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lunes, 16 de diciembre de 2013

La Orca - Eriprando Visconti (1976)


TITULO ORIGINAL 
La orca
AÑO  
1976
IDIOMA 
 Italiano
SUBTITULOS  
Español (Separados)
DURACION  
90 min.
DIRECCION  
Eriprando Visconti
GUION  
Roberto Gandus, Lisa Morpurgo, Eriprando Visconti (Historia: Eriprando Visconti)
MUSICA  
Federico Monti Arduini
FOTOGRAFIA  
Blasco Giurato
REPARTO  
Rena Niehaus, Gabriele Ferzetti, Flavio Bucci, Carmen Scarpitta, Bruno Corazzari, Piero Faggioni, Piero Palermini, Michele Placido, Miguel Bosé, Otello Toso, Jacopo Tecchi, Vittorio Valsecchi, Enzo Consoli, Gianni Bortolotti, Eleonora Morana
PRODUCTORA 
 Serena Film '75 / Serena
GENERO  
Thriller. Drama | Crimen. Erótico

Sinópsis
Gino, Paolo y Michele (calabrés emigrado a Pavía) son tres desarraigados, que se dedican al contrabando y a la búsqueda de dinero fácil. Cuando reciben el encargo de secuestrar a Alice, hija de un rico industrial, ejecutarán su labor del modo que pueden, porque no son profesionales y durante un mes tendrán a su merced a la joven de dieciocho años, viviendo en unas condiciones deplorables en un caserío abandonado. Será el más joven e inexperto de los secuestradores, Michele, quien se encargue de la custodia de Alice y entre ambos se desarrollará un perverso juego de seducción, amor y odio, que tendrá consecuencias en el desenlace de la historia. (FILMAFFINITY)
 
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La giovane studentessa Alice viene sequestrata a scopo di riscatto e portata in un casolare in campagna. Dovrà convivere con i suoi aguzzini, instaurando un rapporto a sfondo sessuale con uno di essi....

Film  scabroso, che suscitò molto scalpore alla sua uscita negli anni ’70, per alcune scene molto esplicite, la pellicola è opera matura del nipote di Luchino Visconti, Eriprando Visconti, figura singolare del cinema italiano di quegli anni.
Di suo si ricorda il seguito di La Orca, ovvero Oedipus Orca e film come Una spirale di nebbia (che vede tra le attrici la musa di Truffaut, Claude Jade) e Malamore. Si ritirò presto dalla vita cinematografica attiva, per problemi di salute, ma seppe con le sue opere innovare, spingendo oltre la camera, esplorando senza pudori i corpi umani e la sessualità.
Un cinema d’autore per l’accuratezza dei dettagli, per la ricercatezza della fotografia, delle scenografie, per la scelta sempre calibrata delle musiche (in La Orca sperimenta le musiche elettroniche prodotte dal sintetizzatore e composte dall’allora in voga Federico Monti Arduini-Il Guardiano del Faro), ma che sa osare anche partendo da storie che, a prima vista, potrebbero sembrare banali, ma comunque radicate nel contesto sociale di quegli anni (anni settanta).
La storia è infatti la storia di un rapimento a fine di estorsione: una giovane studentessa viene rapita da una banda di squinternati, che la segrega in un casolare della provincia pavese e chiede un cospicuo riscatto al padre. Questi, tuttavia, non si lascia raggirare, costringendo la figlia a un prolungato sequestro ove dovrà subire le sevizie del gruppo di deliquenti.
Ma ciò che è singolare è il rapporto che si viene a costituire tra la ragazza (interpretata da una magnifica e bravissima Rena Niehaus) e uno degli aguzzini, un giovane Michele Placido.
Si tratta di una vera e propria sindrome di Stoccolma, come già avevamo visto ne Il portiere di notte della Cavani, ma con dei risvolti particolari.
L’amore tra carceriere e prigioniera è un amore morboso: Placido si lascia andare a molte fantasie erotiche che realizza a volte di soppiatto, altre volte apertamente; la ragazza non sembra turbata da questo comportamento, ma lo asseconda e lo stimola, salvo poi rinnegarlo nel finale.
È proprio il finale che ci sorprende perché rivela la natura ambigua della protagonista, e ne svela le pulsioni più profonde, sovvertendo le carte in tavola.
Vi è in nuce una critica di Visconti alla società, quasi che la gente semplice, debba fare i conti con l’ambiguità di certa borghesia altolocata, che ne approfitta della propria posizione per tenere un atteggiamento moralmente ambiguo.
È un sentire comune di certo cinema di quegli anni, basti pensare al cinema di autori come Aldo Lado, che tratteggia figure molto ambigue in pellicole come L’ultimo treno della notte.
I personaggi, seppur spesso macchiettistici, sono ben calibrati e costruiti, rifacendosi a degli stereotipi tipici del cinema di genere.
Le scene esplicite  consigliano la visione di questo film ad un pubblico adulto, e potrebbero comunque turbare i più sensibili.
Erotismo e critica sociale si intersecano regalandoci una pellicola che potrebbe richiamare per i suoi toni, (con i dovuti distinguo) il cinema messicano di Carlos Reygadas. Un cinema che cerca strade nuove nel panorama del film d’autore.
Francesco Carabelli


