TITULO ORIGINAL La strada di Paolo
AÑO 2011
IDIOMA Italiano
SUBTITULOS No
DURACION 90 min.
DIRECCION Salvatore Nocita
ARGUMENTO Salvatore Nocita, Giuliano Corti
GUION Salvatore Nocita, Giuliano Corti, Mauro Graiani, Riccardo Irrera
REPARTO Marcello Mazzarella, Philippe Leroy, Valentina Valsania
MUSICA Enrico Sabena
MONTAJE Gianandrea Tintori
ESCENOGRAFIA Franco Vanorio
VESTUARIO Irene Corda
PRODUCCION PER OFFICINA DELLA COMUNICAZIONE, FAI SERVICE IN COLLABORAZIONE CON PONTIFICIO CONSIGLIO DELLA CULTURA E RAI CINEMA E CON LA PARTNERSHIP DI FONDAZIONE ENTE DELLO SPETTACOLO
GENERO Drama / Espiritual
AÑO 2011
IDIOMA Italiano
SUBTITULOS No
DURACION 90 min.
DIRECCION Salvatore Nocita
ARGUMENTO Salvatore Nocita, Giuliano Corti
GUION Salvatore Nocita, Giuliano Corti, Mauro Graiani, Riccardo Irrera
REPARTO Marcello Mazzarella, Philippe Leroy, Valentina Valsania
MUSICA Enrico Sabena
MONTAJE Gianandrea Tintori
ESCENOGRAFIA Franco Vanorio
VESTUARIO Irene Corda
PRODUCCION PER OFFICINA DELLA COMUNICAZIONE, FAI SERVICE IN COLLABORAZIONE CON PONTIFICIO CONSIGLIO DELLA CULTURA E RAI CINEMA E CON LA PARTNERSHIP DI FONDAZIONE ENTE DELLO SPETTACOLO
GENERO Drama / Espiritual
SINOPSIS L'autotrasportatore Paolo è diretto per lavoro in Terra Santa. Il viaggio prende una direzione inaspettata quando si imbatte in alcune realtà che parlano al suo cuore di Dio, Fede, Grazia e Carità, aprendogli anche gli occhi sull'opportunismo e il cinismo umani. Nell'incontro/scontro con la religiosità e il mistero insondabile di quella Terra, immerso in situazioni surreali, a contatto con personaggi e storie incredibili, per Paolo si aprono nuovi orizzonti che lo porteranno a una decisione fondamentale. (Il Sole 24 ore)
Enlaces de descarga (Cortados con HJ Split)
http://www17.zippyshare.com/v/75369965/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/16135164/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/80956276/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/36944677/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/34179933/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/70963707/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/5061934/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/85594504/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/95105152/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/59311724/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/75369965/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/16135164/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/80956276/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/36944677/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/34179933/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/70963707/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/5061934/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/85594504/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/95105152/file.html
http://www17.zippyshare.com/v/59311724/file.html
La strada di Paolo, una película y un viaje espiritual
ROMA, viernes 4 de noviembre de 2011 (ZENIT.org).-La Strada di Paolo es el título de una de las ediciones especiales de la VI Edición del Festival Internacional de Cine de Roma, presentada el miércoles por la noche, en el Palacio de Exposiciones de Roma, Italia.
El filme cuenta el viaje, experiencia personal, de un camionero que, desde Apulia va hacia Tierra Santa. La película, dirigida por Salvatore Nocita, ha sido producida por FAI Service (Federación de Conductores Italianos), en colaboración con el Consejo Pontificio de la Cultura y Rai Cinema y con la colaboración de la fundación Ente dello Spettacolo.
Un filme dirigido al gran público, al “camionero Paolo” que hay en cada uno de nosotros, un especial que la RAI llevará a la pequeña pantalla y que, dentro de pocos meses, se podrá comprar en italiano, junto con un libro de meditación.
Durante la presentación, monseñor Franco Perazzolo, delegado del Consejo Pontificio para la Cultura, declaró: “Este producto llega en el momento justo y en el lugar adecuado, con preguntas para nada banales”.
