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viernes, 30 de marzo de 2012

EXTRA: Opera > La Boheme - Giacomo Puccini (1989)

A mi amigo Manucho (A.M.A.)

TITULO ORIGINAL La Bohème
MUSICA Giacomo Puccini
LIBRETO Giuseppe Giacosa, Luigi Illica
IDIOMA Italiano
SUBTITULOS Español (Incorporados)
AÑO 1989
SAN FRANCISCO OPERA
DIRECTOR GENERAL
Lotfi Mansouri
CONDUCTOR Tiziano Severini

Mimi...Mirella Freni
Rodolfo...Luciano Pavarotti
Marcello...Gino Quilico
Colline...Nicolai Ghiaurov

Enlaces de descarga (Cortados con HJ Split)

Libreto bilingue (Italiano/Español)

La Bohème es una ópera especial, al menos lo es para mí, pocas hay que tengan tal calidez. Es una ópera que emociona, y mucho, en la que los caracteres de los personajes están trazados cuidadosamente con gran ternura. No hay héroes, se representan temas universales: la juventud, la amistad, el arte como modo de vida, la pobreza, el amor, la muerte. Y el retrato de los personajes es el de su mundo interior, el de la intimidad de sus sentimientos recogidos de manera precisa con gran lirismo.
Con mucho de autobiográfico, el libreto está basado en la novela de Henry Murger "Scènes de la vie de Bohème". Fue Leoncavallo quien le propuso musicar el tema. Puccini, que no conocía la novela, pensó que no era suficientemente buena y no prestó ninguna atención a la propuesta de su amigo. No obstante, al comenzar Leonvavallo la escritura de su propia Bohème, Puccini anunció el proyecto de componer la suya. Entre ambos músicos surgió una reñida rivalidad. Puccini trabajaba tan rápido como sus libretistas, Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, de modo que estrenó la obra antes que Leoncavallo terminara la suya.
Puccini era un hombre difícil y exigente (en la casa Ricordi le llamaban el “Dux”). Llevó a los libretistas hasta el límite de su capacidad y de su paciencia modificando una y otra vez las escenas hasta conseguir una continuidad en la narración de la que carece la novela. Se podría representar en el teatro hablado y admiraríamos su desarrollo, la naturalidad con la que se mueven y hablan sus personajes. Si a esto le sumamos la excepcional música que supo componer Puccini, nos encontramos ante una de las óperas más exquisitas de la historia.
Y para quien no la conozca, a muy grandes rasgos, se trata de un grupo de amigos, todos ellos artistas bohemios que viven despreocupados y alegres en la más absoluta precariedad. Los dos personajes femeninos sostienen sendas historias de amor: la seductora Musetta, una mujer libre que se nos retrata como coqueta y caprichosa pero de buen corazón mantiene una relación amorosa de desencuentros y celos con el pintor Marcello, y la gentil Mimì, indefensa ante su destino, condenada desde el principio por su enfermedad, quien finalmente muere en brazos de su amante, el desesperado Rodolfo.
Aunque Puccini prefería un director conocido, aceptó la recomendación de Ricordi de elegir al joven director musical Arturo Toscanini. Su estreno, en el Teatro Regio de Turín en 1896, tuvo un éxito más bien tibio, a excepción de un crítico que destacó “la eficaz mezcla de comedia y patetismo, su afortunada combinación de sonrisas y lágrimas."


MIMI, una joven costurera y florista (soprano)
RODOLFO, poeta (tenor)
MARCELLO, pintor (barítono)
MUSETTA, una joven “grissette” (soprano)
COLLINE, filosofo (bajo)
SCHAUNDARD, músico (barítono)
BENOIT, el casero (bajo)
PARPIGNOL, vendedor de juguetes (tenor)
ALCINDORO, protector de Musetta (bajo)


Acto I – La acción transcurre en París, en una buhardilla del Barrio Latino que comparten cuatro amigos. Es pleno invierno, como puede verse a través del amplio ventanal. Marcello y Rodolfo tratan de encender la estufa quemando los escritos del poeta. Entran Colline y Schaunard que ha conseguido provisiones y dinero.
El vertiginoso concertante se detiene con la entrada de Benoît que reclama el alquiler atrasado. Después de librarse del importuno casero, deciden ir al café Momus. Solo Rodolfo se queda en la buhardilla para terminar un artículo. Mimí llama a la puerta, momento que subraya la música. Se apagan las velas y el ambiente se desvanece, la buhardilla y el frío han dejado de existir; la música congela el tiempo en este maravilloso duetto y subraya la extremada ternura surgida entre ambos O soave fanciulla, o dolce viso di mite circonfuso alba lunar, in te ravviso il sogno ch´io vorrei sempre sognar!(Oh, pequeña dulce muchacha, Oh, dulce visión, con la luna bañando tu bonita cara, en ti veo el sueño que siempre quise soñar!) Y con ese exaltado “amor... amor... amor...” que ambos cantan salen de la buhardilla.

