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lunes, 31 de enero de 2011

Film d'amore e d'anarchia, ... - Lina Wertmüller (1973)


TÍTULO Film d'amore e d'anarchia, ovvero 'stamattina alle 10 in via dei Fiori nella nota casa di tolleranza...'
AÑO 1973
IDIOMA Italiano
SUBTITULOS Español (Separados)
DURACIÓN 120 min.
DIRECTOR Lina Wertmüller
GUIÓN Lina Wertmüller
MÚSICA Nino Rota & Carlo Savina
FOTOGRAFÍA Giuseppe Rotunno
REPARTO Giancarlo Giannini, Mariangela Melato, Eros Pagni, Pina Cei, Elena Fiore
PRODUCTORA Euro International Film (EIA)
PREMIOS
1973: Festival de Cannes: Mejor actor (Giancarlo Giannini)
GÉNERO Drama. Romance. Comedia | Comedia dramática. Años 30

SINOPSIS Italia, años 30. Un desconocido llega a un burdel romano. Salomé, prostituta y anarquista, lo presenta como su primo Antonio Soffiantini, comúnmente llamado Tunin. En realidad, es un campesino que ha llegado a Roma para matar a Benito Mussolini, pero su actitud política nunca es definida claramente. Además, no parece identificarse con esas opiniones revolucionarias feroces con las que Salomé se presenta. En la atmósfera erótica y libre del burdel, Tunin espera el día del asesinato... (FILMAFFINITY)

Enlaces de descarga (Cortados con HJ Split)
Subtítulos (Español)

Acerca del amor y de la anarquía
Sobre Film d´Amore e d´Anarchia de Lina Wertmuller

Lina Wertmuller procura darle un vistazo cinematográfico al espinoso tópico de las relaciones humanas y la militancia en su clásico Film d´Amore e d´Anarchia de 1973. Se trata de una suerte de tragicomedia mezcla de ficción histórica enmarañada del contexto social que rodeó al régimen fascista de Mussolini y de aquella escuela de comedia italiana de los sesentas y setentas. El resultado es muy alentador pues supo desacralizar, incluso, la santa militancia anarquista italiana para ofrecernos un vistazo a veces descarnado y a veces malicioso. Lo humano, en relación al anarquismo, queda al descubierto en el desarrollo de temas como el amor y la militancia, la prostitución y la mujer-objeto, el fascismo y lo tocante en relación al anarquista dinamitero-asesino (en este caso con arma de fuego).
Wertmuller parte de hechos concretos: los varios intentos de asesinar a Mussolini por cuenta y riesgo de anarquistas como Michele Schirru u otros intentos antifascistas de hombres como Anteo Zamboni, víctima de una turba fascista en 1926. Tonino es el personaje principal de ficción, interpretado impecablemente por Giancarlo Giannini, que guardaría sus recuerdos de infancia cuando escuchaba las conversaciones de los adultos refiriéndose al anarquismo, uno de ellos es Michele Sgaravento, cuyo idealismo marcaría al joven Tonino. Años más tarde, el asesinato de Sgaravento a manos de los fascistas, que acaba con su objetivo de matar a Mussolini, provoca en Tonino, ya maduro, el deseo de vengar la muerte de su mentor: jura consumar el atentado inconcluso. Salomé, prostituta a la vez que vivaz anarquista, es la compañera que lo ayudará a cumplir semejante empresa. Desde aquel burdel, el de Salomé, Tonino dispararía con una bala con las iniciales: B. M. Solamente habría que esperar el día indicado, cuando el duce pase por la avenida aledaña para efectuar la solemne misión. Salomé se convierte en pieza clave al contar dentro de su “selecta” clientela con el burócrata fascista Spatoletti quien le da información importante para la concreción del atentado. Este personaje caricaturizado adrede y con no pocos momentos de absurdo pavoneo machista parece ser parte de la arquitectura fascista mastodóntica que domina las secuencias cuando éste pretende esclarecer su credo. Lo que sí sería cierto y que muchos críticos de la película aclaran es que la descripción de este fascista prototípico no ayuda mucho a clarificar la forma en que la agitación anarquista de fines del siglo XIX y principios del XX fue abortada por fascistas que astuta, y trágicamente, adoptaron elementos importantes de la atracción que ejercía el anarquismo para la clase obrera. Por ejemplo, el propio Mussolini convirtió, hasta hacerla irreconocible, la concepción antiestatista del sindicato expuesta por George Sorel en un corporativismo fascista ultraestatista.