“No estamos presentando un producto que dé respuestas --prosiguió monseñor Perazzolo- porque las respuestas que se hagan corren el riesgo de llegar tarde o de no llegar a la meta”.
Buscamos, dijo el prelado, “un filme que sepa interrogar a la gente. Espero que al salir esta tarde, cada uno de nosotros tenga preguntas que hacer a algún amigo o a sus familias. Es más difícil encontrar preguntas que hacer, que respuestas que ofrecer. Lo que no queremos es una especie de manual de jóvenes marmotas”.
Recordó que “la película está fuera de esquemas, fuera de los clichés, y se interroga sobre lo divino y lo humano, pero deja a cada uno de nosotros la elección del camino, con gran libertad interpretativa: lo que no quiere decir no interrogarse, o elegir el camino más fácil. Quizás ante el reto de la pregunta nos sintamos llamados por el camino más difícil”.
Y concluyó que se trata de “un viaje que se convierte en metáfora de cada uno de nosotros. Debemos dejar de ser transeúntes y aprender a ser peregrinos”.
A la pregunta de un periodista que preguntaba si, hace algunos años, una película como La strada de Paolo no corría el riesgo de ser considerada “subversiva”, monseñor Perazzolo respondió: “No diría subversiva. Es una película que hace pensar, y encontrar algo que nos haga pensar es un gran logro”.
El cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, en la carta dirigida al público presente, indicó que se trata de “un itinerario que se desarrolla a lo largo del camino, ya no poblado por transeúntes, sino por los medios de transporte cada vez más numerosos y sofisticados, que, sin embargo, no consiguen cancelar el espíritu del hombre viajero, peregrino incansable a la búsqueda de un significado del propio caminar”. Porque, añadió, como el camionero Paolo, somos personajes que viven en el camino”.
“Mi esperanza --prosiguió Ravasi- es que mediante el cine se puedan difundir valores, ideas, como sucede a través de la historia del camionero Paolo que, durante uno de sus viajes con el camión para llegar a un hospital pediátrico de Jerusalén, se encuentra en ciudades, con hombres y mujeres que le estimulan a interrogarse sobre los temas decisivos de la existencia: la vida, la muerte, el destino del alma, el bien y el mal, la fe y la razón, la providencia y la casualidad”.
“Paolo se encuentra recorriendo, empujado por la urgencia de las preguntas, el viaje que durante milenios hombres y mujeres han realizado movidos por la inquietud de la búsqueda . Vuelve entonces a la mente la aguda frase de Julien Green (1900-1998). Mientras estamos inquietos podemos estar tranquilos”, concluyó después el cardenal.
El filme será respaldado por un producto editorial editado por Marcianum Press, con entrevistas concedidas por los cardenales Angelo Scola, patriarca de Venecia, y Gianfranco Ravasi; el docente de filosofía Salvatore Natoli; el cantautor Roberto Vecchioni; y la historiadora y periodista Lucietta Scaraffia. El prólogo es de monseñor Dario Viganò, presidente de la Fundación Ente dello spettacolo, que afronta el tema “Cine e Iglesia”, mientras que el epílogo está a cargo de Fabrizio Palenzona, presidente de FAI Service.
El director Salvatore Nocita, en el momento del estreno, dijo a los presentes: “Este filme no añadirá nada a mi carrera profesional, pero sí a mi persona”.
Traducción de italiano de Carmen Álvarez
http://www.zenit.org/es/articles/la-strada-di-paolo-una-pelicula-y-un-viaje-espiritual
El filme cuenta el viaje, experiencia personal, de un camionero que, desde Apulia va hacia Tierra Santa. La película, dirigida por Salvatore Nocita, ha sido producida por FAI Service (Federación de Conductores Italianos), en colaboración con el Consejo Pontificio de la Cultura y Rai Cinema y con la colaboración de la fundación Ente dello Spettacolo.
Un filme dirigido al gran público, al “camionero Paolo” que hay en cada uno de nosotros, un especial que la RAI llevará a la pequeña pantalla y que, dentro de pocos meses, se podrá comprar en italiano, junto con un libro de meditación.