La Orca es un filme extraño. No por su tema o su significado, más bien por lo serio que toma una trama que no da para mucho, aún con eso, no se hace un filme aburrido, lento quizá, pero técnicamente pasable.
La Italia de los setentas vivía una época de criminalidad como en pocas fechas. Con la Brigada Roja ‘ocupando’ Italia en los setentas, todo a su alrededor cambió, incluido el cine. Es justo por esos años que van naciendo y reapareciendo géneros de acción y horror que de una u otra manera reflejan el momento que se vivía en la Roma. Los giallo, con un tono más slasher y en casos, sobrenatural tuvo como contraparte el llamado eurocrime o poliziotteschi, policías contra criminales que en la mayoría de los casos viajaban por varias partes de Europa para hacer el filme más exótico y en contadas ocasiones se les añadía elementos de comedia.
Es en estos tiempos cuando el filme de Eriprando Visconti (sobrino de Luchino Visconti) aparece en pantallas, y aunque el planteamiento de un secuestro parece un tema ‘natural’ de la época, el director decide añadirle mucho drama y resulta en un revoltijo superfluo de erotismo y un extraño síndrome de Stendhal.
El filme inicia con una mañana común, una chica sale de su casa para encontrarse con una amiga de la escuela al parecer. Por otro lado, un hombre llega en tren y asecha a su primera víctima: Un hombre que baja de su auto para dirigirse a otro lugar. Su auto desaparece en pocos segundos. El ladrón se reúne con otros tres hombres a lo largo del camino, pero no vemos la relación que tiene con ellos, no hay nada de diálogo y parecería algo que ellos ya han hecho antes por la naturalidad y monotonía con que actúan.
Tres de ellos van en el auto robado y secuestran, a pleno día a Alice (Rena Niehaus) rumbo al colegio. Gente a su alrededor logra ver la escena pero los criminales escapan a toda velocidad. En otra parte de la ciudad, otro hombre alista su camioneta para encontrarse con sus colegas después del secuestro y prestarles la camioneta, para así después dirigirse a la casa abandonada donde Alice pasará los siguientes días confinada.
Cada filme de secuestros, y más allá, la relación de la víctima con sus plagiarios, tiene algo diferente, lejos de ser algo predecible y que al final en la mayoría de filmes, los criminales tienen su merecido, en pleno desarrollo de la trama debe haber algo único que no se haya visto antes. Si se quiere llegar a extremos, puede agregársele un tono sobrenatural o un twist que defina al filme no por su subgénero sino por su elemento sorpresa. Desgraciadamente, Visconti intenta agregarle el tono sexual al filme, pero aunque eso llega quizá a definirse bien en la cinta, todo a su alrededor, incluyendo los demás personajes carecen de ese elemento no-predecible.
Incluso, el director sigue a uno de los plagiarios a su hogar, intentado ilustrar la vida detrás del hombre, pero esto no es solo innecesario sino que parece una excusa para tener otra escena sexual con su pareja. Ese personaje junto a los otros tres, están dentro de una mafia que por fuera distribuye cigarros a comercios, pero también en este ambiente, Visconti intenta darle el trasfondo de la corrupción, y aunque cumple denotando la historia de ese tiempo en Italia, en el filme tiene poca o nada de relevancia.
En la película, el tema central es Alice y su influencia sexual sobre sus secuestradores, pero específicamente sobre uno de ellos, el más joven llamado Michele (Michele Placido) quien es el que se queda en la casa cuidándola y alimentándola mientras los otros arreglan la propia extorsión y sus problemas personales con la mafia que los empleó para el acto.
Niehaus, de nacionalidad alemana y quien un año después del estreno del filme sería portada de Playboy Italia, en el papel de Alice exuda la sensualidad que la caracteriza y eso lo utiliza a su favor, tratando de hacer que su captor se enamore de ella, y no tarda mucho en lograrlo. Este elemento en sí luce, a primera vista con mucho potencial, y tomar el punto de vista de Alice, pero Visconti no lo hace, se enfoca más a sus captores dejándola a ella como una traidora que se muestra ya al final del filme. Sin duda es manipuladora, e incluso podría decirse que ella, la típica adolescente no comprendida por sus padres, le gusta ser abusada y atada, aunque llega a hartarse de ello y tarde o temprano tomará su decisión.
Pero como Alice, Michele parece ser un personaje complejo. No tarda mucho en tener una fijación por ella y lo que representa como mujer ‘esclavizada’. A él le gusta tenerla a su merced, entrar de noche mientras ella duerme, a desvestirla y tocarla. Tiene también, recurrentes sueños con ella que rozan lo surrealista, haciendo aún más grande su deseo de no separarse de ella y llegar a confiar, quizá demasiado, en Alice quien tiene sus propios planes.
La Orca, tiene un desenlace ya muy utilizado pero dentro de lo que cabe, muy realista. En los filmes de secuestros solo hay de dos: la protagonista la libra y los criminales son castigados o la capturada se les une y realmente no es la persona ‘buena’ que nos venden desde un inicio. Un filme que bien rompe con este esquema puede ser The Disapearance of Alice Creed con Gemma Arterton, filme cuyo final, es muy original, desgraciadamente no como el filme de Visconti. Su secuela Oedipus Orca, se centra en uno de los protagonistas, pero llega a ser más que innecesaria centrándose solamente en el libido de este y sin trama aparente. Sin embargo, por los dos personajes protagonistas y sus íntimos momentos de conversación, llega a ser atrayente, haciendo olvidar a la mayoría de la audiencia, que aquí hay un villano y una plagiada, aunque, quizá nos equivoquemos con ese adjetivo que le damos también a ella.
 
