TÍTULO ORIGINAL
La vendetta di Ercole
AÑO
1960
IDIOMA
Italiano
SUBTÍTULOS
Inglés (Separados)
DURACIÓN
86 min.
PAÍS
Italia
DIRECCIÓN
Vittorio Cottafavi
GUIÓN
Marcello Baldi, Nicolò Ferrari, Fabio Carpi, Ennio De Concini, ver 5 más
MÚSICA
Alexandre Derevitsky
FOTOGRAFÍA
Mario Montuori
REPARTO
Mark Forest, Broderick Crawford, Gaby André, Philippe Hersent, Leonora Ruffo, Giancarlo Sbragia, Wandisa Guida, Sandro Moretti, Federica Ranchi, Carla Calò, Ugo Sasso, Claudio Undari, Grazia Collodi
PRODUCTORA
Coproducción Italia-Francia; Achille Piazzi Produzioni Cinematografica, Comptoir Français du Film Production, Produzione Gianni Fuchs
GÉNERO
Fantástico. Aventuras | Mitología. Monstruos. Antigua Grecia
Debido al impresionante éxito comercial con el que fue acogido el díptico de Pietro Francisci formado por Hércules (La fatiche di Ercole, 1958 ) y Hércules y la reina de Lidia [dvd: Hércules encadenado] (Ercole e la regina di Lidia, 1959) –la primera de ellas cuadriplico en taquilla su presupuesto solo en Italia, aunque quizás el dato más significativo se encuentre en los resultados obtenidos en los Estados Unidos, donde sus derechos fueron comprados por 120.000 dólares por el distribuidor local Joseph E. Levine, logrando una recaudación total de casi 18 millones-, no pasó mucho tiempo hasta que los avezados productores italianos se lanzaron a una práctica que pronto se convirtió en moneda común dentro de la industria trasalpina de género: la repetición y aprovechamiento de éxitos ajenos en beneficio de nuevas producciones. De este modo, durante los años siguientes se llevaron a cabo casi una veintena de películas donde el nombre de Hércules tenía un lugar predominante en su título, todas ellas encuadradas dentro de las mismas coordenadas estilísticas que los referidos títulos fundacionales. Estas seudo-secuelas no se hicieron esperar, estrenándose las dos primeras en 1960, esto es, tan solo un año después de Hércules y la reina de Lidia.
Por un lado, el productor Alberto Manca rodaría bajo realización de Carlo Ludovico Bragaglia Gli amori di Ercole [dvd: Los amores de Hércules] –curiosamente, conocida en algunos países latinoamericanos bajo el nombre de La venganza de Hércules, título original de la cinta que nos ocupa-, muy prescindible película cuyo mayor atractivo reside en la presencia de la neumática Jayne Mansfield, quien comparte protagonismo con el que por entonces era su marido en la vida real, el húngaro Mickey Hargitay. Por otra parte, Achille Piazzi, quien con el tiempo se convertiría en el responsable de otras tres aventuras más de Hércules, entre las que se encuentran dos de las más brillantes entregas de la serie dedicada al personaje, como son La conquista de la Atlántida (Ercole alla conquista di Atlantide, 1961) de Vittorio Cottafavi, y Ercole al centro della Terra [dvd: Hércules en el centro de la Tierra, 1961] de Mario Bava, pondría en marcha La venganza de Hércules. Con esta idea, contrató para su dirección al citado Cottafavi, cineasta que ya había dado muestras de su buena mano para las películas ambientadas en el mundo antiguo en títulos como La rebelión de los gladiadores/La rivolta dei gladiatori/La révolte des gladiateurs (1958 ) o Messalina Venere Imperatrice (1960).
Para dar vida al mitológico protagonista, Piazzi intentó reclutar a su intérprete en el fundacional díptico de Francisci, Steve Reeves, Sin embargo, ante la negativa del antiguo Mister Universo de volver a dar vida al hijo de Zeus, tal vez ante el miedo de ser encasillado en el personaje que le diera fama y al que significativamente nunca más volvió a interpretar, el productor trasalpino se hizo con los servicios de Lou Degni, culturista norteamericano de orígenes italianos que para su paso a la gran pantalla adoptaría el nombre artístico de Mark Forest, quien aquel mismo año también se pondría en la piel de otro de los personajes del género por excelencia que era así recuperado tras su etapa silente, Maciste, en la cinta El gigante de los valles de los reyes (Maciste nella valle di re, 1960) de Carlo Campogalliani, al que volvería a dar vida en otras seis ocasiones, siendo junto con Kirk Morris – en realidad Adriano Bellini – el actor que, con permiso del originario Bartolomeo Pagano, más veces interpretara a dicho forzudo.
