TÍTULO ORIGINAL
Gioventù perduta
AÑO
1948
IDIOMA
Italiano
SUBTÍTULOS
Español (Separados)
DURACIÓN
76 min.
PAÍS
Italia
DIRECCIÓN
Pietro Germi
GUIÓN
Mario Monicelli, Antonio Pietrangeli, Enzo Provenzale, Leopoldo Trieste, Bruno Valeri, Pietro Germi, Enrico Ribulsi (Historia: Pietro Germi)
MÚSICA
Carlo Rustichelli
FOTOGRAFÍA
Carlo Montuori (B&W)
REPARTO
Carla del Poggio, Massimo Girotti, Jacques Sernas, Franca Maresa, Diana Borghese, Nando Bruno, Leo Garavaglia, Dino Maronetto, Giorgio Metrailler
PRODUCTORA
Lux Film
GÉNERO
Drama | Crimen. Policíaco. Robos & Atracos
Segundo de los títulos de la filmografía de Pietro Germi, GIOVENTÙ PERDOTA (Juventud perdida, 1948), supone una apuesta en la que se entremezcla la voluntad de crónica social, el relato criminal, y una propuesta melodramática destinada al consumo del público de la época. Es indudable en este sentido la intención existente tanto por parte del realizador –y también por el magnífico equipo de guionistas- por combinar en el proyecto todos estos elementos, confluyendo en un resultado apreciable y con algunos magníficos momentos, aunque alejados tanto de la posterior precisión del cine del realizador dentro de diversos márgenes del policíaco o de diversos géneros populares dentro de la industria cinematográfica italiana de posguerra. En esta ocasión la acción de la película se inicia en la ciudad de Roma, abandonando por una vez los recurrentes marcos de miseria propios de la época, para centrarse en un contexto universitario e incluso acomodado. Aunque las imágenes del film se adentren en la narración de un atraco por parte de cuatro jóvenes, el epicentro se centra en el contexto de la familia encabezada por un veterano y bondadoso profesor universitario, cuyos dos hijos mayores son Luisa (Carla Del Poggio) y Stefeano (Jacques Sernás). Laura es una joven juiciosa pero, por el contrario, Stefano se ha convertido en un ser arrogante y carente del menor atisbo de moralidad, líder de la banda de delincuentes que ha perpetrado el asalto inicial, como consecuencia del cual ha sido asesinado un hombre.
GIUVENTÙ… se articula entre esos vértices, en un resultado en todo momento digno de interés, pese a que casi nunca logre sobreponerse a su condición de relato un tanto apresurado destinado al consumo del público de la época aunque, eso sí, muestre tanto en su planteamiento como –en segundo término- sus imágenes esa intención de radiografiar una generación que ha sobrevivido la II Guerra Mundial, a consecuencia de la cual ha visto modificada no solo su comportamiento sino, sobre todo, la visión de lo que para ellos representa su propia existencia. Será un rasgo casi vital que se manifestará de manera más lúcida en la impresión que el padre de Stefano irá intuyendo en la actitud de su hijo, y que tendrá su epicentro en la magnífica secuencia en la que este pronuncia una clase de su materia de estadística, exponiendo en ella su desencantado pensamiento sobre esa generación que se ha visto abocada al crimen a partir de ese contexto de horror del que han emergido, pese a hacerlo en un contexto más o menos acomodado. Un fragmento admirable, en el que su alcance discursivo tendrá un magnífico contrapunto al insertar en ella la actitud distraída de su propio hijo, preocupado solo en acercarse a Maria (Franca Maresa), una amiga de la infancia que siempre se ha sentido atraída por este, pero que el joven desprecia, aunque en esta ocasión intente seducirla al poseer esta una prueba que le incrimina en un robo producido en la propia universidad a la que los dos están vinculados, que finalizará con el asesinato de uno de sus vigilantes. En realidad, el ajustado metraje del film de Germi nunca deja de desprenderse de su configuración como melodramático relato policíaco –faceta en la que nunca logra demasiada altura- mientras que en esa mirada sobre la presencia del mal en contextos acomodados- aspecto que casi de forma paralela se introduciría en USA Alfred Hitchcock con ROPE (La soga, 1948)- en algunos momentos sí que atisba las posibilidades y sus mayores momentos de fuerza.