 
Argumento

Alice, una jovencita de familia pudiente, es secuestrada por tres individuos a las puertas de su instituto. Los raptores cambian de vehículo por el camino para evitar ser seguidos. Continúan en una furgoneta dirigiéndose a las afueras de la ciudad. Un control policial en la carretera les obliga a frenar. Los delincuentes temen que van a ser descubiertos, y los que se encuentran en la parte trasera con la chica ya preparan sus armas… Pero los agentes les dejan seguir tras ponerle una multa al conductor por exceso de velocidad.

Llegan a una vieja casa de campo abandonada, donde piensan retener a la muchacha hasta que sus padres paguen el rescate. El trío de secuestradores (que actúa por encargo) está compuesto por Gino, Paolo y Michele. El primero es el líder y el más mayor. Él está en contacto con los que han ordenado el secuestro. Por encima de Gino está un misterioso pianista ciego con el que se cita en un local para recibir instrucciones.

De los otros dos autores materiales del rapto, ninguno de ellos es un “profesional”. Paolo es un mecánico que esporádicamente se dedica al contrabando de tabaco y a otros pequeños delitos para ganarse un sobresueldo. Tiene necesidad de dinero rápido para pagar el tratamiento de su hija enferma. Su mujer nada sabe de sus actividades ilícitas. Michele, el más joven, es un pescador calabrés recién llegado al norte de Italia (donde se desarrolla la acción). No tiene antecedentes penales ni ninguna experiencia en “trabajos” de esa índole. Su misión consistirá en estar permanentemente al cuidado de la chica secuestrada. Los otros dos abandonarán la casa con frecuencia (Gino para recibir las indicaciones de los superiores, Paolo para ocuparse de su hija y atender los asuntos de contrabando) pero Michele es el único que, al no tener otros compromisos, habrá de vigilar a la chica sin moverse de la casa. Las noticias del exterior, así como las provisiones, las traerán sus compinches.

Alice está esposada con las manos atrás en una cama. Los secuestradores sólo se dejan ver ante ella portando un pasamontañas. Obligan a la chica a escribir una carta a su padre para que pague una suma de dinero a cambio de su liberación. Diariamente le hacen tomar píldoras calmantes para que se esté lo más quieta posible.

Mientras Gino y Paolo la tratan fríamente y con brusquedad, Michele comienza a sentir una atracción por la joven. También es quien más contacto tiene con ella. Como Alice siempre lleva las manos esposadas, Michele la debe conducir al baño… e incluso limpiarla cuando hace sus necesidades. Cuando la chica está dormida por los efectos de los somníferos que le hacen tomar, Michele se deleita contemplando y acariciando su cuerpo desnudo, desabrochándole la blusa y bajándole los pantalones.