Durante la presentación, monseñor Franco Perazzolo, delegado del Consejo Pontificio para la Cultura, declaró: “Este producto llega en el momento justo y en el lugar adecuado, con preguntas para nada banales”.
“No estamos presentando un producto que dé respuestas --prosiguió monseñor Perazzolo- porque las respuestas que se hagan corren el riesgo de llegar tarde o de no llegar a la meta”.
Buscamos, dijo el prelado, “un filme que sepa interrogar a la gente. Espero que al salir esta tarde, cada uno de nosotros tenga preguntas que hacer a algún amigo o a sus familias. Es más difícil encontrar preguntas que hacer, que respuestas que ofrecer. Lo que no queremos es una especie de manual de jóvenes marmotas”.
Recordó que “la película está fuera de esquemas, fuera de los clichés, y se interroga sobre lo divino y lo humano, pero deja a cada uno de nosotros la elección del camino, con gran libertad interpretativa: lo que no quiere decir no interrogarse, o elegir el camino más fácil. Quizás ante el reto de la pregunta nos sintamos llamados por el camino más difícil”.
Y concluyó que se trata de “un viaje que se convierte en metáfora de cada uno de nosotros. Debemos dejar de ser transeúntes y aprender a ser peregrinos”.
A la pregunta de un periodista que preguntaba si, hace algunos años, una película como La strada de Paolo no corría el riesgo de ser considerada “subversiva”, monseñor Perazzolo respondió: “No diría subversiva. Es una película que hace pensar, y encontrar algo que nos haga pensar es un gran logro”.
El cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, en la carta dirigida al público presente, indicó que se trata de “un itinerario que se desarrolla a lo largo del camino, ya no poblado por transeúntes, sino por los medios de transporte cada vez más numerosos y sofisticados, que, sin embargo, no consiguen cancelar el espíritu del hombre viajero, peregrino incansable a la búsqueda de un significado del propio caminar”. Porque, añadió, como el camionero Paolo, somos personajes que viven en el camino”.
“Mi esperanza --prosiguió Ravasi- es que mediante el cine se puedan difundir valores, ideas, como sucede a través de la historia del camionero Paolo que, durante uno de sus viajes con el camión para llegar a un hospital pediátrico de Jerusalén, se encuentra en ciudades, con hombres y mujeres que le estimulan a interrogarse sobre los temas decisivos de la existencia: la vida, la muerte, el destino del alma, el bien y el mal, la fe y la razón, la providencia y la casualidad”.
“Paolo se encuentra recorriendo, empujado por la urgencia de las preguntas, el viaje que durante milenios hombres y mujeres han realizado movidos por la inquietud de la búsqueda . Vuelve entonces a la mente la aguda frase de Julien Green (1900-1998). Mientras estamos inquietos podemos estar tranquilos”, concluyó después el cardenal.
El filme será respaldado por un producto editorial editado por Marcianum Press, con entrevistas concedidas por los cardenales Angelo Scola, patriarca de Venecia, y Gianfranco Ravasi; el docente de filosofía Salvatore Natoli; el cantautor Roberto Vecchioni; y la historiadora y periodista Lucietta Scaraffia. El prólogo es de monseñor Dario Viganò, presidente de la Fundación Ente dello spettacolo, que afronta el tema “Cine e Iglesia”, mientras que el epílogo está a cargo de Fabrizio Palenzona, presidente de FAI Service.
El director Salvatore Nocita, en el momento del estreno, dijo a los presentes: “Este filme no añadirá nada a mi carrera profesional, pero sí a mi persona”.
