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jueves, 29 de julio de 2021

Ulisse - Mario Camerini (1954)

TÍTULO ORIGINAL
Ulisse
AÑO
1954
IDIOMA
Italiano
SUBTÍTULOS
Español (Separados)
DURACIÓN
95 min.
PAÍS
Italia
DIRECCIÓN
Mario Camerini
GUIÓN
Franco Bursati, Mario Camerini, Ennio De Concini, Hugh Gray, ver 4 más
MÚSICA
Alessandro Cicognini
FOTOGRAFÍA
Harold Rosson
REPARTO
Kirk Douglas, Silvana Mangano, Anthony Quinn, Rossana Podestà, Daniel Ivernel, Jacques Dumesnil, Franco Interlenghi, Elena Zareschi, Ludmilla Dudarova, Tania Weber, Umberto Silvestri, Evi Maltagliatim, Sylvie, ver 6 más
PRODUCTORA
Coproducción Italia-Francia-Estados Unidos; Dino de Laurentiis, Paramount Pictures, Lux Film, Zénith Films
GÉNERO
Aventuras. Fantástico | Mitología. Antigua Grecia

Sinopsis
Adaptación de "La Odisea" de Homero. Terminada la guerra de Troya con la victoria de los griegos, Ulises (Kirk Douglas) navegará durante diez largos años, teniendo que superar terribles dificultades, antes de llegar a su palacio de Ítaca. (FILMAFFINITY)
 
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LA ODISEA DE HOMERO EN HORA Y MEDIA

Hoy me complace dedicar la primera película de esta Sesión Doble a una de esas grandes estrellas del Hollywood clásico de las que, lamentablemente, ya van quedando pocas: Kirk Douglas. Que es un actor dramático enorme lo prueban sus trabajos en El loco del pelo rojo (1956) o Senderos de gloria (1957), pero nosotros nos vamos a centrar en su faceta de héroe del entretenimiento. Al igual que otros carismáticos nombres de la época, como Burt Lancaster y Charlton Heston, Douglas potenció sus excelentes cualidades físicas para el cine de aventuras en un puñado de inolvidables títulos como 20.000 leguas de viaje submarino (1954), Los Vikingos (1958) o Espartaco (1960), seguramente su papel más emblemático. A este grupo de obras que nos hicieron disfrutar de niños, demostrando que en la década de los 50 se hicieron las mejores superproducciones de este tipo, pertenece nuestro clásico a recuperar de hoy: Ulises (Ulisse, 1954).

Dirigida a medias por Mario Camerini y Mario Bava, este filme italiano en nada tiene que envidiar técnicamente a las producciones hollywoodienses. Con Dino De Laurentiis en la producción, el protagonismo de Douglas ayuda a darle el empaque de película americana, todo un antecedente del péplum que tanto fervor causó en Italia durante los 60. La exitosa Hércules (1958), a mayor gloria del forzudo Steve Reeves, fue el inicio oficial de este subgénero que nació como respuesta más modesta en medios y planteamientos al colosal cine de romanos norteamericano de Quo Vadis! (1951), Cleopatra (1963) o La caída del Imperio Romano (1964). Pese a que en Ulises ya asomaban algunas características de este tipo de cine, su espíritu está mucho más cercano a aventuras mitológicas como Jason y los Argonautas (1963) o Furia de Titanes (1980).

Nos encontramos ante una de las adaptaciones más fieles de La Odisea de Homero, un poema épico prácticamente imposible de llevar a la pantalla en toda su magnitud. Narra las aventuras que vivió Ulises en su regreso a Ítaca tras la guerra de Troya, mientras su esposa Penélope, que lleva 10 años esperándole en palacio, es pretendida por un grupo de ambiciosos hombres que aspiran el poder. Sorprende la capacidad de sus directores de condensar varios pasajes como el enfrentamiento de los marineros con el gigante cíclope Polifemo en la cueva, la lucha contra el poder hipnótico de los cantos de sirena o el hechizo de la bruja Circe, en una escasa hora y media de metraje. Todo un ejemplo de síntesis narrativa, obra de siete guionistas, del que podría tomar nota Wolfgang Petersen, que necesitó 163 minutos para su espectacular versión de Troya (2004). Esto ayuda a que Ulises resulte una obra tremendamente entretenida y ágil, combinando a la perfección los momentos más intimistas (Ulises seducido por Circe) con otros más espectaculares. Sin duda, la escena más recordada es el episodio con el cíclope, donde los efectos especiales eran mucho más artesanales (pero igualmente efectivos) que los de Ray Harryhausen para las películas de Simbad, por poner un ejemplo. La dirección artística no puede competir en pomposidad con los decorados de sus homólogas norteamericanas, pero el resultado final rezuma encanto a raudales. La fotografía de Harold Rosson juega con habilidad con luces y sombras, disimulando en buena medida las limitaciones presupuestarias de la cinta.
En el apartado interpretativo, Kirk Douglas está perfecto en su interpretación del heroico Ulises. Cuesta imaginar a otro actor en el papel después de ver su poderosa presencia en pantalla. Para el papel de su amada Penélope (y el de la hechicera Circe), la elegida fue una auténtica sex symbol italiana de la época, la guapísima Silvana Mangano. Esta actriz, que había escandalizado con sus curvas en el clásico Arroz amargo (1949), supo reconducir su carrera hacia papeles más maduros bajo la dirección de maestros como Vittorio De Sica, Pier Paolo Pasolini o Luchino Visconti. Compitiendo por el amor de Penélope, tenemos como antagonista al siempre enérgico Anthony Quinn en uno de esos personajes de villano que tan bien se le daban. Un trío protagonista inolvidable, sin lugar a dudas.