Es en el primer aspecto donde se insertará la implicación del joven comisario Marcello Mariani (Massimo Girotti) en el seno de la familia protagonista, relacionándose con Luisa mientras inicia su investigación. Todo este aspecto deviene bastante formulario –aunque de eficacia en el contexto del cine popular de la época-. Más interés tendrá sin embargo esa pintura de personajes que conforman la banda que dirige Stefano –por más que el joven Jacques Sernas ya demostrara ser un intérprete nulo-, un ser sobre el que se dirigen los aspectos más atractivos del relato. Su propia formulación como un sujeto amoral, introducido en un ser dotado de un gran atractivo físico y una inteligencia que únicamente destina a su configuración como un ser materialista, irá acompañada a una vida acomodada y disoluta, y en todo momento desprovista del más mínimo matiz de humanidad. Es ahí donde se cita el mayor atractivo de esta propuesta apreciable, que en otros instantes sabe caminar como muestra de auténtico cine. Ese interés como relato de suspense, podremos atisbarlo sobre todo en numerosos de los aspectos que rodeará la admiración no correspondida entre Maria y Stefano, y que manifestará el magnífico momento en el que la joven descubre ese mechero con iniciales que se ha dejado uno de los atracadores –y que para ella supondrá la inesperada señal de un destino trágico-, la secuencia del encuentro que mantendrán ambos en la biblioteca, o la propia que describirá la muerte de esta a las orillas del río.
Cierto es que pese a su ajustado metraje, la propia configuración de la película no impedirá la presencia de personajes y aspectos episódicos, como el de la amante de Stefano, la cantante del club e incluso sus propias e innecesarias canciones. Es verdad que ello nos permitirá asistir al mismo tiempo a una interesante descripción de ese garito en donde el malvado con aspecto de ángel tiene centrado su epicentro de comportamiento. En definitiva, GIOVENTÙ PERDUTA supone una propuesta, honesta, interesante en unos momentos e insuficientes en otros, acercando en su conjunto con honestidad la mirada lúcida e incluso dolorosa a una generación caracterizada por sus comportamientos alterados y nihilistas, a las que el cine proporcionaría muestras de mayor calado. Esa ausencia de hondura, no debe por un lado dejar de apreciar lo que ofrecen las imágenes de esta segunda obra de Germi, al tiempo que sitúan la misma como un borrador aún por perfilar, de las cualidades y la fuerza que como cineasta manifestaría el realizador en posteriores propuestas de género, en las que ese lado oscuro se insertaría con mayor pertinencia. En todo caso, es obligado destacar y apreciar en un segundo término, esa visión de una cotidianeidad que se inserta en un contexto de relativa seguridad, pero bajo la cual se extienden las grietas de una sociedad que, a pesar de su apariencia, no ha sabido superar el trauma de una guerra, que en este ámbito se desarrollará de manera más interna y quizá más aterradora que en las clases menos favorecidas.
https://thecinema.blogia.com/2011/081201-gioventu-perdota-1948-pietro-germi-juventud-perdida.php
Quattro individui si introducono a tarda ora in un bar e dopo aver ucciso un passante, testimone compromettente, uccidono il proprietario portando via la cassa. La rapina è stata diretta con freddo cinismo da Stefano, studente, figlio di un professore universitario. Successivamente un'altra rapina viene consumata ai danni dell'Universit`. Luisa, sorella di Stefano, ha fatto conoscenza con Marcello che ella crede sia uno studente; invece egli conduce le indagini per scoprire i colpevoli di diversi delitti, nel corso delle quali avendo intuito che il colpevole è il fratello della ragazza della quale è innamorato chiede di essere esonerato dall'occuparsi di tale pratica, Frattanto Stefano essendosi accorto di aver perduto sul luogo del furto un accendisigaro con le sue iniziali, raccolto da Maria, impiegata presso la segreteria dell'Universit`, per ritornare in possesso dell'oggetto finge di corrispondere al suo amore e condottola in una passeggiata lungo il fiume, con freddezza la uccide. Ma intanto la tragica verit` si è fatta strada e la polizia sorprende i giovani delinquenti, i quali reagiscono con le armi e in un tentativo di fuga Stefano è raggiunto da un raffico di mitra.
Prescrizioni:
sostituire la seguente frase della lezione del professore di statistica: "... Non v'è chi non comprenda il tremendo monito di queste cifre. È lo sfascio di una societ`. Una societ` che ci ha generati, e di cui, forse, giungeremo a vedere la fine", con la frase: "Sono le basi della societ` che vengono così minate. Ed è tempo che le forze del bene i singoli, la famiglia, lo Stato si risveglino e lottino per la salvezza comune".