Traducción de italiano de Carmen Álvarez
http://www.zenit.org/es/articles/la-strada-di-paolo-una-pelicula-y-un-viaje-espiritual
La strada di Paolo, il film che mostra i camionisti da un diverso punto di vista
“Il mio augurio è che dopo aver visto questa pellicola ognuno di noi, incrociando sulle strade e autostrade un Tir, uno di quei bestioni che spesso ci fanno paura, possa vedere sotto una luce diversa le migliaia di camionisti che li guidano, possa vedere in quei camionisti degli uomini che attraversano quotidianamente la vita con tutti i suoi problemi, le sue paure”. Con queste parole Primo Santini, amministratore delegato di Fai Service, ha presentato la proiezione in anteprima (clicca qui per vedere il trailer del film), al Festival Internazionale del Film di Roma, della pellicola “La strada di Paolo”, film di Salvatore Nocita, prodotto dalla stessa Fai Service (Federazione autotrasportatori italiani) e da Officina della Comunicazione, in collaborazione con il Pontificio consiglio della cultura e Rai Cinema e con la partnership della Fondazione ente dello spettacolo.
Un film che, come ha scritto il cardinal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consiglio della cultura, rappresenta “un viaggio dal nord al sud della vita”, non con l’obiettivo di “dare risposte”, come ha sottolineato monsignor Franco Perazzolo, “ma per far nascere domande”. E sono davvero tante, e profonde, le domande che il film, proiettato al Palazzo delle Esposizioni di Roma, spinge a farsi. Le stesse domande che Paolo (interpretato da Marcello Mazzarella), autotrasportatore che “crede di non credere”, un dei tantissimi “che cercano rifugio nello scetticismo come autodifesa” si comincia a porre dal momento in cui, al volante del suo tir, sbarca a Gerusalemme, per portare alcune forniture a un ospedale pediatrico. Dall’incontro con piccoli pazienti ricoverati, in cui rivede i suoi figli, per troppi anni salutati la mattina all’alba nel pieno del sonno, dall’incontro, lungo una strada di periferia con una bambina e con una donna, che lo sorprende con impreviste riflessioni sul bisogno di ritrovare la propria anima, dall’incontro con Lucio, fotografo “provocatore” ottimamente interpretato da Philippe Leroy, inizia il vero viaggio di Paolo attraverso riflessioni che gli aprono gli occhi e la mente, permettendogli di osservare tutto ciò che lo circonda con una rinnovata capacità di ascolto.
L’uscita del film (nel quale accanto a Marcello Mazzarella e Philippe Leroy hanno recitato Valentina Valsania, Milena Miconi, Gianni Bissaca, David Brandon, Raffaella Maria Grazia Parlato, Federico von Stegen – l’olandese volante celebre voce radiofonica di Radio Montecarlo, Rai, Rtl 102,5 e Radio 105 – ma anche un sorprendente Fabrizio Palenzona, presidente di Fai Service) nelle sale cinematografiche sarà affiancata da un libro edito da Marcianum Press, la casa editrice della Diocesi patriarcale di Venezia, che raccoglie le interviste rilasciate dal cardinale Angelo Scola, patriarca di Venezia, dal cardinale Gianfranco Ravasi, dal docente di filosofia Salvatore Natoli, dal cantautore Roberto Vecchioni, dalla storica e giornalista Lucietta Scaraffia. La prefazione è di monsignor Dario Viganò, presidente della Fondazione ente dello spettacolo, che affronta il tema “cinema e chiesa”. Un tema che, come ha dimostrato la pellicola diretta da Salvatore Nocita, può aprire moltissime strade alla riflessione.
http://stradafacendo.tgcom24.it/wpmu/2011/11/03/la-strada-di-paolo-il-film-che-fa-guardare-i-camionisti-da-un-diverso-punto-di-vista/
Un film che, come ha scritto il cardinal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consiglio della cultura, rappresenta “un viaggio dal nord al sud della vita”, non con l’obiettivo di “dare risposte”, come ha sottolineato monsignor Franco Perazzolo, “ma per far nascere domande”. E sono davvero tante, e profonde, le domande che il film, proiettato al Palazzo delle Esposizioni di Roma, spinge a farsi. Le stesse domande che Paolo (interpretato da Marcello Mazzarella), autotrasportatore che “crede di non credere”, un dei tantissimi “che cercano rifugio nello scetticismo come autodifesa” si comincia a porre dal momento in cui, al volante del suo tir, sbarca a Gerusalemme, per portare alcune forniture a un ospedale pediatrico. Dall’incontro con piccoli pazienti ricoverati, in cui rivede i suoi figli, per troppi anni salutati la mattina all’alba nel pieno del sonno, dall’incontro, lungo una strada di periferia con una bambina e con una donna, che lo sorprende con impreviste riflessioni sul bisogno di ritrovare la propria anima, dall’incontro con Lucio, fotografo “provocatore” ottimamente interpretato da Philippe Leroy, inizia il vero viaggio di Paolo attraverso riflessioni che gli aprono gli occhi e la mente, permettendogli di osservare tutto ciò che lo circonda con una rinnovata capacità di ascolto.
