Grimaldi y el purista Solinas, el director no estaba convencido de un proyecto cinematográfico en que no acababa de creer. Amaba, en sus palabras, demasiado el cine para hacer una película en la que no creía. No deseaba hacer una película tradicional sólo por los honorarios que pudiera percibir o por el impacto mediático que pudiera obtener. Prefería dedicarse a la publicidad antes que traicionar el espíritu que lo regía.
Por supuesto, había algunas ideas que confluían. En primer lugar, los acontecimientos del 68 habían despertado un profundo interés por lo sucedido en el tercer mundo. Solinas y Pontecorvo estudiaron problemas que tenían que ver con el colonialismo y sus vicisitudes históricas y sociales. Cuando presentaron sus conclusiones a Grimaldi, comprendió que la película no siendo una idea con la que comulgaba, se atenía a la realización de un film de acción rentable en taquilla, en un periodo histórico enmarcando el fin del colonialismo y así responder al compromiso social del director y el guionista.
Estudiaron pormenorizadamente lo que sucedía en aquellos momentos entre las grandes potencias coloniales como material documental para le película. Se estudió a Portugal, España e Inglaterra. Descubrieron que realmente había existido un Walker, un personaje que se dedicaba a incubar revoluciones y detenerlas cuando las mismas se plegaban a los intereses de aquellos que las habían incubado.
Se estudió a Walker y se moldeó un personaje real que estuviera de acuerdo con los intereses de Grimaldi. Era un film que tenía aventuras (las luchas intestinas de las potencias europeas por el poder de América Latina) pero a la vez entraba la disposición comercial que interesaba al productor, una historia realista en las grandes luchas de descolonización. Se buscó una historia como la de Queimada, una isla que había tenido que ser incendiada en el siglo XV para ser dominada. Algo que en el film se volvería a repetir: la forma de doblegar al insurrecto destruyendo aquello por lo que lucha.
A partir del criterio de la objetividad, Pontecorvo deseaba crear la sensación de que Queimada se desarrollaba en un escenario histórico correspondiente a una ciudad colonial del XVII. Se le sugirió la posibilidad de rodar en Antigua, pero cuando se trasladó a grabar localizaciones, observó que era una ciudad moderna. Se llegó a la conclusión que se podía establecer una ciudad similar al centro histórico de Cartagena de Indias, donde al final se desplazó el rodaje pese a las desfavorables condiciones atmosféricas para una película.
El papel protagonista estaba elaborado para Marlon Brando, que Pontecorvo pensaba que era el mejor actor contemporáneo. Brando en una entrevista para un medio francés había comentado que sólo haría cine en Europa con Gillo Pontecorvo, ya que había visto La Batalla de Argel y le había impresionado sobremanera. Entraron en contacto, le comentaron el guión y el actor les dijo que se pusieran de acuerdo con sus agentes. La United Artists que participaba en la producción propuso a Steve McQueen, que el era el actor de moda en ese momento. Pontecorvo se opuso ya que tenía un cierto poder decisorio. La búsqueda de antagonista fue muy compleja. Se pensó en Sidney Portier, pero al director no le gustaba su cara. Como si se tratara de un pintor, deseaba una figura muy primitiva y Portier tenía, según él, cara de negro de New York. Buscando localizaciones para las secuencias de los incendios observaron pasar a un actor no profesional Evaristo Márquez, que apenas sabía inglés, al que le hicieron pruebas de fotografía.
Brando estuvo muy dispuesto debido a su causa por lo intereses de los más desfavorecidos, que se subrayaban en el ideario de la película. Hubo un momento que se empezó romper la unidad en el rodaje. El verdadero elemento de fricción surge por que el actor quería que le dejaran un espacio creativo, algo que no era común en los actores europeos y que no se salían del guión. Es un factor determinante en la consideración del film. Brando y Pontecorvo tenían un carácter similar, adoraban su trabajo y se prepararon para batirse. Al final del rodaje ni siquiera se hablaban. Lo hacían a través del ayudante de dirección. Cuando finalizó el rodaje ni siquiera se despidieron. Sólo cuatro años después recuperaron el contacto. Brando quería hacer un película sobre indios aborígenes de América del Norte y su problemática contemporánea (Wounded Knee) y la Columbia, a propuesta del actor, quiso contratar a Pontecorvo. El director se desplazó a Los Ángeles para hablar de la película, pero cuando avanzaron las conversaciones pensaba que no sería idóneo, fundamentalmente por los problemas que pudieran surgir con Brando, que ya había comprometido la mitad del dinero de la producción. El film no se realizó y volvió todo a la normalidad.
Queimada fue una película completamente nueva en la carrera del director toscano, ya que el venía de un tipo de cine realista que realizado con poco dinero.
Por ejemplo, La Batalla de Argel se hizo en cooperativa. Fue una superproducción en que no se encontró nunca a sus anchas. Incluso recuerda en conversaciones que una de las escenas que recuerda es cuando viene incendiada la isla como complemento a la música compuesta por Morricone.
El discurso de la película hizo que fuera criticado por los sectores de la izquierda, que habían observado el giro que toma su cine hacia el modelo representacional americano, como años después sucedería con Bernardo Bertolucci.
La película ganó el David de Donatello y es uno de los mejores ejemplos de cine político de la historia del cine. Por ello, como apunta Brando, ha sido vista por muy poca gente.
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Juan Agustín Mancebo Roca
Universidad de Castilla-La Mancha
https://e-archivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/17813/dictadura_mancebo_CIHC_2008.pdf?sequence=1&isAllowed=y


 

 

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