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jueves, 12 de enero de 2012

L'uomo Fiammifero - Marco Chiarini (2009)


TÍTULO ORIGINAL L'uomo fiammifero
AÑO 2009
IDIOMA Italiano
SUBTITULOS En inglés
DURACIÓN 78 min. 
DIRECTOR Chiarini Marco
GUIÓN Giovanni De Feo, Chiarini Marco, Pietro Albino Di Pasquale
MÚSICA Enrico Melozzi
FOTOGRAFÍA Pierluigi Piredda
REPARTO Francesco Pannofino, Marco Leonzi, Greta Castagna, Giuseppe Mattu, Franco Di Sante, Davide Curioso, Armando Castagna, Anastasia Di Giuseppe, Matteo Lupi, Vincenzo di Domenicantonio, 
WEB OFICIAL http://www.uomofiammifero.it/
PREMIOS 2009: Premios David di Donatello: Nominado Mejor ópera prima y efectos visuales
GÉNERO Fantástico
 
SINOPSIS Simone, un niño de once años, vive en el campo con su atrabiliario padre, que constantemente lo castiga prohibiéndole salir de casa. Sin embargo, el afán de aventuras del chico es tal que acaba fugándose. Emprende entonces la búsqueda de un ser mítico, el Hombre Cerilla, que puede hacer realidad sus deseos más profundos. Para encontrarlo contará con la ayuda de sus estrambóticos amigos: Armando Armario, Luz Ciérnaga, Oscar Oscuro, el Tío Disco y Manos Grandes; a los que se unirá Lorenza, una coqueta niña de trece años, que pasa las vacaciones en el campo. Pero Simone tiene un enemigo, el despreciable Rubin, que no dudará en seguirles la pista. (FILMAFFINITY)



El Hombre Cerilla (L’Uomo Fiammifero) (2009)
Hacía tiempo que no veíamos una película infantil que tratara a su publico como si no fuera estúpido; porque al fin y al cabo, los niños no son mas que una versión inexperta de nosotros mismos, con unas capacidades muy superiores a las que les suponemos. Marco Chiarini lo tiene claro y eso lo percibimos en el tratamiento valiente, imaginativo y nada sensiblero que hace el director italiano de la aventura del incansable Simone, siempre estudiando el modo de ver al hombre cerilla.
Chiarini nos cuenta su historia a través del niño que lleva dentro, mostrando un punto de vista que el espectador solo podrá entender si realiza el esfuerzo de colocarse a su nivel. De este modo, la narración es fragmentada y totalmente subjetiva; podemos encontrar en ella personajes imaginarios, que son totalmente reales  en el mundo de Simone, y personajes de carne y hueso, a los que el protagonista adjudica diversos roles -entre ellos Ocram, su enemigo numero uno- para dar forma a su aventura.
Pero la obra de Chiarini no solo transcurre en el mundo imaginario de Simone, ya que la relación de éste con su padre es la verdadera protagonista de esta historia; después de la reciente muerte de su madre, Simone busca cobijo y comprensión en su padre, con quien mantiene una relación dificil, pero basada en el amor paterno-filial. Es aquí donde reside la importancia del hombre cerilla, un puente entre los dos, a través del cual Simone busca recuperar la conexión con su padre, una vez asumida la ausencia definitiva de su madre.
El componente mágico de “El Hombre Cerilla” funciona gracias a la desbordante imaginación de Chiarini, que diseña unos efectos especiales entrañables y sencillos, que su departamento ejecuta con gran solvencia; la exposición de los planes de Simone para atraer al Hombre Cerilla son una buena muestra de ello. Resulta admirable el ímpetu con el que el director italiano ha sacado adelante un proyecto que nadie quería producir; y reconfortante que, al igual que Simone, haya mantenido su fé hasta sconseguirlo.