Los días van pasando sin que el padre pague el rescate. Gino y Paolo se dejan ver cada vez menos en la casa. Gino se dedica a apostar grandes sumas en el billar, y pronto tiene problemas con la policía…

Estando Michele sólo en casa con la chica, ésta finge un ataque de nervios, gritando como posesa; de forma que Michele acude alarmado desde la sala adyacente sin pensar en ponerse el pasamontañas. De esa forma, ella le ve la cara, que hasta el momento siempre había escondido cuando estaba en su presencia. Michele se indigna inicialmente, pero ya nada puede hacer por ocultar sus sentimientos hacia Alice, está cada vez más enamorado de ella. La chica parece corresponderle, y le confiesa que en realidad no estaba dormida cuando él la desnudó para toquetearla – insinuando que le gustó.

Gino es llevado a comisaría por otro delito, y como lo ponen bajo vigilancia policial ya no puede desplazarse hasta la casa de campo sin peligro de delatar su implicación en el secuestro. Además, el comisario se entera de la multa que le pusieron por exceso de velocidad cuando conducía la furgoneta – El mismo día del secuestro y cerca de la casa donde retienen a la chica…

Paolo toma el relevo, yendo ahora él a recibir las instrucciones del pianista ciego intermediario entre los autores materiales del rapto y los jefes ocultos. Mientras tanto, como Michele y Alice están casi siempre solos, él comienza a relajar mucho las severas condiciones iniciales del secuestro – Incluso dejándola a veces sin esposas. Ella aprovecha para tomarse muchas confianzas, llegando a sugerirle que escapen juntos…

Continúa transcurriendo el tiempo sin que el padre de Alice pague el rescate, y los artífices del secuestro empiezan a impacientarse. Han amenazado con matar a la chica si no reciben el dinero. Y mientras tanto prosigue el idilio entre el “cuidador” y la secuestrada…

Comentario

El thriller que nos ocupa parte de un planteamiento sugestivo: Se trata de un secuestro donde el complejo de Estocolmo se inicia a la inversa. Chico pobre del sur, convertido en secuestrador por azar, se enamora de chica rica del norte a la que debe vigilar para la banda de raptores. Todo indica que también Alice se va afeccionando a su custodio… Pero ¿y si su supuesto amor sólo formara parte de una estrategia para escapar?

Pese al atractivo argumental, éste film no termina de cuajar. Una trama tan prometedora está bastante desaprovechada. Sobre todo en lo que respecta a los personajes de Gino y Paolo, que no están lo suficientemente trabajados. Podrían haber dado mucho juego, pero resultan casi superficiales. La sub-trama de la hija enferma de Paolo (que le “empuja a delinquir” para ayudar a su familia) termina siendo vacía e incluso confusa (pues cuando Paolo visita a “su” mujer, descubriremos que ella es realmente la esposa de otro amigo suyo que se fué a trabajar a Brasil – ¿?)

Éste trío de secuestradores nada tiene que ver con los salvajes y psicopáticos “Perros rabiosos” (1974) de Mario Bava. Se echa también de menos una mejor banda sonora.

En la película abundan las escenas de carácter sexual, lo que la aproxima al softcore. El título “La orca” hace referencia a la costosa marca de la blusa que lleva la chica secuestrada, así como al hecho de que Michele era un humilde pescador en su Calabria natal (una metáfora para el planteamiento, común en películas italianas, de “chico pobre del sur que se enamora de chica rica del norte”).

Michele Placido, quien en la década siguiente alcanzaría la celebridad interpretando al comisario Cattani en „La Piovra“, da vida a su tocayo en el film. Alice está interpretada por la alemana Rena Niehaus. Se supone que es una adolescente, pero la actriz ya tenía 22 años en el momento del rodaje. Flavio Bucci, uno de los delincuentes en “L´ultimo treno della notte” (Aldo Lado, 1975) es Paolo. Bucci también aparece en un papel secundario en “Suspiria” (Dario Argento, 1977).

El director Eriprando Visconti, perteneciente a la aristocracia milanesa, era un sobrino del también cineasta (y más famoso) Luchino Visconti. “La Orca” contaría con una secuela (“Oedipus Orca”), estrenada al año siguiente.

FHP, septiembre 2016
https://alucinecinefago.wordpress.com/2019/05/30/la-orca-eriprando-visconti-1976/


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