Ulises fue un gran éxito comercial en su momento, con más de 2 millones de dólares recaudados en Estados Unidos. Sentó las bases de lo que sería el género mitológico en el cine, que a día de hoy parece vivir una segunda juventud gracias a las buenas recaudaciones del remake de 300 (2007), Percy Jackson y el ladrón del rayo (2010), Furia de Titanes (2010) y su secuela Ira de Titanes (2012) o Immortals (2011). Resulta cuanto menos curioso comprobar que estos blockbusters, con sus presupuestos estratosféricos y toda su grandilocuencia visual, no consiguen perdurar en la memoria del espectador de la misma manera que sí lo hizo esta pequeña joya de los 50. Y es que por mucho que pasen los años, los más espectaculares ejércitos creados por la magia digital jamás serán capaces de rivalizar con el carisma de un enorme actor como Kirk Douglas.
José Antonio Martín
https://www.elantepenultimomohicano.com/2012/10/critica-ulises-1954.html

El Ulises de Camerini: un héroe más cerca de lo humano que de lo divino

Ulises (1954) de Mario Camerini tiene el honor de ser una de las películas que aparecen en Cinema Paradiso, como un guiño al espectador del viaje que iniciará Totó después de la proyección. No en vano, Ulises fue la película más taquillera en Italia en la temporada 1954/55.


Llama la atención en la historia del cine que, desde esta versión de la Odisea del director italiano y otras miniseries, no se haya hecho otra película que cuente en la gran pantalla las gestas de uno de los héroes más conocidos de la Antigüedad. Se rumorea que una productora muy conocida se va a poner manos a la obra en 2016 y que, probablemente, el proyecto, imitando el formato de El Hobbit o Los juegos del hambre, tome forma en varias entregas. En efecto, para realizar una adaptación lo más fiel posible de la epopeya homérica se necesita mucho tiempo de metraje y dinero para contar todas las aventuras del héroe, con los efectos especiales que demandan dioses, héroes, monstruos y lugares fantásticos.

Es una de las razones por las que Ulises puede dejar insatisfecho a quien vaya buscando el relato incesante y vertiginoso de aventuras que a lo largo de varios cantos muestra el poema homérico. Camerini y su grupo de guionistas eran conscientes de sus limitaciones e introdujeron cambios significativos con respecto al texto original para crear un héroe, encarnado por Kirk Douglas, más humano, más alejado de lo fantástico y divino y más fiel a su esposa. De esta manera, entre otros aspectos, se reducía notablemente la necesidad de recurrir a los efectos especiales.

Cabe destacar, en primer lugar, la ausencia de los dioses: Atenea, benefactora del héroe, y Posidón, su enconado enemigo, que se hacían notar y tomaban incluso forma humana en la epopeya homérica, no aparecen en ningún momento, ni siquiera oímos sus voces. Están en el trasfondo y se les nombra, pero no intervienen en la trama. Así, el destino de Ulises no parece depender tanto del capricho de las divinidades.

En segundo lugar, llama la atención la considerable reducción de aventuras respecto a la epopeya que vemos en la película: el cíclope Polifemo, el canto de las Sirenas y la estancia con la maga Circe. En estos tres episodios, Camerini deja su impronta.

Como es generalmente conocido, Ulises se presenta ante Polifemo con el nombre de “Nadie”, treta que le sirve para que, cuando el cíclope, cegado, pida ayuda a sus hermanos clamando contra “Nadie”, ninguno de ellos le haga caso. En el filme, Ulises, aunque tampoco le revela su nombre hasta que se ve a salvo, se presenta en conjunto como parte de un grupo de griegos civilizados. En el caso de las Sirenas de la película, imitan las voces de Penélope y Telémaco en lugar de alabar con su canto las gestas del héroe atado al mástil. Es como si Ulises estuviera siempre en contacto con sus seres queridos y su patria.

