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miércoles, 17 de agosto de 2011

La leggenda del santo bevitore - Ermanno Olmi (1988)


TÍTULO La leggenda del santo bevitore
AÑO 1988 
SUBTITULOS Si (Separados)
DURACIÓN 127 min.
DIRECTOR Ermanno Olmi
GUIÓN Ermanno Olmi & Tullio Kezich (Relato: Joseph Roth)
MÚSICA Igor Stravinsky
FOTOGRAFÍA Dante Spinotti
REPARTO Rutger Hauer, Anthony Quayle, Sandrine Dumas, Dominique Pinon, Sophie Segalen, Jean-Maurice Chanet
PRODUCTORA Coproducción Italia-Francia
PREMIOS Venecia: León de Oro
GÉNERO Drama

SINOPSIS Andreas es un vagabundo más de los tantos que habitan bajo los puentes de París. Cuando recibe de un desconocido la suma de doscientos francos, con la única condición de devolverlos como ofrenda a la imagen de una santa, iniciará un peregrinaje físico y espiritual para ser digno de la bondad recibida. El italiano Ermanno Olmi (El Arbol de los Zuecos) dirige esta fábula sobre la redención y la dignidad personal protagonizada por Rutger Hauer (Blade Runner), quien hace un papel muy diferente a sus habituales héroes o villanos de acción. (FILMAFFINITY)

Enlaces de descarga (Cortados con HJ Split)


"La leggenda del santo bevitore" (La leyenda del santo bebedor), de Ermanno Olmi (1988), sobre un relato del escritor Joseph Roth, combina una de las principales pesadillas de Kafka (la imposibilidad del cumplimiento de un objetivo muy deseado y que parece asequible y normal) con el catolicismo. Uno puede encontrar allí a un Kafka católico, donde Thérèse de Lisieux, también conocida como Santa Teresita del Niño Jesús, reemplaza al Castillo que el agrimensor Jose K. quiere alcanzar sin conseguirlo. O recuerda a la Ley, del breve relato "Ante la Ley", donde un campesino quiere llegar a ella y nunca lo logra.
O mejor, el marco de la historia de "La leggenda del santo bevitore" es kafkiano; no así los personajes. Esto vale aunque el texto en que se basa la película de Olmi no lo haya escrito Kafka, lo haya escrito Roth.
 Una vez más, Andreas Kartak recibe dinero para saldar su deuda con Santa Teresita
Andreas Kartak (Rutger Hauer) es un hombre que trata de olvidar. Quizá bebe por eso. Mató accidentalmente a un amigo en una disputa por una mujer. Entonces era minero. Presumiblemente su crimen lo convirtió en un marginal. Hoy en día duerme bajo los puentes que cruzan al Sena, envuelto en diarios, y presumiblemente come de la basura. Es también un gran bebedor. La historia que presenta la película abarca los últimos días de su vida.
Un día, caminando por la orilla del Sena, un hombre mayor se le acerca y le da doscientos francos. Le dice que por favor los acepte porque Andreas los necesita. Le pide que cuando esté en condiciones, si desea restituir el dinero, no se lo devuelva a él, sino que vaya a la iglesia de Sainte-Marie des Batignolles, donde hay una escultura de Santa Teresita de la que es devoto, y se los de al sacerdote. A partir de allí Andreas recibirá otras tres veces dinero de manera milagrosa, pero no logrará saldar su deuda originaria con la santa.
El anciano le dio doscientos francos justos. Enseguida que los recibe Andreas consigue un trabajo de dos días y gana doscientos francos. Ya está en condiciones de devolver el préstamo. Va el domingo a la iglesia, pero cuando se dispone a entrar se encuentra con un antiguo amor (la mujer por la que accidentalmente mató), y gasta con ella lo que pertenecía a Santa Teresita.
Poco después encuentra dinero en una billetera usada que compró. Pero es robado por una mujer que conoce en un hotel, con la que pasa dos días. Y cuando va a la iglesia a devolver el préstamo, porque le han quedado doscientos francos, que tenía guardados aparte y la ladrona no encontró, un antiguo compañero de la mina donde había trabajado le miente que debe doscientos francos, y Andreas bondadosamente se los da, no pudiendo nuevamente honrar el compromiso.
Reaparece el hombre que le había dado dinero por primera vez y le vuelve a dar doscientos francos. Pero esta vez dice no conocerlo. Niega que le haya dado dinero antes. Andreas se propone ir a devolver el dinero, pero termina gastándoselos en bebida, en una taberna.
Camino de la iglesia sin dinero, un policía lo llama para devolverle una billetera que no es de él. Andreas la acepta porque está en Francia de manera ilegal y teme decir que no es suya. En la billetera encuentra doscientos francos. Entra en una taberna. Se siente mal. Entonces tiene un encuentro con la santa. Es el segundo que tiene (el primero tuvo lugar bajo un puente), aunque no está claro si efectivamente lo tiene o lo imagina. Tampoco resulta fácil decir si esta vez consigue devolver el dinero; quizá no. Porque muere dentro de la iglesia, debido al reiterado exceso de bebida, frente a una niña que lo mira desde lejos y él cree Santa Teresita. Pero con los doscientos francos en la mano, sin entregarlos.
A lo largo de estas peripecias Andreas encuentra a tres personas de su pasado. Una mujer que amó, un amigo de la infancia, que ahora es un famoso boxeador, y un antiguo compañero de las minas, taimado y aprovechador. Y hay tres personas que le dan dinero: el hombre mayor, la vendedora de la billetera, y el policía. También encuentra en su deambular rostros anónimos bondadosos, como el sastre y su mujer, que lo contratan para trabajar en una mudanza, y otros sórdidos, como el del dueño de la taberna donde puede pasar la noche bebiendo y durmiendo volcado sobre la mesa. Una taberna con clientes estáticos y mudos, instalados en su intoxicación, con la luz apagada, diseñada siguiendo el modelo de los fumaderos de opio.
 Andreas Kartak de espaldas - sólo se ve un poco de su nuca y el respaldo de la silla donde agoniza al centro y abajo de la foto - frente a la visión de Santa Teresita, que llega hasta él en un rayo de luz más intensa
La acción se ubica presumiblemente en los años veinte, pero por momento se ven autos que corresponden a épocas muy posteriores (Peugeot 403, Peugeot 404, autos modernos). Lo mismo con los personajes. Los centrales están vestidos y arreglados de acuerdo con los años veinte. Pero los peatones, especialmente un hombre que anda en patines por la calle y le indica a Andreas dónde está la iglesia, corresponden a la época en que se filmó la película.