(Dal visto di censura n. 3377, 18 gennaio 1948)
In Gioventù perduta, un film che ha fatto parlare di sé per il recente divieto deila censura, si assiste veramente ad un elenco di fatti, abilmente e alcuni suggestivamente raccontati, ma il film, o meglio quell'insieme di personaggi, situazioni, atmosfera, tutto quello insomma che "fa" un film, non c'è. Io sono d'accordo con chi fa rilevare il passo avanti compiuto da Germi dal Testimone a questo Gioventù perduta, soprattutto per gli interessi e il contenuto polemico che rivelano in quest'ultimo una più decisa intenzione di voler entrare nel vivo della societ` d'oggi, affrontandone problemi che sono fra i più delicati. Però proprio in quanto questa è la strada giusta dobbiamo chiedergli maggiore impegno. In questo senso Gioventù perduta può essere un buon inizio, ma non è un risultato. Ditemi che cosa sapete di Jacques Sernas alla fine di questo film: o che cosa vi ha rivelato Massimo Girotti, o, infine, la candida (e graziosissima) Carla Del Poggio: voi troverete in tutti, sì e no, quel tanto di spiegazione necessaria alla comprensione logica dei fatti che compiono; ma quanto ai motivi, cioè alle ragioni morali e ideologiche o soltanto psicologiche che siano, niente. La connessione logica degli avvenimenti non è sufficiente a "spiegarci" un'azione: occorre che vi sia quella logica (o illogica, ma sempre coerente) dei motivi. Né è possibile pensare d'aver chiarito un problema, come quello della situazione nella quale la guerra ha lasciato la nostra gioventù, soltanto attraverso un certo numero di sparatorie, due o tre prediche universitarie e alcune considerazioni del tutto marginali. Non è tutto qui, e anzi questo è soltanto un aspetto consequenziale di altre e ben più complesse situazioni. Così il film non ha nessun valore d'esempio, nessuna persuasione: è un caso, o tale almeno appare, anche se nella cronaca sia un fatto normale.
Luciano Lucignani, "Sipario", n. 27, luglio 1948
https://www.torinofilmfest.org/it/7-festival-internazionale-cinema-giovani/film/giovent%C3%99-perduta/3323/
***
Stefano Manfredi è un giovane di buona famiglia che si dedica al crimine per noia, immoralità ed evidenti disturbi sociopatici più che per necessità. Marcello, ispettore di polizia, s’infiltra all’interno della famiglia del giovane come corteggiatore della sorella Luisa – la quale finisce per innamorarsene seriamente. Sfruttando il ruolo di docente universitario del padre, Stefano organizza l’ennesimo colpo, svuotando la cassaforte dell’ateneo, ma, come nei precedenti colpi, anche questa volta ci scappa il morto. Finirà intrappolato da Marcello, il quale non lesina di ricattare la “bella” del bandito – una cantante di pianobar già nota alla polizia. Intrigante “noir” cui nuocciono le irrinunciabili parentesi sentimentali che un ricco stuolo di sceneggiatori – oltre a Germi, anche soggettista, troviamo Mario Monicelli (Brivido, 1941 di Giacomo Gentilomo), Antonio Pietrangeli (in seguito autore di una dozzina di film come Adua e le compagne, 1960), Enzo Provenzale (noto soprattutto come direttore di produzione: Il gattopardo, 1963 di Luchino Visconti), Leopoldo Trieste (I fuorilegge, 1950 di Aldo Vergano) e Bruno Valeri (tra gli autori di uno dei progetti più bizzarri del cinema italiano, quel Cose da pazzi, diretto nel 1954 da Georg Wilhelm Pabst per Bruno Paolinelli) – inanellano, spezzettando un po’ troppo il “plot” principale. Per fortuna, Germi si preoccupa principalmente del ritratto di Stefano, sottolineando la sua cronica incapacità di provare sentimenti ed empatia, protetto dalla cecità di tutti i suoi famigliari, a partire – in una scelta melodrammaticamente ideale, quanto terribilmente scontata per gli sviluppi del racconto – dalla sorella Luisa. Ed è soprattutto l’algida e al tempo stesso intensa caratterizzazione che ne fa Jacques Sernas (al suo terzo film, dopo l’esordio l’anno precedente in Miroir / Maschera di sangue, 1947 di Raymond Lamy) a dare lustro a questa produzione di Carlo Ponti (Albergo Luna, camera 34, 1946 di Carlo Ludovico Bragaglia), fornendo un antagonista fuori dal coro, con i suoi evidenti distubi psicologici e affatto vittima dell’ambiente circostante. Germi (In nome della legge, 1949) la dirige con solida mano nei momenti drammatici, lasciandosi andare nei momenti più scopertamente romantici – con l’eccezione dell’omicidio dell’ingenua Maria, brillantemente coordinato lungo le sponde dell’Aniene. Brava, a questo proposito, Franca Maresa, afflitta da un intenso e candido amore che la lascia indifesa alla mercé del cinismo dell’oggetto della sua passione; come anche la sulfurea sciantosa Diana Borghese (alla sua unica apparizione su uno schermo), mentre per momenti appaiono un po’ laschi i due protagonisti Carla Del Poggio (proveniente da Caccia tragica, 1947 di Giuseppe De Santis) e Massimo Girotti (Harlem, 1943 di Carmine Gallone)
Recensione a cura di: Alessandro M. Colombo (c)
https://cinemaitalianodatabase.com/2019/09/20/gioventu-perduta-1948-di-pietro-germi-recensione-del-film/
Marcello Mariani es un joven inspector de policía que está al cargo de una investigación que lo conduce al ambiente universitario; allí, se hace pasar por un estudiante más y, como tal, se hace amigo de Luisa, la hija de un profesor.