Al avanzar la película uno cae en la cuenta de que el meollo central del asunto se llama Tripolina, la prostituta de la que se enamora Tonino, lenta pero progresivamente, y que acusaría el clímax final de la ficción; además de motivar el tema central de la película. Amor y anarquía entrarían en conjunción al horizonte inmediato del protagonista Tonino cuya estrechez mental no solo no alcanzaría a conocer, menos aún comprender, los postulados anarquistas sino que no lograría visualizar una solución real a la problemática de sus mundanos celos en relación a la prostitución. He ahí otro tópico espinoso que con lírico sarcasmo logra abordar Wertmuller. La opinión anarquista sobre la prostitución sufrió gradualmente un cambio radical; para el misógino Proudhon, la prostituta se transformó en el decididamente negativo modelo para cualquier mujer emancipada, mientras que Emma Goldman llegó a la conclusión de que el “tráfico de mujeres” no era una aberración moral, sino algo emblemático de la esclavitud laboral capitalista. En cuanto a la cineasta italiana, ella no asume un rol pedagógico o moral sino que nos tiende una mirada lasciva del asunto. Tonino no cuestiona abiertamente en ningún momento la condición de aquellas mujeres, se limita a observarlas casi desinteresadamente. Pudiera parecer aquella clandestinidad sexual como una extensión de la propia clandestinidad política del protagonista. Pero incluso esos pasajes de comedia y guiño malicioso logran dejarnos algo: detrás de aquellas tristes canciones, bocas pintadas y espejos ovalados casi no hay esperanza, es todo tristeza. La prostitución se asume con triste desesperación tanto como se asume la misión por parte de Tonino.
Tonino no lograría remediar los problemas que le afligen: aceptar el triste empleo de Tripolina para amarla completamente y tener la sangre fría suficiente para no ser sólo un espantajo –o una farsa- de “maníaco tirabomas” con revólver. La película concluye con algunos momentos de comedia negra afinada con precisión. Tonino después de confesarle sus verdaderos propósitos políticos a Tripolina, confía en ella tanto como de Salomé, para que cumplan la célebre misión de despertarlo a la hora indicada para el atentado. Ellas no lo hacen. El, al despertarse y darse cuenta de lo inevitable, pues se convierte en un manojo de nervios, las golpea, pretende herirlas, acción monumentalmente absurda, llamándolas: “¡putas!” e intenta, en forma suicida y jocoseria, cometer su asesinato a toda costa. Un desmesurado sentimiento de fracaso no logra convencerlo de que los policías dentro del burdel sólo hacían una inspección de rutina. Carga contra ellos y logra dispararles. Su huida corona la tragicomedia, después sería torturado por los fuertes brazos del fascismo que se mostrarían implacables y finalmente tendría un previsible final.
En algún momento se le presentaron dos caminos a escoger a Tonino, a saber: el amor o la anarquía. No es que haya sido evidente o que alguien lo haya presionado para escoger uno u otro camino pero, de todos modos, al final no hubo decididamente una respuesta a la pregunta implícita. Y es que ya desde el momento en que se nos presenta una disyunción parecida algo anda mal. Es como cuando, en una asamblea libertaria se decide a voto, cuando se llega a eso, es que algo está fallando. No se puede decidir en esos términos. Lo mismo sucede con los fines políticos que uno persigue, las ideas que uno tiene y los sentimientos más humanos. ¿Por qué habría uno que escoger? Si es así, es que hay una especie de infiernización de la vida, la propia anarquía se construye a partir de lo cotidiano, de la relación de una persona a otra, si lo llamas amor o como sea, pues perfecto, con tal que no llegues a lo superficial y tonto de una relación convencional. Si uno no está preparado para entender cosas como ésta, pues tendrá un final parecido al de Tonino o una vida de tragicomedia, engañado siendo, como Tonino, un asesino anarquista encantadoramente incompetente o algo parecido. Y no me hablen de amor libre; porque, como dijera Rafael Barret, “sino es libre no es amor”.
Lucho Desobediencia
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Film d’amore e d’anarchia reca il lungo sottotitolo: Ovvero “Stamattina alle 10 in via dei Fiori, nella nota casa di tolleranza…”, al tempo una vera e propria moda, marchio di fabbrica per una regista di commedie grottesche e politicamente impegnate come la Wertmüller.
