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sábado, 2 de junio de 2012

L'ultimo terrestre - Gian Alfonso Pacinotti (2011)


TÍTULO ORIGINAL L'ultimo terrestre
AÑO 2011
IDIOMA Italiano
SUBTITULOS Español (separados) 
DURACIÓN 100 min. 
DIRECTOR Gian Alfonso Pacinotti
GUIÓN Gian Alfonso Pacinotti
MÚSICA Valerio Vigliar
FOTOGRAFÍA Vladan Radovic
REPARTO Gabriele Spinelli, Anna Bellato, Roberto Herlitzka, Paolo Mazzarelli, Teco Celio, Luca Marinelli, Ermanna Montanari, Stefano Scherini
PRODUCTORA Fandango
PREMIOS
2011: Festival de Venecia: Sección oficial largometrajes a concurso
2011: Nominada Premios David di Donatello: Mejores efectos visuales
GÉNERO Drama. Ciencia ficción | Extraterrestres 

SINOPSIS La cinta mezcla ciencia ficción con drama y se basa en el libro ilustrado "Nessuno mi farà del male", de Giacomo Monti, y trata sobre una Italia sumida en la crisis económica, a la espera de la llegada de una civilización extraterrestre, a través de los ojos de un hombre solitario. (FILMAFFINITY)



Liberamente tratto dal romanzo a fumetti Nessuno mi farà del male di Giacomo Monti, la pellicola segna il debutto alla regia del grande fumettista italiano Gian Alfonso Pacinotti, in concorso alla 68° Mostra del Cinema di Venezia.
Luca Bertacci (Gabriele Spinelli) è un uomo taciturno, solitario, fa il cameriere al bingo e vive in un piccolo appartamento in un quartiere di case tutte uguali fra loro, davanti alla quale abita Anna (Anna Bellato), donna di cui è segretamente innamorato, ma con la quale non ha mai scambiato una parola. Pranza ogni tanto col padre (Roberto Herlitzka) che ogni volta gli rinnova il suo odio per le donne, e ha come sua unica amica un transessuale, Roberta (Luca Marinelli, il Mattia de La solitudine dei numeri primi), che conosce fin dall’infanzia e per il quale nutre un’amicizia sincera. Intanto tutti i tg e i giornali annunciano l’arrivo degli extraterresti in un paese in piena crisi economica e d’identità che, invece di creare allarmismo e paura, fa sprofondare gli abitanti nella più bieca indifferenza e disillusione tanto da sembrare semplicemente l’ennesimo gruppo di immigrati che vengono da noi a trovare fortuna. La venuta di queste nuove creature assumerà via via i contorni di vera e propria rivelazione surreale, una redenzione siderale, che innesca eventi inaspettati tali da fungere come linfa vitale per una nuova esistenza: Luca è, quindi, il primo abitante di un pianete rigenerato a nuova vita.
Il regista già nel suo primo corto Vaffanculo del terzo tipo presentava lo sbarco degli alieni, presi a sassate e apostrofati con un “dovevate arrivare negli anni ‘60”. Ma qui ciò che interessa è l’evoluzione del protagonista da uomo alieno in un contesto alienante, a uomo che prende coscienza di sé e dell’altro in una società che non offre vie d’uscita: o si è omologati nel vaniloquio comune radiotelevisivo e delle sette che succhiano soldi a incauti cittadini, o si vive da invisibili, da esclusi. Ovvio che la venuta di questi esseri grigi che riportano in auge i valori dell’amicizia e dell’amore, alla lunga, diventa straniante in un contesto dove l’amore si paga (il film inizia con la telefonata di Luca a una prostituta che incontrerà in un immenso mobilificio, dove lei è solita ricevere i clienti) e la diversità (estremizzata nella figura del trans) è il luogo dove si scatena la più esecrabile brutalità. Fin dalle prime sequenze, dove si presentano gli ambienti e i personaggi, il regista dipinge con estrema consapevolezza e intelligenza l’ironica surrealtà di un’Italia razzista, cialtrona e misogina: le immagini di un cielo stellato, lontanissimo, hanno in sottofondo la voce della “zanzara” Giuseppe Cruciani, che parla con i radioascoltatori preoccupati che questi nuovi esseri possano rubare loro il lavoro o che ne possa risentire il calcio italiano e la nazionale (nello specifico, il Cesena calcio). Infatti, la prima aliena che arriva viene subito impiegata come badante da Roberto Herlitzka, che la sfrutta per i lavori domestici, mentre lui se ne va a divertirsi con gli amici e torna a casa ubriaco fradicio. Opera coraggiosa, geniale e graffiante, ma soprattutto originale, che esce dal seminato del cinema italiano, conformista e perbenista e assolutamente (anche questo) alienante, offrendo un piccolo oggetto non identificato che rimane ben impresso nella mente grazie anche al sorprendente Gabriele Spinelli, vero e proprio alterego dello stesso Gipi. L'ultimo terrestre è un riuscito film d'esordio, nonostante l’incisività politica e dissacrante non venga mantenuta, per concentrare maggiormente l’attenzione sul dramma umano del protagonista, sulla sua impossibilità di amare e sul senso di colpa, lasciando quindi un certo disequilibrio rispetto al bell’impatto e alle premesse iniziali.
Ingrid Malossi
http://www.silenzio-in-sala.com/recensione-l-ultimo-terrestre.html
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Apocalipsis a la italiana
Se hace extraño ver una película italiana sobre extraterrestres. No es ningún secreto que estamos ante un subgénero casi patrimonio del gigante americano. Pero, ahí está la ópera prima de Gian Alfonso Pacinotti para aportar su particular visión del tema, propuesta que en última instancia no pretende otra cosa que ser una película de cine social o de denuncia, algo que ya hacía a la perfección la novela gráfica en la que se inspira: “Nessuno mi farà del Male” de Giacomo Monti. Con esta premisa, la cinta ya merece un ápice de interés, ya que se sale fuera de lo habitual.
Y vaya si se sale de lo tópico. Si dijéramos que la película es una mezcla explosiva de típica comedia italiana (algunos momentos absurdos son dignos de Roberto Begnini o Nanni Moretti) en conjunción con Pedro Almodóvar y Steven Spielberg, no sería para nada descabellado por nuestra parte. Todo ello aderezado con extraterrestes salidos de la mejor de las producciones de César Velasco Brocca. Sin duda, un cóctel bastante complejo de digerir sin quedarse en el intento. Finalmente, una vez agitados todos los ingredientes, el resultado es una película que no acaba de lograr su objetivo totalmente, aunque tampoco carente de ciertos aciertos, sobre todo en la manera de llegar a la denuncia propiamente dicha, en algunos casos tan sutil que puede pasar desapercibida.
En una línea más profunda, la película es un claro fruto de nuestro tiempo, un mundo marcado por la crisis, pero no entendida tanto económicamente, sino desde un punto de vista moral, a pesar de que no toca a la clase política. El retrato nos hace ver que su protagonista, un hombre totalmente gris y misógino, es lo más cercano a la salvación dentro de la Humanidad. Un mundo gobernado por el juego, la prostitución, la violencia, el machismo y la mentira, elementos que aparecen reflejados en la cinta de una u otra manera, los cuales sirven a los visitantes para evaluar a la raza humana. Posiblemente, el resultado de la observación no va a ser para nada agradable.
Pese a todo lo dicho, falta algo a pesar de las buenas intenciones, ya que combina una narración inapetente con otros momentos buenos. Si vamos más allá, podemos decir que el cine italiano tiene un serio problema, no por la película en sí, sino porque es incapaz de sacar nuevos cineastas de renombre, mientras que los veteranos de la última generación importante no acaban de mantener un nivel digno de los grandes maestros. Ahí están el ya mencionado Moretti, Marco Tullio Giordana, Gianni Amelio, Giuseppe Tornatore o el más reciente Paolo Sorrentino, todos ellos autores con una filmografía más o menos irregular. Por el momento, nos quedamos con este filme estrenado en el pasado Festival de Venecia como lo mejor del año pasado. Los curiosos siempre pueden verla, ya que algo interesante pueden encontrar en ella. Los más escépticos con el cine diferente, mejor no pierdan el tiempo. Esperemos que la merecida resurrección del cine italiano llegue tarde o temprano.
SEVERIANO
http://www.filmaffinity.com/es/reviews/1/631614.html