“El Hombre Cerilla” no es una película exclusivamente dirigida a los mas pequeños; es una película que navega entre la melancolía y la ilusión, pero que empuja al espectador adulto a recuperar la actitud que adopta un niño frente a sus anhelos, y al espectador infantil a mantenerla. A pesar de adolecer de los defectos típicos de obras extremadamente personales, “El Hombre Cerilla” atesora suficientes virtudes como para que cualquier espectador con ganas de soñar obtenga una recompensa irrenunciable.
Carlos Fernández Castro
http://www.bandejadeplata.com/criticas-de-cine/el-hombre-cerilla-luomo-fiammifero-2009/



Hay historias que soñamos y sueños que queremos hacer realidad.
Marco Chiarini, estudió escenografía en Teramo, su ciudad natal y en 2002 se graduó en dirección en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma. Dirige cortometrajes (http://www.youtube.com/watch?v=VZNU8N9JMO0&feature=relmfu) y se dedica a la docencia audiovisual, pero su sueño es dirigir un largometraje sobre una historia que ha creado; pero Italia es como muchos países, reacios a la inversión en cine, no tiene crédito, es un novato, tampoco tiene padrinos ni promotores que le ayuden a hacer realidad ese sueño, por eso decide poner en práctica un método distinto para conseguir dinero y dirigir su ópera prima (en Internet existen páginas de producción colectiva, aportaciones mínimas para financiar la grabación de un disco, documental, largometraje, teatro, etc ejemplo: http://www.lanzanos.com/). Marco Chiarini junto a Giovanni De Feo, realizan, editan y ponen a la venta un libro ilustrado con la historia del "hombre cerilla", una mezcla de fantasía y realidad, que tiene gran éxito. Al mismo tiempo, Marco Chiarini realiza exposiciones donde vende los originales del libro (dibujos y acuarelas) realizados por él. El boca a boca y la calidad de la obra expuesta, hizo que vendiera casi todo el material. Así consigue recaudar suficiente dinero para llevar a cabo este proyecto independiente, sin distribuidoras ni gastos publicitarios. Productor y director al fin.
Una vez rodada la película, 3 años de postproducciópn, la presentó en diversos festivales, consiguiendo algunos premios, y parece ser que su estreno y distribución en Italia fue un éxito, de crítica y de taquilla.
Hace unos días en esta misma sección comenté otra película italiana (el verano de Martino), donde el protagonista era un niño huérfano, que recuerda a su madre a través de un cuento que le narraba cuando era pequeño. Parece que este principio, coincide en "El hombre cerilla", película también italiana. Niño huérfano que vive con la obsesión de encontrar al "hombre cerilla", personaje de cuento fantástico que su madre le contaba en su niñez. Hasta aquí la coincidencia, pero esta película va mucho más allá en los planteamientos visuales y artísticos.
"El hombre cerilla", es una historia tierna y conmovedora, con tono humorístico, es una película donde el protagonista Simone (Marco Leonzi) un niño de once años huérfano de madre, espera ansioso la llegada de su héroe de ficción "el hombre cerilla", personaje creado por su madre desaparecida, impulsado por la nostalgia y la ingenuidad de los juegos inocentes y lo irreal. Simone vive con su padre (Francisco Pannofino) en una casa de campo del sur de Italia, su padre trabaja para un terrateniente. El padre es un pobre hombre que comparte con el hijo la misma nostalgia por la pérdida de la madre y además tiene que aprender a educar a su hijo y a veces se comporta como un ogro sobreprotector, los dos viven en una casa vieja, aislados, rodeados de estiércol, cerdos, gallinas, campos, montañas y bosques. En esa soledad anímica y existencial, Simone crea un mundo imaginario que desea hacer realidad.