In sintesi la trama. La storia è ambientata nel 1932, in pieno ventennio fascista, con ricchezza di particolari scenografici e dettagli inerenti la vita quotidiana. Il protagonista è Antonio Soffiantini (Giannini), detto Tunin, un incolto contadino lombardo che assiste all’uccisione di un compagno anarchico da parte del carabinieri e decide di andare a Roma ad ammazzare Mussolini. Tunin conosce Salomè (Melato), la prostituta più ricercata e affascinante del bordello gestito da Madame Aida (Cei), amante di un anarchico, che aiuta il contadino a compiere l’attentato. Salomè spaccia Tunin per un cugino, lo ospita nel bordello, va a letto con lui senza chiedere denaro, si affeziona all’uomo, anche se l’amore non fa parte della sua vita. In compenso Tunin si innamora della tripolina (Polito), una giovane prostituta napoletana, la difende dalle offese di un arrogante gerarca fascista (Pagni), si fidanza con lei e insieme sognano il matrimonio. Tunin quando arriva il
giorno dell’attentato si sveglia tardi - per colpa delle due prostitute che non vogliono che vada a farsi ammazzare - e si fa prendere da un attacco di follia perché viene meno a un impegno d’onore.
Tunin impugna una pistola, scende le scale e si mette a sparare contro una pattuglia di carabinieri che sta compiendo un controllo di ordine pubblico nel bordello di Madame Aida. Grida: “Volevo ammazzare Mussolini!”. L’uomo viene arrestato, picchiato a sangue dalla polizia politica, ucciso a botte in cella, ma la sua morte viene fatta passare per un suicidio con la collaborazione della stampa compiacente.
Lina Wertmüller scrive, sceneggia e dirige un film politico, antifascista, memoria storica di un periodo assurdo della storia italiana, ancora oggi utile e ricco di spunti interessanti. La vita all’interno di una casa di tolleranza è la cosa più riuscita della pellicola, perché la regista realizza un contenitore di dialetti e situazioni, complesso da decifrare, ma realistico. Molto prima di Tinto Brass e del suo Paprika (1991, più spinto sul lato erotico), viene analizzata la vita di un bordello, i rapporti tra donne, le frequentazioni dei clienti, i caratteri delle prostitute. La tematica viene giudicata pericolosa da una censura bigotta e reazionaria e costa al film un assurdo divieto ai minori di anni quattordici. La lunga sequenza del pranzo nel bordello è un piccolo capolavoro. Uno sconvolto Giannini mangia in silenzio mentre prostituite di ogni regione italiana parlano usando il loro dialetto. Giancarlo Giannini è bravissimo a costruire una maschera di mutismo, genuinità, paura, rassegnazione, amore, contenuta nelle espressioni immutabili di Tunin.
Vince con pieno merito la Palma d’Oro a Cannes. Mariangela Melato è una credibile prostituta bolognese (si doppia da sola in un dialetto che non è il suo), grande attrice capace di esprimere sensualità, determinazione, dolcezza e passione. Salomè è la vera donna forte della storia, prende decisioni, difende, lotta e - solo quando non resta altro da fare - grida, accusa, si dispera. Lina Polito recita in napoletano la parte della Tripolina, prostituta dolce e innamorata che vorrebbe andarsene con il suo uomo, mentre cerca di difenderlo da una storia più grande di lui. Eros Pagni (doppiato) è la macchietta del fascista toscano, sciupafemmine, frequentatore di casini, arrogante, stupido, innamorato del duce, picchiatore di socialisti. Brava anche Pina Cei nei panni della rigida e interessata maïtresse. Enrica Bonaccorti, giovanissima, è una delle prostitute, come Anna Melato (sorella di Mariangela), che ci delizia con un paio di intermezzi musicali. Nel cast apprezziamo pure Anna Bonaiuto, un’altra prostituta.
Film d’amore e d’anarchia ci porta in pieno periodo fascista, la regista ambienta con grande capacità la storia in una Roma degli anni Trenta, tra vicoli angusti e spaccati d’epoca, ricostruisce il rapporto tra gli italiani e le case di tolleranza, raccontando una grottesca storia d’amore dai risvolti drammatici. Commedia all’italiana, in fondo, ma corretta con la regola Wertmüller, composta da un mix di originalità, satira di costume, femminismo e messaggio politico.