Buena muestra de ello es su estancia en el palacio de Circe, una de las andanzas que más alterada se ve con respecto al poema homérico. En este, Circe trata de convertir a Ulises, como al resto de compañeros, en cerdo tras acostarse con él, pero Hermes proporciona al héroe una hierba con la que evitará el encantamiento de la maga. Luego esta volverá a dar forma humana a los compañeros de Ulises y le explicará cómo sortear los peligros que se le presentarán. Sin embargo, la Circe de Camerini tiene un gran protagonismo en la película: Silvia Mangano es la actriz encargada de dar vida tanto a Circe como a Penélope. Al encontrarse con Circe, Ulises le asegura que le recuerda muchísimo a su esposa y, por ello, cae rendido en sus brazos. De esta manera, Camerini justifica de algún modo la infidelidad del héroe intachable, quien sigue físicamente lejos de su patria y de su familia, pero percibe cercana.

En la epopeya, hay otra diosa a cuya isla llega Ulises ya solo. Se trata de Calipso, literalmente “la que esconde u oculta”. Calipso se enamora del héroe y lo retiene otros diez años. Aunque no se sabe cuánto tiempo exactamente, la Circe del director italiano hace las veces de Calipso y también retiene al héroe largo tiempo hasta que se da cuenta de que es imposible luchar contra el destino: Ulises debe regresar a Ítaca. Y es precisamente el episodio de la llegada a su patria como mendigo y la venganza de los pretendientes lo que apenas modifica Camerini. ¡Qué hay más propio de un hombre que impartir justicia a todos aquellos que han intentado, en su ausencia, aprovecharse de su familia, su casa y sus bienes!

Ulises se fue a la guerra y logró, al fin, regresar a Ítaca para estar con Telémaco, el hijo que nunca había visto, y la fiel Penélope, a la que en ningún momento había dejado de recordar y amar. Del mismo modo, el director italiano también terminó su travesía con éxito. Sesenta años después, la película sigue siendo un referente en las adaptaciones de las leyendas mitológicas de la Antigüedad Clásica.
https://www.fueradecampofilms.com/blog/el-ulises-de-camerini-un-heroe-mas-cerca-de-lo-humano-que-de-lo-divino/

 

El italiano Mario Camerini ayudado por su compatriota Mario Bava ("Las tres caras del miedo (1963)") realizarían a mediados de los años cincuenta este entretenido título de aventuras basado en el poema épico griego de Homero "La Odisea", en él nos describiría las vivencias que sufre Ulises durante el regreso a su hogar (el palacio de Itaca) después de haber combatido en la batalla de Troya. Pero el film, aparte de relatarnos las peligrosas aventuras del heroico Ulises durante su trayecto a casa, también se centraría en contarnos lo que sucede en el Reino de Itaca, mostrándonos a una desconsolada Penélope (esposa de Ulises) lamentando la presunta pérdida de su marido y como un grupo de pretendientes, como si de buitres se trataran, aspiran casarse con ella con el claro y único propósito de gobernar sus tierras. Con un reparto practicamente compuesto de nombres italiano (entre ellos la guapa actriz Rossana Podestá ("Sodoma y Gomorra (1962)") y la no menos bella Silvana Morgana con su doble papel de Penélope y la bruja Circe), Camerini iba a contar en sus filas con el legendario Kirk Douglas ("Los vikingos (1958)") en el papel de Ulises y al mexicano Anthony Quinn ("Zorba, el griego (1964)") representando a uno de los pretendientes de Penélope (Antinoos), sin duda dos grandes astros del celuloide que servirían de reclamo comercial para asegurar a su productora (Dino de Laurentis) una buena taquilla en la fecha de su estreno. Entre sus escenas habría que destacar el astuto enfrentamiento de Ulises con el gigante Polimefo, su desafío con las sirenas y su devastador canto o el hechizo que sufre por parte de la bruja Circe que le hará dudar entre regresar a casa junto a su esposa e hijo o convertirse en un inmortal Dios del Olimpo. Como curiosidad, Kirk Douglas y Anthony Quinn volverían a verse las caras dos años después gracias a Vincente Minnelli y su obra biográfica sobre Van Gogh en "El loco del pelo rojo (1956)".

Frase para recordar: "Solo quien tiene miedo conoce la grandeza del valor".
https://www.lasmejorespeliculasdelahistoriadelcine.com/2012/06/ulises-1954.html

El poeta ciego Homero, de quién poco se sabe, escribió en griego arcaico la Odisea y la Ilíada, sus dos obras fundamentales (porque son fundamentos de toda la narrativa occidental) que todavía hoy seducen a guionistas y productores cinematográficos. A través de las imágenes reconstruyen, en general con poco éxito, una época oscura, la de los orígenes de la llamada civilización occidental, nuestra civilización, nuestra cultura, sobre todo la cultura mediterránea.