Simone tiene amigos reales y ficticios, algunos se esconden en la oscuridad, como Óscar Oscuro, o Armando Armario, hijo enano de gigantes, Socram, el que dice y hace todo al revés, Manos grandes, una especie de médium que enlaza con los recuerdos agradables, Tio Disco, Luz Ciérnaga y Lorenza, misteriosa de ojos verdes, prima de su enemigo número uno, Rubino, el hijo del terrateniente y el Cerdito volador Nino…Todos estos amigos ayudan a Simone para que consiga hacer realidad su deseo, que aparezca "El hombre cerilla" y fotografiarlo con una máquina «Polaroid» y así demostrar su existencia al incrédulo padre. Durante años como si fuera un detective minucioso, Simone recoge pistas sobre "el hombre cerilla", todas las fichas son archivadas en cajas y libretas con dibujos maravillosos, y esas pistas le llevan a una teoría, "el hombre cerilla" no aparecerá hasta que el gallo de Rubino deje de cantar. Rubino, su peor enemigo hará todo lo posible para desbaratar los planes de Simone y sus amigos. El relato termina con el traspaso inevitable de la niñez a la adolescéncia y un final predecible como de cuento de hadas.
La actuación infantil en general es discreta, pero sin arruinar la historia, las simpáticas escenas paterno filiales de Simone con su padre, a pesar de la sobreactuación de Francisco Pannofino, son correctas, igual que la breve y tierna relación con la coqueta Lorenza.Pero sobre todo lo que más se agradece en estos tiempos del 3D, es la aportación visual que hace Marco Chiarini; con dibujos maravillosos y utilizando la técnica "artesanal" de animación «Stop motion», nos introduce en la historia de fantasía de Simone, con una imaginación y sencillez propia de las grandes animaciones centroeuropeas de los 60.
Evelio Gómez
http://www.revistarambla.com/v1/index.php/cine-critica/89-todo/901-el-hombre-cerilla-luomo-fiammifero


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Nell’intervallo fra le sue proiezioni, il regista abruzzese ha delineato l’idea base da cui è partito il film e la sua realizzazione burrascosa, passando attraverso problemi tecnici e mutamenti climatici improvvisi, ad una post-produzione lunghissima e tribolata durata quattro anni.
Un Chiarini particolarmente ispirato ha sottolineato innanzitutto la centralità onirico-psicologica dell’intera narrazione, a partire dalla propria esperienza infantile, richiamando l’attenzione sull’importanza di un autore di saper ritornare umilmente alla magia creativa ed interpretativa della propria adolescenza, per costruire una favola in cui tutti, grandi e piccoli possono – senza fatica – riconoscersi.
Certo la ricerca mnemonica di un immaginario, di una stagione, di ambientazioni ed atmosfere adatte allo scopo, non è senza rischi né oneri finanziari.
“Per finanziare il film ci è venuto in mente di pubblicare un libro che contenesse i disegni narrativi su cui costruire la nostra storia e di venderli all’asta a Teramo. Forse a Roma ci avrebbero presi per pazzi, ma a Teramo è parsa un’idea geniale”, ha dichiarato Chiarini. “Sono state vendute più di venti tavole, insieme al ricavato del libro, di cui siamo riusciti a venderne mille copie, grazie soprattutto all’entusiasmo dei nostri amici appassionati dall’idea di girare questo film”.
Sembra quasi che all’interno della poesia sprigionata dalla visione del film, il problema tecnico e strumentale della produzione, diventi l’elemento centrale e discriminante per valutarne la qualità e la risoluzione scenica.
“Ma abbiamo fatto male i nostri conti, perché abbiamo speso tutto per la produzione e non è rimasto nulla per la post-produzione. A quel punto abbiamo fatto ancora una volta affidamento sulla disponibilità degli amici, degli sceneggiatori, dei montatori, dei musicisti, di lavorare nei loro momenti liberi”, continua Chiarini e aggiunge: “Praticamente l’intero lavoro di post-produzione è stato costruito sull’assenza totale di fondi e sulla voglia di fare le cose per bene, trovando al momento giusto le disponibilità giuste”.
