TITULO ORIGINAL La frusta e il corpo
AÑO 1963
IDIOMA Español e Inglés
SUBTÍTULOS Español e Inglés
DURACIÓN 91 min.
PAÍS Italia
DIRECCIÓN Mario Bava ( (firmada como John M. Old)
GUIÓN Ernesto Gastaldi, Ugo Guerra, Luciano Martino
MÚSICA Carlo Rustichelli
FOTOGRAFÍA Ubaldo Terzano
REPARTO Daliah Lavi, Christopher Lee, Tony Kendall, Ida Galli, Harriet Medin, Gustavo De Nardo, Luciano Pigozzi, Jacques Herlin
PRODUCTORA Coproducción Italia-Francia; Francinor-PIP, Leone Film, Titanus
GÉNERO Terror | Siglo XIX. Fantasmas
Sinopsis
Kurt Menliff regresa al castillo familiar después de haber sido repudiado tras seducir a la hija de la doncella y la joven suicidarse al ser abandonada. Kurt se encuentra con que su padre le ha desheredado y su hermano se ha casado con su antigua amante Nevenka (Lavi), además de que la doncella le acusa de haber matado a su hija y le vaticina que morirá algún día bajo el mismo puñal que mató a la chica. Kurt no tarda en volver a recuperar todo lo que es suyo, empezando por Nevenka, con la que comienza a tener relaciones sexuales sadomasoquistas. La sorpresa llegará una noche en que aparezca el cadáver de Kurt, cumpliéndose el funesto vaticinio. A partir de ese momento Nevenka empezará a ser asediada por el espiritu de Kurt noche tras noche... (FILMAFFINITY)
“Espantoso juego del amor, en el cual es preciso que uno de ambos jugadores pierda el gobierno de sí mismo”. (Charles Baudelaire)
Siglo XIX, Europa del Este. El aristócrata Kurt Meinliff (Christopher Lee) regresa al hogar familiar, un aislado castillo encaramado sobre un acantilado junto al mar, para felicitar a su hermano Cristiano (Tony Kendall), quien acaba de contraer matrimonio con la hermosa Nevenka (Daliah Lavi), su antigua amante. Sin embargo, Kurt, desheredado tiempo atrás por su padre, el conde Meinliff (Gustavo de Nardo), debido a su conducta inmoral y criminal, no es bien recibido, especialmente por parte de Giorgia (Ida Galli), la sirvienta, que lo culpa de la trágica muerte de su hija Tania, a la que Kurt sedujo en el pasado.
Del mismo modo que cuando se habla de gran literatura no se mencionan los títulos de clásicos como Melmoth el errabundo (Melmoth the Wanderer, 1820), de Charles Robert Maturin; El monje (The Monk, 1796), de Matthew Gregory Lewis (una de las novelas favoritas de Luis Buñuel, por cierto); o Los elixires del diablo (Die Elixiere des Teufels, 1815-16), de E.T.A. Hoffmann, cuando se habla de gran cine tampoco salen a la palestra los nombres de autores como Mario Bava, Roger Corman o Terence Fisher. En ambos casos, la principal causa de dicha omisión (al margen del mero desconocimiento), es que tanto esos libros como esos directores se encuadran dentro del llamado subgénero gótico, injustamente infravalorado y relegado a un segundo plano académico sólo por su condición romántica y sobrenatural. La frusta e il corpo, el filme que nos ocupa, constituye la obra maestra de Bava (por encima incluso de La máscara del demonio) y una de las cimas del gótico en celuloide. Un ejercicio bello, macabro y delirante que gravita en torno a la obsesión amorosa, la perversión sexual (el sadomasoquismo), la locura, la muerte y el más allá.