Formidabile la colonna sonora di Carlo Savina con pezzi d’epoca firmati Nino Rota. Paolo Mereghetti non è entusiasta, ma non ama il cinema della Wertmüller. Due stelle: “Storia di una presa di coscienza annacquata (come sempre nei film della regista) da troppi cedimenti all’istrionismo degli attori e da un sguaiataggine che qui appare solo un po’ più controllata. Comunque è uno tra i migliori film della Wertmüller che firma anche la sceneggiatura”. Conferma le due stelle Morando Morandini (tre di pubblico): “Ghignante quadro di costume. È un’opera ideologicamente equivoca perché il suo contenuto evidente (l’antifascismo) è in contraddizione con il suo contenuto latente (una mescolanza di sentimentalismo e volgarità). Come la bricconata conclusiva mostra, la sua mancanza di rigore rasenta l’isterismo. Attori ineccepibili”. Tre stelle per Pino Farinotti, che ristabilisce il giusto senso delle cose, non confonde tra cinema e ideologia, ma giudica secondo il reale valore un storia ben raccontata.
Il film è stato sceneggiato per il teatro dalla regista, interpretato da Elio (del gruppo Elio e le Storie Tese) e Giuliana De Sio per i due ruoli principali. Tra le canzoni più suggestive che ascoltiamo durante la pellicola, frutto di una ricerca nella tradizione popolare anarchica, ricordiamo Canzone arrabbiata (Nino Rota), cantata da Anna Melato e già sentita in Fantasmi a Roma (1961). Anna Melato, sorella di Mariangela, discreta attrice e buona cantante, interpreta anche Antonio Soffiantini detto Tunin, mentre Ninna nanna e Canzone appassionata sono cantate da Isa Danieli.
Due parole sulla regista. Lina Wertmüller (Roma, 1928) è lo pseudonimo di Arcangela Wertmüller von Elgg, comincia dal teatro con Garinei e Giovannini, entra nel cinema nel 1953 come assistente di Grottini (E Napoli canta) e subito dopo aiuto regista per Fellini ne La dolce vita e Otto e mezzo.
Regista e sceneggiatrice radiofonica, ma anche regista televisiva (Canzonissima). Il suo primo film è I basilischi (1963), “satirico e grottesco, sulla falsariga dei Vitelloni”, secondo Roberto Poppi.
A parte lavori commerciali come il film a episodi Questa volta parliamo di uomini (1965), Rita la zanzara (1965) e Non stuzzicate la zanzara (1966), ottiene il primo grande successo con Mimì metallurgico ferito nell’onore (1972), che bissa con Film d’amore e d’anarchia (1973). La sua cifra stilistica è una comicità grottesca condita di messaggi politici, satira sociale, femminismo e tematiche dissacranti. Un suo successo televisivo è Il giornalino di Gian Burrasca con Rita Pavone (1965) che tutti noi ragazzi degli anni Sessanta abbiamo visto. Inventa la coppia comica Giannini - Melato, con cui realizza alcune pellicole indimenticabili, anche se la migliore resta Travolti da un insolito destino nel’azzurro mare d’agosto (1974), con lo scontro borghesia - proletariato che si stempera in un’isola deserta e diventa persino amore. Altri titoli: Tutto a posto niente in ordine (1974), Pasqualino Settebellezze (1975), La fine nel mondo nel nostro solito letto in una notte di pioggia (1978), Fatto di sangue tra due uomini per causa di una vedova (1978), Notte d’estate con
profilo greco, occhi a mandorla e odore di basilico (1989) e Io speriamo che me la cavo (1992), interpretato da Paolo Villaggio. Lina Wertmüller è sempre attiva per la televisione (Mannaggia alla miseria, 2009, è il suo lavoro più recente), anche se il suo ultimo film per il cinema (Peperoni ripieni e pesci in faccia, 2004), nonostante abbia tra gli interpreti Sophia Loren, è stato poco distribuito e l’hanno visto in pochi. Un flop precedente è l’idea di riproporre la coppia Giannini - Melato interpretata da Solenghi e Piovetti (non è proprio la stessa cosa) in un deludente Metalmeccanico e parrucchiera in un turbine di sesso e politica (1996). David di Donatello alla carriera nel 2010. Meritato, per originalità e impegno.
http://cinetecadicaino.blogspot.com.ar/2013/01/film-damore-e-danarchia-1973.html


6 comentarios:

  1. Muchísimas gracias!

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  2. Con que programa se abren los archivos. Gracias.

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  3. Un millón de gracias !!!.... años buscando está excelente película.

    y mis felicitaciones por tan maravilloso blog... no me canso de ver la grandiosa colección que están publicadas... me voy a dar banquete !!!

    Saludos

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