L’uscita del film (nel quale accanto a Marcello Mazzarella e Philippe Leroy hanno recitato Valentina Valsania, Milena Miconi, Gianni Bissaca, David Brandon, Raffaella Maria Grazia Parlato, Federico von Stegen – l’olandese volante celebre voce radiofonica di Radio Montecarlo, Rai, Rtl 102,5 e Radio 105 – ma anche un sorprendente Fabrizio Palenzona, presidente di Fai Service) nelle sale cinematografiche sarà affiancata da un libro edito da Marcianum Press, la casa editrice della Diocesi patriarcale di Venezia, che raccoglie le interviste rilasciate dal cardinale Angelo Scola, patriarca di Venezia, dal cardinale Gianfranco Ravasi, dal docente di filosofia Salvatore Natoli, dal cantautore Roberto Vecchioni, dalla storica e giornalista Lucietta Scaraffia. La prefazione è di monsignor Dario Viganò, presidente della Fondazione ente dello spettacolo, che affronta il tema “cinema e chiesa”. Un tema che, come ha dimostrato la pellicola diretta da Salvatore Nocita, può aprire moltissime strade alla riflessione.
http://stradafacendo.tgcom24.it/wpmu/2011/11/03/la-strada-di-paolo-il-film-che-fa-guardare-i-camionisti-da-un-diverso-punto-di-vista/
"Non radicarsi è struttura costitutiva dell’essere cristiano", dice Dario E. Viganò. Che presenta ai Musei Vaticani Le inquietudini della fede, libro del regista di Paolo
“Il luogo perfetto per presentare un libro come questo sarebbe stata la Cappella Paolina, nei suoi affreschi Michelangelo racconta uno degli episodi di conversione più famosi, la conversione di Paolo”. Antonio Paolucci, direttore dei Musei Vaticani, chiama in aiuto la pittura del Buonarroti per presentare il contenuto metafisico del libro Le inquietudini della fede (Marcianum Press), curato dal regista Salvatore Nocita, che raccoglie interviste di personalità eccellenti sugli interrogativi della Fede: i Cardinali Gianfranco Ravasi e Angelo Scola, la storica Lucetta Scaraffia, il cantautore Roberto Vecchioni e il filosofo Salvatore Natoli. “Un libro denso e completo - continua Paolucci - che ha per titolo un ossimoro, inquietudine e fede, quando la fede dovrebbe essere fermezza incrollabile”. E certamente la conversione è un viaggio attraverso mistero e ragione. Paradigma di tale percorso il film di Nocita, nato dalle riflessioni contenute nel libro, La strada di Paolo, presentato all’ultimo Festival di Roma e in onda su RaiUno a fine agosto, che racconta dell’esperienza dell’autotrasportatore Paolo, diretto per lavoro in Terra Santa, e dell’incontro inaspettato con il fascino mistico di quella terra. “L’inquietudine di Paolo camionista - dice Dario Edoardo Viganò, autore dell’introduzione e presidente FedS - rappresenta l’essere in cammino del pellegrino, che è tipico di un’antropologia cristiana. L’uomo Gesù era sempre in cammino, come anche Paolo di Tarso. Non radicarsi è struttura costitutiva dell’essere cristiano”.
La tematica del viaggio conduce inevitabilmente all’incontro: “Il cinema ci aiuta a raccontarci - prosegue Viganò - e rieduca alle modalità del racconto che permette di assumere con più forza la nostra identità e maggior rispetto affinché l’altro rimanga altro, sapendo che il dialogo si dà solo nella distanza, così come i ponti si fanno solo se c’è una distanza da colmare”.