Si el gótico italiano surge como una suerte de respuesta mediterránea a las cintas de terror de la Hammer, el origen de La frusta e il corpo tiene que ver con el éxito comercial obtenido en Italia por la película de Roger Corman El péndulo de la muerte (The Pit and the Pendulum, 1961). Los productores hicieron saber al guionista principal, Ernesto Gastaldi, que querían un filme de estilo similar y que tuviera una apariencia británica. Por esta razón, con el objetivo de dar “gato por liebre” a los espectadores del continente, los miembros del reparto técnico y artístico adoptaron sobrenombres ingleses. Hasta el propio Bava aparece en los títulos de crédito iniciales con el seudónimo de John M. Old. El imponente Christopher Lee (este no necesitó cambiar de nombre) aceptó su papel en cuanto supo que Bava estaba detrás del proyecto. Barbara Steele (la Katia/princesa Asa de La maschera del demonio), en cambio, rehusó participar en la producción (no quería hacer más películas de terror por aquel entonces), por lo que el personaje de Nevenka cayó en manos de la sensual actriz israelí Daliah Lavi. Lee y Lavi terminarían protagonizando aquí una de las historias de amor y pasión más enfermizas y escabrosas de la historia del cine.
Se encuentran en La frusta e il corpo todos los elementos que caracterizan a un buen relato gótico: el noble malvado, el castillo medieval, la tormenta, los pasadizos secretos, la cripta, las pasiones desenfrenadas, las muertes violentas, los espectros, las pesadillas, los giros en la trama… La atmósfera de misterio y horror está conseguidísima gracias al diseño de producción, los efectos de sonido y la colorista fotografía de Ubaldo Terzano. También es muy destacable la banda sonora de Carlo Rustichelli, en especial su romántico tema central.
Soberbia resulta, por otra parte, la dirección de Bava, con un excelente trabajo de cámara y una narración repleta de suspense que logra mantener la ambigüedad hasta el tramo final.
http://johannes-esculpiendoeltiempo.blogspot.com/2016/08/el-cuerpo-y-el-latigo-la-frusta-e-il.html
Kurt Menliff (Christopher Lee) vuelve al hogar paterno, del que fue expulsado tras causar el suicidio de la hija de la criada, para recuperar el favor de su padre y ocupar de nuevo su lugar en la casa. Allí se reencuentra con Nevenka (Daliah Lavi), una antigua amante que aún está enamorada de él, con la que mantuvo relaciones sadomasoquistas, y que ahora es la esposa de su hermano. La noche siguiente a la de su llegada, Kurt es asesinado en misteriosas circunstancias; pero poco después Nevenka empieza a recibir las visitas nocturnas del finado, quien, látigo en mano, está dispuesto a reanudar su curiosa relación. Poco después, el padre de familia aparece también asesinado, por lo que el resto de ocupantes de la casa comienza a pensar que Kurt realmente ha regresado de entre los muertos.
Con esta sinopsis, a pelo, podríamos perfectamente estar ante una de las películas más infames de la historia; de hecho, el guion -por llamarlo de alguna manera- de La frusta e il corpo no sirve ni para abanicarse y las ¿interpretaciones? no encontrarían permiso de residencia ni en la peor telenovela, aunque al menos Daliah Lavi consigue poner cara de sufrimiento-placer y Christopher Lee, recordarnos a Drácula. Pero el milagro ocurre gracias a que tras la cámara está el gran Mario Bava, que consigue que un proyecto ajeno que iba para engendro llegue a ser una de las grandes muestras cinematográficas del Romanticismo más enfermizo, una obra capital del terror gótico trufado de necrofilia y sadomasoquismo que flirtea con el ridículo para terminar alcanzando lo sublime. Ni que decir tiene que la censura franquista no la consideró beneficiosa para la moral y las buenas costumbres patrias.
El paseo nocturno de la protagonista mientras, entre el miedo y el deseo, escucha el sonido de un látigo, para acabar encontrándose con una rama que azota el vidrio de una ventana; una mano que, en primer plano, se acerca en la oscuridad al lecho de la amada con no muy buenas intenciones; las apariciones del finado, sangre en cuello, en los espejos y en las puertas acristaladas; la temerosa mirada de Nevenka, iluminada en medio de la oscuridad, o el bellísimo plano que, como un cuadro en un museo, preside esta entrada… Son solo algunos de los barrocos momentos, excesivos, si se quiere, pero hipnóticos y desasosegantes, que nos llegan de la mano de una alucinante e irreal gama de colores y de una onírica puesta en escena repleta de recursos. El esteticista Baba nunca lo fue tanto como en este canto fúnebre de amor, posesión y muerte que a mí me hace pensar en un Senso (1954) viscontiniano versión dura y de ultratumba.
https://cosasquehemosvisto.wordpress.com/2020/04/09/la-frusta-e-il-corpo-1963-de-mario-bava/
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