En cuanto al argumento de la película, este se hunde en las raíces mitológicas de su personaje protagonista, iniciándose la acción en el último de los doce trabajos que los dioses le encomendaran como castigo, llevando a nuestro héroe ante el guardián del Hades (el equivalente al infierno judeo-cristiano de la cultura griega), el Can Cerbero, del cual deberá dar buena cuenta. No será este el único detalle procedente de la mitología clásica disperso a lo largo de la narración, ya que en sus andanzas Hércules se encontrará con un extraño ser, especie de gato bípedo dotado con alas de murciélago, una sibila, un polimorfo, mezcla de sátiro y centauro, sin olvidar las alusiones que se hacen al origen de las murallas de la ciudad de Ecalia, las cuales, según la tradición, eran prácticamente indestructibles al haber sido construidas por cíclopes.
Empero, es precisamente en estos elementos fantásticos donde reside uno de los puntos débiles de la película, más concretamente en los concernientes a las diferentes bestias que se dan cita a lo largo del metraje, cuyo diseño y torpes movimientos, obra del posteriormente celebre Carlo Rambaldi, “padre” de criaturas cinematográficas de la talla de E.T., Alien o King Kong, parecen sacados de un desfile chino de fin de año, lo que resta verosimilitud a la puesta en escena, con la excepción hecha del elefante, en realidad un paquidermo real cuyo enfrentamiento con Hércules, sorprendentemente, fue rodado por el propio Forest y no por un doble, así como del referido polimorfo, a quien presta su físico un debutante Robert Hundar, quien pocos años más tarde se convertiría en uno de los rostros más característicos del spaghetti-western, apareciendo aquí acreditado bajo su verdadero nombre, Carlo Undani.
El otro defecto del que se resiente el film radica en un guión que, pese a desarrollarse entorno al arquetípico esquema de intrigas palaciegas tan habitual del peplum, resulta tremendamente confuso tanto por la cantidad de personajes envueltos en su argumento, como por la forma en la que se exponen las distintas relaciones interconectadas entre ellos, cuando apenas han sido presentados. No obstante, no todo resulta tan negativo en el libreto, ya que también arroja algunas ideas interesantes, caso del enfrentamiento con los dioses de un Hércules que a lo único que aspira es a poder vivir tranquilamente con su familia, las tortuosas relaciones paternofiliales entre éste y su hijo Hilos, las cuales sirven para plantear el clásico conflicto generacional entre adolescentes y adultos, o detalles como la alusión a la histórica belicosidad y falta de unión de las diferentes ciudades-estado griegas de la época.
No obstante, y pese a los expuestos aspectos negativos, el producto resultante guarda el suficientemente atractivo como para hacerlo recomendable, en gran medida gracias al oficio demostrado por Cottafavi. Bastante más moderado respecto a su habitual querencia por la narración de tono ligero vista con otras oportunidades, el italiano otorga a la cinta un acabado formal por encima de la media, regalando momentos tan inspirados como la secuencia de la conversación entre Euritos, Tíndalo y Alcinoe, donde hace gala de un excelente uso de la planificación y de la profundidad de campo, jugando en su beneficio toda la magia y encanto que irradia su historia, fruto de sus continuas referencias mitológicas que la dotan de una aura fantástica realmente agradable.
Como colofón, cabe señalar que la película fue distribuida en Estados Unidos por la American International Production de Samuel Z. Arkoff y James H. Nicholson bajo el nombre de Goliat and the Dragon, siendo modificado el argumento original y practicándose varios añadidos al montaje primigenio. Más concretamente, la banda sonora compuesta por Alexandre Derevitsky fue sustituida por otra a cargo del gran Les Baxter, incorporándole, además, una nueva secuencia en la que Hércules debe salvar a su esposa de las garras de un dragón –curiosamente esta secuencia aparece ilustrando el cartel de la edición española en Dvd de la película, a pesar de que dicha escena no aparece en el montaje comercializado-, siendo animado mediante stop-motion por Jim Danforth en lo que suponía el primer trabajo para el cine de quien está considerado, con permiso de Ray Harryhausen, uno de los mejores especialistas de esta disciplina, tal y como ejemplifican sus nominaciones a los Oscars por su trabajo en 7 Faces of Dr. Lao (1964) de George Pal y Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra (When Dinosaurs Ruled the Earth, 1970) de Val Guest.