El marco de tipo iterativo de la historia, que repite una y otra vez la misma situación, promueve la creación de personajes que son también piezas mecánicas, que tienen por función engañar perpetuamente a Andreas Kartak. Darle la oportunidad de saldar su deuda (por ejemplo el sastre y su mujer, el anciano que le da el dinero) y frustrarla (el antiguo amor, el minero). Los personajes lo confunden, lo trampean. Como las percepciones equívocas y distorsionadas de un bebedor. La misma ayuda de los doscientos francos iniciales es una trampa. Un caballo de Troya. Porque le crea una obligación que nunca podrá satisfacer (o tal vez que satisfizo sólo al final). El carácter de artificio de los personajes se hace explícito con la segunda aparición del hombre mayor que le da dinero a Andreas. Esta vez niega haberle dado dinero antes ni conocerlo. Por supuesto Ermanno Olmi no se propone presentar un personaje que olvida lo que hizo o que miente. No importa la psicología en este caso. Tampoco usó al mismo actor en dos papeles diferentes para ahorrarse unos honorarios. Con esta ruptura del verosimil el director subraya de algún modo el carácter de máquina que tiene la historia. La música de Stravinsky colabora al enrarecimiento de la película. Obviamente estos efectos cinematográficos - anacronismo, artificio, Stravinsky - son creación de Olmi, no de Roth. Quizá la intención del director italiano haya sido acercarse a lo que podría considerarse una clima kafkiano.
El color de la película combina gamas de marrón, amarillo, beige. El ritmo por momentos es lento como los pasos de un borracho. O mejor lento como su razonamiento. Es llamativa, e invita a pensar, la insistente vinculación que se hace en ella entre la santidad y la religión, con el dinero. Como si las buenas acciones y las obligaciones para con la divinidad pudieran medirse con la precisión que brinda un centímetro, una balanza, el sistema monetario.
Rutger Hauer es el único protagonista de "La leggenda del santo bevitore". Se podría decir que no hay co-protagonista. El resto es una galería, una nube que lo rondea, lo envuelve. Entran y salen. Ya sólo con dos personajes como Andreas Kartak y el androide de pelo blanco Roy Batty, este actor holandés dejó su marca en la historia del cine.
http://pensarencine.blogspot.com/2011/04/la-leggenda-del-santo-bevitore-la.html

9 comentarios:

  1. Muchas gracias por compartir semejantes películas. Particularmente acabo de descubrir este blog buscando "La Leyenda del Santo Bebedor" pero la verdad que he quedado muy gratamente sorprendido con tan buen gusto en el armado y el contenido del mismo. Un saludo desde Uruguay a el, la o los, responsable-s.

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  2. Gracias...y espero que sigas encontrando películas que te interesen.
    Se aceptan sugerencias y comentarios.
    Amarcord (El)

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  3. Gracias a vos, Amarcord, de verdad muchas gracias. Solo quería pasar el aviso de que el archivo srt de "El Santo Bebedor" no tiene exactamente el mismo nombre que el avi, por eso cuando uno reproduce la película tal cual fue bajada esta no se ve con subtítulos. Yo ya corregí ese pequeño detalle igualando los nombres de un archivo y otro, es tan sencillo como eso. Quería advertirlo por si alguna otra persona baja la película y no entiende el problema... De momento seguiré disfrutando las películas, que hay mucho para ver!

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  4. Muy buena la nota, no sabía que habían hecho una película sobre este libro de un genio tan extravagante como Joseph Roth (encima que fuera Olmi el encargado)

    Pero, por desgracia, los links ya no responden. Llegué tarde.

    Igual se agradece el esfuerzo, Amarcord

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  5. Mmmmm, peligro entonces.

    Si MF también comienza a ceder a las amenazas de las corporaciones, a este paso solo va a quedar Rapidshare

    Lástima, me hubiera gustado ver cómo había leído Olmi a este inspirado beodo vienés

    Aparte de todo, la gratitud hacia este magnífico blog, permanece

    Suerte en todo

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  6. Grande, Amarcord!

    Mil gracias por reponer los enlaces.

    Otrosí: el texto de presentación también está, como decostumbre, muy bueno, pero en este caso la atención sobre los detalles y los aportes, diferenciados, tanto del libro como de la visión del cineasta vienen muy a cuento.

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  7. Por favor, ¿es posible una resubida? Muchas gracias por tu magnífica labor. Un saludo.

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    1. ¡En menos de un día! ¡Genial! Una vez más te agradezco por todo lo que haces aquí. Un abrazo.

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