La strada cinematografica di Paolo l’ha percorsa anche chi di chilomertri se ne intende. La federazione autotrasportatori italiani Fai Service, infatti, ha creduto e supportato il progetto: “I privati devono investire nel cinema – sostiene il dott. Doriano Bendotti, membro del Cda Fai Service - perché nulla meglio del cinema può aprire gli orizzonti spingendo la gente a fare delle riflessioni necessarie in questo momento”. Per il dott. Francis Cosio, direttore generale di Fai Service, “la scelta di produrre il film è stata una sfida, ma anche un’occasione per riscoprire il valore dell’uomo ora che si è perso il senso del vivere”. Scommessa che hanno accolto anche Nicola Salvi e Elisabetta Sola, amministratori di Officina della Comunicazione, una piccola società di comunicazione che ha prodotto la pellicola: “I nostri compagni di viaggio hanno avuto fede in noi anche quando abbiamo deciso di giare in Israele e Palestina, luoghi non economici e difficili. Siamo stati seguiti da una stella che ci ha acccompagnato anche dopo, affinché il film potesse avere la visibilità che merita”.
Giulia Iselle
http://www.cinematografo.it/cinemedia/ila_strada/i_di_nocita/00022388_La_strada_di_Nocita.html
La tematica del viaggio conduce inevitabilmente all’incontro: “Il cinema ci aiuta a raccontarci - prosegue Viganò - e rieduca alle modalità del racconto che permette di assumere con più forza la nostra identità e maggior rispetto affinché l’altro rimanga altro, sapendo che il dialogo si dà solo nella distanza, così come i ponti si fanno solo se c’è una distanza da colmare”.
La strada cinematografica di Paolo l’ha percorsa anche chi di chilomertri se ne intende. La federazione autotrasportatori italiani Fai Service, infatti, ha creduto e supportato il progetto: “I privati devono investire nel cinema – sostiene il dott. Doriano Bendotti, membro del Cda Fai Service - perché nulla meglio del cinema può aprire gli orizzonti spingendo la gente a fare delle riflessioni necessarie in questo momento”. Per il dott. Francis Cosio, direttore generale di Fai Service, “la scelta di produrre il film è stata una sfida, ma anche un’occasione per riscoprire il valore dell’uomo ora che si è perso il senso del vivere”. Scommessa che hanno accolto anche Nicola Salvi e Elisabetta Sola, amministratori di Officina della Comunicazione, una piccola società di comunicazione che ha prodotto la pellicola: “I nostri compagni di viaggio hanno avuto fede in noi anche quando abbiamo deciso di giare in Israele e Palestina, luoghi non economici e difficili. Siamo stati seguiti da una stella che ci ha acccompagnato anche dopo, affinché il film potesse avere la visibilità che merita”.
Giulia Iselle
http://www.cinematografo.it/cinemedia/ila_strada/i_di_nocita/00022388_La_strada_di_Nocita.html
L'autotrasportatore Paolo arriva per la prima volta in Palestina: deve consegnare dei medicinali in un ospedale di Betlemme. Dopo il trasporto, lungo la strada di ritorno, si accorge che si è nascosta nel camion Gabrielle, una palestinese che in questo modo è riuscita a superare il posto di blocco della città. Paolo accetta, poco convinto, di andare con lei a Gerusalemme e iniziano a parlare di anima, di amore, di fede, di vita e di morte. Per le strade di Gerusalemme Paolo incontra anche Lucio, un fotografo di moda che gli presenta una visione della vita opposta a quella di Gabrielle: ciò che conta sono i piaceri sensuali, bisogna vivere alla giornata perché non vi sono certezze…
Paolo sbarca con il suo camion in Palestina. Deve trasportare delle medicine all’ospedale dei ragazzi di Betlemme. Ha l’aria di uno che fa da tempo quel mestiere, è convinto di poter procedere celermente e conta di prendere la nave che lo riporterà in Italia quella sera stessa.