José Luis Salvador Estébenez
https://cerebrin.wordpress.com/2008/05/26/la-venganza-de-hercules/
La tercera aventura en las pantallas italianas de Hércules supuso un cambio tanto en el realizador como en el actor de las anteriores entregas. El héroe, encarnado en sus dos primeras películas por el mítico Steve Reeves, ahora es interpretado por el también norteamericano Mark Forest, uno de los actores-culturistas más notables de la época, que debutaba con esta cinta. Por otra parte, la dirección, que antes había recaído en las hábiles manos de Pietro Francisci, ahora lo hace en la figura de un director de prestigio reconocido, como Cottafavi.Importantes cambios que, sin embargo, no redundan en la calidad de la saga, que continúa tan entretenida como lo era anteriormente.
En esta ocasión, Hércules finaliza sus doce trabajos y desciende al infierno, donde se enfrenta con el temible can Cerbero, representado con tres cabezas flamantes. Después lucha con una horrible criatura con alas de murciélago. Mientras todo esto ocurre, Euristeo, enemigo declarado de Hércules, piensa en conquistar Tebas, aprovechando la ausencia de nuestro semidiós, y de paso asesinar a su hijo.
Un peplum fantástico tan entrañable como bien construido, con un reparto ciertamente apreciable. El malvado Euristeo está encarnado por el excelente Broderick Crawford, al que una cicatriz le surca el rostro. Un tirano al que su interpretación dota de múltiples matices: por un lado aparece con un carácter débil, en el que resultan imprescindibles de sus ayudantes para pasar a la acción; pero, por otra parte, se muestra como una persona carente de escrúpulos y capaz de asesinar por la espalda a sus colaboradores. Resulta inolvidable la escena en la que le exhorta a Hércules para que le suplique por la vida de su esposa, protagonizada por la elegante Leonora Ruffo.
La gran Wandisa Guida interpreta, como era de esperar, un personaje que en principio entra dentro de las maquinaciones de Euristeo para derrotar a Hércules, pero que finalmente se enamora de él hasta el punto de sacrificar su propia vida.
Únicamente Sandro Moretti y Federica Ranchi, como el hijo de Hércules y su prometida, no están al nivel exigido por sus compañeros de reparto.
Buen uso del cinemascope, y extravagante banda sonora, repleta de efectos de sonido, para esta intriga política fantástica, en la que además podemos disfrutar de la visión Hércules desafiando a Zeus, de la destrucción de los muros ciclópeos o de Polimorfo, mitad centauro y mitad fauno, entre otros grandes momentos.
Producida por Robert de Neslé, el montador es el posteriormente realizador Maurizio Lucidi, que debutaría en la dirección cinco años más tarde con un largometraje también interpretado por Hércules. Cottafavi retornaría al personaje al año siguiente con "La conquista de la Atlántida".
¿Sabías que...?
El diseño de Cerbero, obra de un principiante (se nota) Carlo Rambaldi está basado en esta obra de William Blake.
Mark Forest se llamaba en realidad Lou Degni y era de origen italiano. Una vez retirado, se dedicó al estudio del canto. Hoy en día ejerce de profesor.
La versión americana tiene una banda sonora diferente, obra de Les Baxter. También tiene un metraje diferente, y cambió su título al de "Goliath and the dragon" porque no podía utilizar el nombre de Hércules, porque los derechos los detentaba la Universal.
Leonora Ruffo, que entonces tenía 25 años, interpretaba a la madre de Sandro Moretti, que tenía 29.
En nuestro país tuvo bastante más éxito que los títulos anteriores de Pietro Francisci.
Supuso el debut también de Claudio Undari, el Robert Hundar de tantos westerns mediterráneos.
https://stranovizio.blogspot.com/2010/09/la-venganza-de-hercules-vittorio.html
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