Un film che appare dunque come un immenso cantiere, un’utopia per così dire work in progress, aperta a tutte le esperienze e le possibilità di chi ha amato fin dall’inizio o nel corso dell’operazione, questo ambizioso progetto, nel tentativo inusitato nel cinema italiano di creare un’osmosi fluida tra raffigurazioni, tra messa in scena filmica e rappresentazione figurativa, disegni, bozzetti, fumetti ed invenzioni.
E’ certamente arduo – per i non addetti ai lavori – cogliere nella profondità narrativa del film, queste difficoltà tecniche, intravedere in una costruzione talmente accurata e attenta a tutti i dettagli e le inflessioni, le aporie che ogni messa in scena porta inevitabilmente con sé.
Ed è per questo che Chiarini ribadisce l’importanza di lavorare su alcuni elementi della post-produzione.
“Per esempio abbiamo deciso di doppiare tutto il film, fin dalle prime riprese. Questa scelta, che per molti rappresenta un problema, ci ha dato tuttavia la possibilità di girare in una landa desolata ai margini di un’autostrada, in totale libertà espressiva, ricreare la magia di una scena senza paura delle conseguenze. Ci siamo detti che era necessario concentrare la nostra attenzione solo alle facce e poi successivamente al doppiaggio. E devo dire che questo atteggiamento di ha donato una straordinaria autonomia nelle riprese, altrimenti imbrigliata e condizionata dalla voce di un determinato personaggio.”
L’animazione che scandisce – quasi didascalicamente – il viaggio onirico di Simone alla ricerca ossessiva dell’uomo fiammifero, permette al regista di trovare delle soluzioni di ripresa e di elaborazione dello spazio scenico, altrimenti difficili da sbrogliare. Ma questo non significa che l’animazione sopperisce alla debolezza dell’immagine filmica. Tutt’altro. La completa e la porta a giusta maturazione, dialogando con la sua essenza più oscura ed inavvicinabile. Sicuramente è giunta in aiuto quando le condizioni ambientali o la crescita improvvisa del protagonista hanno stravolto e non poco, l’impianto generale del film,come ricorda lo stesso Chiarini.
“Dovevamo girare una lite, ma proprio quel giorno venne a piovere e dovemmo rinviare, sicuri che l’estate fosse ancora lunga. Ma improvvisamente venne l’inverno e tutte le piante si essiccarono, e il colore complessivo del paesaggio cambiò declinando verso un marrone sbiadito. Certo, per fortuna eravamo giunti alla fine delle riprese. Al massimo una settimana di lavoro. Ma io mi dimenticai di ribadire a Marco Leonzi che interpretava Simone, di non tagliarsi i capelli nel caso servisse ancora la sua partecipazione.
Il giorno dopo, come non detto, se li era rasi a zero e abbiamo dovuto aspettare sei mesi che ricrescessero.
Anche questo è il cinema. Abbiamo atteso pazientemente, non pensando però che dopo sei mesi quel bambino era diventato grande, con una voce stentorea e peli sul petto, perciò abbiamo potuto riprenderlo solo di profilo, o di schiena, inseguendo dei dettagli come ad esempio le mani o gli occhi.
Ed è per questo che ci siamo lanciati a muso duro sull’animazione. Ma non avevamo gli animatori, date le nostre scarse risorse. Allora abbiamo deciso di farcela da noi, con la carta ritagliata. E in quel momento abbiamo capito, più o meno dopo un anno, che dovevamo lavorare come se io avessi dodici anni, e assecondare qualunque delirio che attraversa ed anima la mente e le fantasie di un bambino di quell’età.”
Ed è alquanto singolare che un regista così organicamente connesso all’anarchica creatività dell’infanzia, riesca a coglierne i limiti stilistici e le contraddizioni narrative, nell’elaborazione attenta e puntuale delle sue possibilità comunicative.
“Assieme allo sceneggiatore Giovanni De Feo, abbiamo capito che nel fantasy non tutto è possibile. Non si può fare tutto quello che si vuole […]. Prima di riuscire ad inserire bene i disegni, le animazioni e i dettagli che sembravano osare un po’ troppo, abbiamo dovuto lottare per capire esattamente come inserirli per non sembrare improvvisati.”