Sarà una suora ad aiutarlo a trovare la strada per Betlemme, superando quell’orribile muro che tiene rinchiusa la città. “Hanno voluto recintare i cattivi”: commenta Paolo. L’incontro con i bambini, la visita alla Basilica della Natività, le difficoltà ad attraversare il posto di blocco per uscire dalla città: Paolo ha un’esperienza diretta, concreta delle bellezze ma anche delle mille difficoltà che occorre affrontare per vivere in terra palestinese, ma ben presto il film cambia tono. Arrivato a Gerusalemme, Paolo incontra alcuni personaggi alquanto insoliti: una donna, Gabrielle (leggi Gabriele) e un uomo, Lucio (leggi Lucifero) che iniziano a intrattenerlo su temi per lui alquanto astrusi.
A lui, uomo concreto, semplice e schietto, Gabrielle afferma che “ha perso l’anima”. Il povero Paolo risponde che “se ha perso l’anima non se ne è neanche accorto” e cerca di interrogare Gabrielle su cosa sia questa entità che non si vede e non si tocca, ma già il tema si è allargato: ora si parla di vita, di morte, poi subito dopo si passa a discutere sull’amore.
Inizia da questo momento un turbine di discussioni non solo con Gabrielle ma anche con Lucio che presenta una visione opposta: “La nostra vera anima è il desiderio; gli uomini non vogliono la libertà, vogliono la felicità”.
Immancabilmente si finisce per parlare di Dio e un uomo che si definisce ateo inizia a declamare a un piccolo pubblico di uditori di passaggio le ben note teorie secondo le quali “Dio è la proiezione di noi uomini. Delle religioni ciò che cambia è solo la forma, i simboli: puoi chiamarlo Dio, Allah cambiano solo i nomi”. Gabrielle accompagna Paolo in una chiesa e anche lei esterna, di fronte a l’abside con un mosaico a forma di croce la propria visione su Dio, che lascia trapelare un certo sincretismo: ”chiamalo come vuoi, ma Lui c’è sempre: ha cambiato forma, ha cambiato nome, ma è sempre presente fra gli uomini”
“Parole, parole, parole”: si lamenta Paolo, ma l’infelice non sa che il suo cammino non si è concluso: invitato a casa di un ebreo il giorno del sabato, si trova nel bel mezzo di una discussione fra un rabbino, sacerdoti cattolici, un filosofo, ospiti vari, su quale sia la voce di Dio; il giorno dopo segue un dibattito sulla dignità della morte e l’eutanasia, il tutto in un effluvio di parole, di teorie che si elidono a vicenda (il più antipatico e saccente è proprio il sacerdote cattolico).
“Parole, parole, parole” ripete questa volta Lucio di fronte all’insistenza di Gabrielle a invitarlo a credere alla “Parola” mentre è impegnato a far vedere a Paolo, sulle sponde del Giordano, come l’ipotetica spiritualità del luogo sia stata sconvolta da un supermercato di oggetti sacri a cui vanno ad attingere i battesimandi delle più diverse fedi cristiane.
Alla fine Paolo trova la sua strada: non perché ha incontrato un angelo (un po’ particolare e neanche troppo spirituale, visto che Gabrielle passa una notte d’amore con lui), né per tutti i discorsi che ha ascoltato, ma probabilmente perché è una persona di animo buono che di fronte ai problemi reali, che ha toccato con mano, delle suore dell’ospedale di Betlemme decide di ritornare più volte in Palestina per trasportare altri medicinali.
Si resta sinceramente perplessi di fronte ad opere cinematografiche come questa dove il simbolismo astratto, il dibattito verbale prendono il sopravvento. Il dibattito è così politically correct che tutte le varie ipotesi pro e contro l’esistenza di Dio si elidono a vicenda e lo spettatore resta sospeso nell’incertezza.
Nonostante le buone intenzioni, resta il sospetto che il racconto di una conversione può passare sì attraverso la Parola, ma una parola viva, che si incarna in opere di carità concrete e in rapporti concreti con gli altri uomini, improntati alla comprensione e alla fratellanza.