En casa de Luisa conoce a su hermano Stefano, un joven bribón, también estudiante, que se ha puesto al mando de una banda de jóvenes delincuentes y cuyos únicos intereses son el juego, la ropa cara y las mujeres.
Un día, se comete un robo en una tienda y un cliente muere durante el asalto. Marcello sospecha que Stefano está implicado y que tiene alguna vinculación con el atraco, pero por el bien de Luisa y por no estar obligado a proceder en su contra, abandona el caso y solicita un permiso tras haber informado a sus superiores sobre la investigación.
Un nuevo robo, esta vez sin éxito, se lleva a cabo en la oficina de la universidad y el portero resulta herido.
Stefano se entera de que su amiga María, que trabaja en la secretaría del centro, posee una prueba que le incrimina directamente en el atraco, un encendedor de lujo con sus iniciales grabadas que se le cayó al huir del lugar del robo. Ignorante del detalle y sin albergar sospechas de Stefano, la muchacha quiere entregar el mechero a la policía. Presionado por la banda se cita con ella en un lugar apartado y, después de que le haya entregado el encendedor, la asesina.
Marcello, está seguro de la culpabilidad de Stefano y consciente de sus obligaciones, retoma el caso para proceder a su detención en cuanto sea posible.
Al mismo tiempo, Luisa, comienza a sospechar de su hermano después de haberlo sorprendido en su habitación con un revólver. Le gustaría confiar en Marcello, pero cuando descubre que es policía, rompe su relación con él, acusándolo de haberla utilizado para atrapar a su hermano.
Sintiéndose vigilado, Stefano planea un último robo antes de huir de Roma y elige el club nocturno donde Stella, su amante, trabaja como bailarina. Pero Marcello, después de haber obligado a la bailarina a colaborar con la policía, prepara una trampa para detener a la banda.
Cuando los ladrones llegan por la noche al local, se produce un tiroteo, durante el cual Stefano intenta escapar utilizando a su hermana, que acaba de llegar, como escudo. Marcello se enfrenta a él desarmado y cuando Stefano le apunta para dispararle, Luisa reacciona y el muchacho cae tiroteado por los agentes frente a los ojos de su hermana.
Curiosidades
-Debido a la crudeza de algunas escenas violentas, en particular las del robo en la universidad, la película fue prohibida. La disposición fue revocada después de que Pietro Germi enviara una carta firmada por treinta colegas a Giulio Andreotti.
-En su libro “Tutto il cinema di Pietro Germi”, Mario Sesti añade que entre las razones de la censura también habría que tener en cuenta una frase pronunciada por uno de los miembros de la banda: "Libro e moschetto: bandito perfetto" (Libro y fusil: bandido perfecto), quizás por ser una frase poco apropiada en un período de resentimiento político.
-En 1954, el británico Ken Hughes dirigió un remake del film titulado: “Black 13”.
-La película obtuvo en 1948 el “Nastro d’Argento (Cinta de Plata) al Mejor Largometraje y al Mejor Actor Extranjero en el cine italiano (Jacques Sernas).
https://pizarradelespectador.blogspot.com/2019/06/cine-neorrealista-costumbrista-italiano_26.html
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