Anche se la discussione si avvitava sulle problematiche tecniche insite nella sua realizzazione, l’impegno organizzativo che ha permesso alle fantasie e alle esperienze degli autori di realizzare L’uomo fiammifero, ci restituisce un’opera prima brillante e vitale, piena di poesia e di urgente riflessione sul confine che divide realtà e sogno, coscienza ed essere, mantenendo fino in fondo le sue premesse, lasciando un segno e una partecipazione totale difficilmente occultabili, come rivela puntualmente in questa intervista concessa a noi di Persinsala.
Quanto c’è della tua infanzia in questo film?
In questo film c’è tutto che sono stato a dodici anni e che avrei voluto essere. Per girare al meglio questo film, dovevo pensare di avere dodici anni, realizzandolo come se mi avessero dato tutte le attrezzature e gli strumenti in quel preciso momento. Cioè, come mettere in mano quest’organizzazione a un bambino di quell’età, come potrei essere io, anche se ne ho trentacinque.
Si coglie in questo “ritorno all’infanzia”, anche molta umiltà, un desiderio di spogliarsi dei ruoli e delle maschere degli adulti.
Sicuramente. Anche perché è stato un periodo della mia vita bellissimo, che volevo in qualche modo ricostruire e ripercorrere. Naturalmente, tutto quello che si vede nel film non mi è mai accaduto di persona; però c’è tanto di me.
Tu credi che fare film low budget sia l’unico modo per fare film di qualità oppure è possibile farlo anche all’interno dell’industria?
E’ evidente che grosse produzioni “promettono” film di estrema qualità, penso all’ultimo di Clint Eastwood, ma c’è sono tantissimi, come Avatar ad esempio. Ma dobbiamo però stare attenti a non confondere la quantità con la qualità, poiché spesso non coincidono. Con tanti soldi si possono fare degli orrori o film bellissimi. Stessa cosa con poche risorse.
Infatti ci sembra che il tuo sia un low budget artigianale ma di grande qualità.
Certo, nel mio caso sono stato ostinato fino alla fine. Volevo che lo sviluppo complessivo del film, rispecchiasse la mia precisa volontà di rappresentare un determinato immaginario. Non sarebbe finito, fino a che le cose non fossero andate come desideravo, anche se sapevo perfettamente che non sarebbe stato uno dei capolavori indiscussi della storia del cinema. Ma ad un certo punto ho capito che avere poche risorse ti dà forse il coraggio di fare quel passo in più, la libertà di poter girare senza paura, acquisendone la piena responsabilità. Però è evidente che i soldi servono, ed è una virtù non averli.
Oppure averne pochi e con quelli costruire qualcosa che sfidi il tempo. Forse è proprio questa la missione del cinema?
Sicuramente. Ma è come dire: è meglio mangiare con tanti soldi o con pochi soldi? Ci sono delle situazioni in cui se hai fame anche pane ed olio risulta un pasto eccezionale, soprattutto con un pane cotto a legna e un olio meraviglioso, oppure ordini delle aragoste scadute e immangiabili. Certo, mangiare bene in un ristorante di qualità è meglio che mangiare pane e olio. Dipende sempre dalla fame che hai.
Come si colloca il tuo fantasy low budget all’interno di un mercato dominato dai colossal americani, ad esempio quelli di Tim Burton?
E’ una risposta facile. L’uomo fiammifero è stato girato con poche risorse ma con il massimo dell’anima.
Nel caso di Tim Burton, con tanti soldi e altrettanta passione. Ci sono tanti film americani ed italiani che hanno grandi disponibilità e pochissima anima. Quindi anche la questione del mercato e dello spazio espressivo è relativa. Basta avere la forza di lavorare con la massima voglia e con il cuore. Questo è il vero segreto.
http://www.persinsala.it/web/interviste/intervista-marco-chiarini-311.html

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