La primera novela de aventuras
Es archisabido que la Odisea es la primera novela de aventuras y que su protagonista, Odiseo (Ulises para los latinos), es el primer aventurero, de astucia admirable y energía inagotable. Ulises recorre el mar Mediterráneo superando los peligros con los que se topa, o en los que cae sin remedio, cuando intenta regresar, tras la guerra de Troya, a su isla, a sus tierras, de las que es el rey, y a su familia dejada tiempo atrás.

En Ulises, en la Odisea, se inspiraron, o más bien copiaron a destajo, los guionistas de la coproducción cinematográfica italo franco americana, Ulises, de 1954, bajo la dirección de Mario Camerini, un realizador más que experimentado que, ni antes ni después dirigiría otra obra tan destacada. Y es que su película causó sensación entre el público de todo el mundo.

En Italia fue la película más taquillera de la temporada. No solamente porque Kirk Douglas, ya un actor conocido, interpretara al personaje de Ulises; o porque Penélope, su fiel y paciente esposa, era la famosa Silvana Mangano, que se desdoblaba en el personaje de la cautivadora Circe; ni porque la actriz emergente, Rossana Podestà, en el papel de Nausicaa, embelesaba con su  belleza, ni porque el papel de su padre, Antinoo, fuera de Anthony Quinn, siempre sólido en apariencia y en interpretación…, sino porque el genio del viejo Homero, las aventuras del viejo Odiseo, salían al fin del libro minoritario y a través de la magia del cine llegaban al gran público.

Ya fuera por las exigencias de la síntesis narrativa o para eludir el incremento de presupuesto de la producción, el hecho es que los guionistas cambiaron el orden del relato original, suprimieron algunos episodios, modificaron otros, siempre conservando, esos sí, la esencia de la lucha épica y genuina del personaje Ulises por superar los peligros sucesivos que una y otra vez le enviaban los dioses, empeñados en que nunca llegara a Ítaca, su isla.

Los estudios de Cinecittà

O sea, que la película no empieza con la reunión celebrada por la caterva de dioses del Olimpo al final de la guerra troyana, tal como narra el Canto primero de Homero, sino con la secuencia en la que la esposa de Ulises y su hijo Telémaco lamentan la larga ausencia del esposo y padre del que nada saben desde que partiera a aquella guerra con las huestes de Menelao. Es una escena de interiores, por utilizar terminología cinematográfica, rodada en los estudios de Cinecittà, en Roma, lugar en el que se rodarían el resto de escenas que no exigían estar al aire libre.

Se inauguraba así el uso de los grandes estudios cinematográficos de Roma para filmar las películas que se conocerían bajo el nombre genérico de “peplum”, refiriéndose a aquellas ambientadas en la época clásica, griega o romana, destinadas al gran público.

En una segunda secuencia, esta en exteriores, la princesa Nausícaa, que vive lejos de Ítaca, en la isla hoy conocida como de Corfú, encontrará a Ulises inconsciente, tirado en la arena de la playa. Es un náufrago y ha perdido a los compañeros con los que navegaba, ha perdido la memoria, no sabe ni cómo se llama, pero poco después, ya en brazos de la princesa y con la mirada puesta en el mar Mediterráneo, empezará a recordar las aventuras vividas…

La primera que contará y que veremos será la del enfrentamiento con Polifemo, el gigante de un solo ojo… a quien engañará para salvarse y salvar a sus compañeros después de emborracharse con el vino que acaban de destilar, y de cegarlo con la punta de un palo endurecida por el fuego.

Así que la película va de flash-back en flash-back, desarrollando los episodios más entretenidos de la obra homérica, y deteniéndose deliberadamente en algunos de ellos, como es el caso de la pasión amorosa que viven Ulises y la maga Circe en la isla Eea, que se sitúa más o menos en el Mediterráneo occidental, en la ribera de la región del Lazio italiano, o eso dicen los que saben de mitología.

Nuestro mar aparece una y otra vez a lo largo de la película, en la calma del luminoso azul y en los grises amenazantes de las olas furiosas, convirtiéndose en un protagonista más.

A Ulises y los suyos los veremos también navegando en plena tempestad, él atado al mástil para poder escuchar los cantos malignos y a la vez encantadores de las sirenas mientras sus compañeros, atados a los remos, se tapan los oídos con cera para no dirigir el barco hacia los escollos puntiagudos de la costa.

Y es que nuestro mar aparece una y otra vez a lo largo de la película, en la calma del luminoso azul y en los grises amenazantes de las olas furiosas, convirtiéndose en un protagonista más, porque abastece y también ampara, atrayendo la mitología de hombres y mujeres, de semidioses y de grandes dioses y  diosas, viviendo todos los primeros balbuceos de la narrativa transformada en Cine.
https://www.alamareditions.com/ulises-cine-mediterraneo/

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