Película de múltiples lecturas en la que claramente sobresale el ansia por una Italia mejor, por un mundo mejor. O quizás lo que está detrás de este guion no es más que el deseo de que los buenos sean premiados y los malos castigados. Que el caimano reciba su merecido y, si es posible, en este mundo, que aquellos que no han hecho mal lo puedan ver, puedan comprobar que existe una sociedad mejor en la que las buenas personas reciben lo que se merecen. Evidentemente, tales deseos que pueden ser legítimos, sólo se verán cumplidos el día en que unos alienígenas que aparezcan de la noche a la mañana decidan usar sus poderes para leer las intenciones de las personas y actuar en consecuencia.
Desde luego ese sería el sueño de Kant.
En esencia el sueño de Kant es el planteamiento de la película. Para ello se elige un personaje marcado por un drama que le hará, básicamente, un ser frágil pero bueno. La llegada de esa civilización moralmente perfecta, hará que cada quien descubra sus cartas y que ellos decidan premiar o castigar.
La película, parca en medios, posee un arranque lento que puede ahuyentar a más de uno, pero si se tiene la paciencia suficiente, encontraremos los mejores momentos hacia el final. Aquellos momentos en los que los personajes se definen y el espeso y anodino ovillo que se tejió en la primera hora, se desvela con oficio y originalidad.
El trabajo del protagonista ayuda a mejorar la película.
La banda sonora, al igual que el film, resulta a veces desconcertante pero acabamos viendo la necesidad de esa música en esas imágenes.
Lo mejor: La última media hora.
Lo peor: La confusión del inicio.
Interesante.
http://nudodoble.blogspot.com.ar/2012/02/lultimo-terrestre.html

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