Acto II – En el bullicio del Barrio Latino, Rodolfo y Mimì se reúnen con sus amigos en una terraza del Café Momus. La orquesta les acompaña volviéndose más melódica. Lo que sigue es una escena hábilmente resuelta desde el punto de vista musical, un mosaico de elementos contrastantes y yuxtapuestos: Rodolfo presenta a Mimì, Colline pronuncia un “discurso de admisión” en el círculo de amigos y se escucha al vendedor de juguetes seguido de un coro de niños Ecco i goicattoli de Parpignol! (¡Ya están aquí loa juguetes de Parpignol!). El momento culminante es la aparición de Musetta, acompañada de Alcindoro, que trata de ganar de nuevo el afecto de Marcello. A los tensos comentarios de estos, se suman los divertidos de Colline y Schaunard y las exclamaciones de la multitud, mientras Rodolfo y Mimì se aíslan en sus líricas frases amorosas. Tal vez confunda un poco el que los distintos personajes canten todos al tiempo, no como es habitual ajustándose a una estructura melódica, sino cada uno centrado en sus propios diálogos, como si ninguno escuchara al otro. Pero, musicalmente, es una escena fascinante.
El delicioso vals Quando men vo’ soleta per la via (Cuando voy solita por la calle), una pieza elegante y sinuosa, llena de reticencias, define a la insinuante Musetta. De nuevo el espacio y el ruido se desvanecen y toda la atención está en ella y en Marcello que, finalmente sucumbe y se adueña del tema del vals. Mientras se atenúa la melodía, vuelve a ocupar el primer plano la multitud. Aprovechando la algarabía, el grupo de amigos se va, junto con Musetta, dejando el pago de la cuenta a Alcindoro “con su saludo”.

Acto III – Ha transcurrido un año. Mimì se encuentra en los arrabales de la ciudad una gélida madrugada de febrero, en ese especial momento del alba cuando la luz confiere un aspecto todavía más frío a los objetos y a los paisajes. La extensa introducción musical es uno de los mejores momentos de la ópera. Un larguísimo trémolo de los violonchelos y un fondo formado por las notas Re-La componen una especie de rumor sordo e ininterrumpido sobre el cual se estructuran los repetidos bicordios de las flautas y el arpa. Hay un brusco acorde de toda la orquesta y un breve silencio. Entran los arcos, con sordina, se mantiene un Re... los primeros violines pianissimo un Mi... después un Fa... y muy lentamente entonan el tema Mi chiamano Mimì del que habíamos oído las notas en el primer acto.
Rechazada por Rodolfo, Mimì ha ido a pedirle ayuda a Marcello, que ahora vive con Musetta. Rodolfo que había llegado antes, se despierta y sale buscando a Marcello para explicarle los motivos por los que ha abandonado a Mimì que, entre tanto, se esconde para no encontrarse con él. Rodolfo sabe que Mimì está muy enferma y teme por ella, la fría habitación en la que viven está minando su salud, tiene que buscarse un amante que pueda ofrecerle mejores condiciones de vida.
Un repentino acceso de tos delata la presencia de Mimì. Comienza aquí la desoladora escena de despedida, una sucesión de delicados motivos sobre los que se desarrolla el dúo Addio, sognante vita... (Adiós, vida de ensueño...) Hacia el final del cuadro, se suman Marcello y Musetta, embarcados ellos en un adiós muy diferente - Vipera! – Rospo! – Strega! (- ¡Vívora! – - ¡Sapo! - ¡Bruja!) pero igualmente melancólico en su profunda tristeza.

Acto IV – De nuevo en la buhardilla, así lo afirma la orquesta que repite el apunte rítmico del principio, los solitarios Rodolfo y Marcello lamentan sus amores perdidos. Aparecen Schaunard y Colline trayendo unas exiguas provisiones. La música intenta repetir la alegre marcha del comienzo de la ópera. Un acorde fortíssimo introduce a Musetta quien, mientras suena un vibrante trémolo, anuncia C’è Mimì che mi segue e che sta male (Mimì viene detrás de mí y está enferma).
Cuando entra Mimì la música empieza a tejer un sutil entramado de evocaciones y recuerdos. Mientras Mimí evoca el tiempo pasado, los demás tratan de ayudar. Colline decide empeñar su abrigo: Vecchia zimarra, senti (Vieja zamarra, escucha) es el único aria escrita para un bajo de toda la producción pucciniana.
Vuelven todos y se dan cuenta de la inminente muerte de Mimì. La música se disuelve lentamente. Mientras Rodolfo llora, sólo se oyen los acordes del arpa y de tres violas. Después no queda casi nada más que las largas notas sostenidas del clarinete bajo. Mimí ha muerto, pero Rodolfo aun no lo ha advertido. Marcello le abraza Coraggio! Y con el grito desesperado de Rodolfo Mimì...! y tres acordes a tutta forza de la orquesta finaliza la Bohème.
http://www.cine-clasico.com/foros/viewtopic.php?f=66&t=9427&sid=475ec04689931fe489ea4311fb836901


1 comentario:

  1. Es una verdadera lastima no poder admirar esta obra por las restricciones que presenta la difusión por medios virtuales actualmente.
    Igualmente presento agradecimientos por mantener tan grato espacio y el trabajo que amerita.

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