Franco Olearo
http://www.familycinematv.it/node/1638
Sarà una suora ad aiutarlo a trovare la strada per Betlemme, superando quell’orribile muro che tiene rinchiusa la città. “Hanno voluto recintare i cattivi”: commenta Paolo. L’incontro con i bambini, la visita alla Basilica della Natività, le difficoltà ad attraversare il posto di blocco per uscire dalla città: Paolo ha un’esperienza diretta, concreta delle bellezze ma anche delle mille difficoltà che occorre affrontare per vivere in terra palestinese, ma ben presto il film cambia tono. Arrivato a Gerusalemme, Paolo incontra alcuni personaggi alquanto insoliti: una donna, Gabrielle (leggi Gabriele) e un uomo, Lucio (leggi Lucifero) che iniziano a intrattenerlo su temi per lui alquanto astrusi.
A lui, uomo concreto, semplice e schietto, Gabrielle afferma che “ha perso l’anima”. Il povero Paolo risponde che “se ha perso l’anima non se ne è neanche accorto” e cerca di interrogare Gabrielle su cosa sia questa entità che non si vede e non si tocca, ma già il tema si è allargato: ora si parla di vita, di morte, poi subito dopo si passa a discutere sull’amore.
Inizia da questo momento un turbine di discussioni non solo con Gabrielle ma anche con Lucio che presenta una visione opposta: “La nostra vera anima è il desiderio; gli uomini non vogliono la libertà, vogliono la felicità”.
Immancabilmente si finisce per parlare di Dio e un uomo che si definisce ateo inizia a declamare a un piccolo pubblico di uditori di passaggio le ben note teorie secondo le quali “Dio è la proiezione di noi uomini. Delle religioni ciò che cambia è solo la forma, i simboli: puoi chiamarlo Dio, Allah cambiano solo i nomi”. Gabrielle accompagna Paolo in una chiesa e anche lei esterna, di fronte a l’abside con un mosaico a forma di croce la propria visione su Dio, che lascia trapelare un certo sincretismo: ”chiamalo come vuoi, ma Lui c’è sempre: ha cambiato forma, ha cambiato nome, ma è sempre presente fra gli uomini”
“Parole, parole, parole”: si lamenta Paolo, ma l’infelice non sa che il suo cammino non si è concluso: invitato a casa di un ebreo il giorno del sabato, si trova nel bel mezzo di una discussione fra un rabbino, sacerdoti cattolici, un filosofo, ospiti vari, su quale sia la voce di Dio; il giorno dopo segue un dibattito sulla dignità della morte e l’eutanasia, il tutto in un effluvio di parole, di teorie che si elidono a vicenda (il più antipatico e saccente è proprio il sacerdote cattolico).
“Parole, parole, parole” ripete questa volta Lucio di fronte all’insistenza di Gabrielle a invitarlo a credere alla “Parola” mentre è impegnato a far vedere a Paolo, sulle sponde del Giordano, come l’ipotetica spiritualità del luogo sia stata sconvolta da un supermercato di oggetti sacri a cui vanno ad attingere i battesimandi delle più diverse fedi cristiane.
Alla fine Paolo trova la sua strada: non perché ha incontrato un angelo (un po’ particolare e neanche troppo spirituale, visto che Gabrielle passa una notte d’amore con lui), né per tutti i discorsi che ha ascoltato, ma probabilmente perché è una persona di animo buono che di fronte ai problemi reali, che ha toccato con mano, delle suore dell’ospedale di Betlemme decide di ritornare più volte in Palestina per trasportare altri medicinali.
Si resta sinceramente perplessi di fronte ad opere cinematografiche come questa dove il simbolismo astratto, il dibattito verbale prendono il sopravvento. Il dibattito è così politically correct che tutte le varie ipotesi pro e contro l’esistenza di Dio si elidono a vicenda e lo spettatore resta sospeso nell’incertezza.
Nonostante le buone intenzioni, resta il sospetto che il racconto di una conversione può passare sì attraverso la Parola, ma una parola viva, che si incarna in opere di carità concrete e in rapporti concreti con gli altri uomini, improntati alla comprensione e alla fratellanza.
Franco Olearo
http://www.familycinematv.it/node/1638
No hay comentarios:
Publicar un comentario