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sábado, 28 de agosto de 2021

2019 - Dopo la caduta di New York - Sergio Martino (1983)

TÍTULO ORIGINAL
2019 - Dopo la caduta di New York
AÑO
1983
IDIOMA
Italiano, Español e Inglés (Opcionales)
SUBTÍTULOS
Español (Separados)
DURACIÓN
96 min.
PAÍS
Italia
DIRECCIÓN
Sergio Martino
GUIÓN
Ernesto Gastaldi, Sergio Martino, Gabriel Rossini
MÚSICA
Guido De Angelis, Maurizio De Angelis
FOTOGRAFÍA
Giancarlo Ferrando
REPARTO
Michael Sopkiw, Valentine Monnier, Anna Kanakis, Romano Puppo, Paolo Maria Scalondro, Louis Ecclesia, Edmund Purdom, Serge Feuillard, Tiziana Fibi, Hal Yamanouchi, Alessandra Tani, George Eastman
PRODUCTORA
Coproducción Italia-Francia; Les Films du Griffon, Medusa Produzione, Nuova Dania Cinematografica
GÉNERO
Ciencia ficción. Acción. Terror | Holocausto nuclear. Futuro postapocalíptico

Sinopsis
La hecatombe nuclear se sucede sobre la faz de la tierra y un puñado de seres humanos logran sobrevivir. (FILMAFFINITY)
 
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Sub 

Hace poco, con motivo del centenario de Mario Bava, hablábamos de la película que está considerada como el inicio del giallo, en el cual destacaron muchos directores más allá del mencionado o el que fue el rey del mismo, Dario Argento —a día de hoy muchos de los giallos de Argento están muy por debajo de otros films coetáneos no tan conocidos—. Entre ellos destaca Sergio Martino, en cuyo currículum hay películas tan imprescindibles como ‘La perversa señora Ward’ (‘Lo strano vizio della Signora Wardh’, 1971) y ‘La cola del escorpión’ (‘La coda dello scorpione’, 1971).

‘2019, tras la caída de New York’ (‘2019 - Dopo la caduta di New York’, 1983) no corresponde a su mejor época, más bien todo lo contrario, y ni siquiera se enmarca dentro del giallo. Su existencia se debe a los éxitos mundiales de la saga Mad Max, que por aquel entonces ya había estrenado dos entregas, y sobre todo ‘1997: Rescate en New York’ (‘Escale From New York’, John Carpenter, 1981), la cual por cierto posee numerosas referencias al cine italiano. La película de Martino añade además elementos de otros muchos films de ciencia-ficción conocidos. El resultado es de lo más delirante, y sólo desde esa perspectiva se puede disfrutar.
Cuenta la leyenda que el guión de ‘2019, tras la caída de New York’ estaba escrito antes que el del film de Carpenter —excusa utilizada en la mayoría de los casos de películas que se parecen—, pero está claro que el film decide hacerse después, influenciado por el arrojo del director de las dos aventuras de Snake Plissken. En cualquier caso los parecidos son excesivos, con un esquema argumental bastante similar. Aquí tenemos a un guaperas al que el futuro apocalíptico no es capaz de despeinar —voz y cuerpo de Michael Sopkiw— que deberá rescatar/secuestar a la única mujer fértil del planeta. ¿Alguien ha dicho Alfonso Cuarón e ‘Hijos de los hombres’ (‘Children of Men’, 2006)? Como veis, nada es original en el mundo del celuloide.

Referencias, plagios, poca vida
Pero aún hay más. ‘El planeta de los simios’ —la buena, la única, la del 68— también navega por las imágenes de este delirio que Martino firmó con seudónimo americano, al igual que los diálogos están en inglés, por aquello de vender internacionalmente el producto —algo que hoy día por ejemplo se hace en nuestro país con la productora Filmax y sus films de terror—; no deja de ser llamativo el hecho de buscarse un nombre americano para vender, y el paso del tiempo reivindica el nombre de Sergio Martino como el excelente cineasta que fue en determinados títulos.

Con un presupuesto paupérrimo para los efectos visuales y demás —aunque hay que reconocer que las maquetas están usadas con cierto ingenio en la descripción de un New York totalmente desolado—, Martino no pone demasiado empeño en resultar serio, o incluso creíble, en lo que narra. Tal vez el penoso guión, o simplemente que la película era un encargo, no animaron a un director con inventiva en la puesta en escena a poner demasiado de ello en la misma. Montaje rutinario, ritmo a golpes y situaciones brutalmente absurdas, como muchas de las decisiones de los personajes, o algunos de los diálogos de los villanos.

Mucha acción bruta, aunque filmada a la buena de dios, y sin sentido del espacio o la planificación, mucho rostro inexpresivo, mucha sangre, algo de sexo y una transcendencia final que quita el hipo. La supervivencia del ser humano es en realidad el tema, ese punto ególatra de pensar que somos algo que merezca la pena en todo el universo servirá para que muchas obras de arte sean inmortales, y otras den risa, como la presente. Para ver con un buen amigo y echarse unas risas.

Alberto Albuín
https://www.espinof.com/criticas/2019-tras-la-caida-de-new-york-de-mad-max-a-snake-plissken


Un sorprendente cruce apocalíptico entre "WATERWORLD" y "MAD MAX" surgido de la mente de Sergio Martino.  Veinte años después de la Guerra Nuclear, la humanidad intenta reconstruir el mundo pero la contaminación hace imposible la procreación. La Federación ha localizado a una mujer fértil que será la única esperanza para la humanidad pero se encuentra atrapada en Nueva York. La Federación pide al mercenario Parsifal que la encuentre a cambio de conseguir una plaza en la nave que llevará a la humanidad a Alfa Centauri para iniciar una nueva vida.
Una nueva versión “italianada” que bebe directamente de 1997: RESCATE EN NUEVA YORK, MAD MAX e incluso se permite ciertos toques de EL PLANETA DE LOS SIMIOS es una rara joya pero que resulta realmente entretenida y con una rara belleza. Una maravillosa “película de serie B” que dicen las malas lenguas que el guion se escribió antes que la película de Carpenter, pero que se lanzó dos años después. Lejos de juzgar la voluntad (o plagio) de los yankees, nos centraremos en la película realizada por Martin Dolman, que no es otro que seudónimo del director Sergio Martino.
2019,TRAS LA CAIDA DE NUEVA YORK es una película segura en lo que se refiere a entretener al espectador ante una amplia gama de efectos visuales “caseros” en el que se nota la experiencia del director en este tipo de largometrajes. Una historia que no se pierde en el “sinsentido” y que funciona sorprendentemente, a pesar de esos escenarios de “cartón-piedra” y esos efectos especiales de las pistolas de rayos laser, pero antes de cerrarnos en banda ante las deficiencias estéticas, hay que pensar en varios valores como son la (fina) introducción de la fábula de “La bella Durmiente” y esos actores que siempre funcionan en esa época como Michael Sopkiw, Edmund Purdom y George Eastman.
Sopkiw que solo participo en cuatro películas (dejándolo para después meterse en el mundo empresarial) funciona como el “guaperas” de turno en una versión más dandy de lo que sería el personaje de Kurt Rusell (Serpiente Plinsky) en 1997:RESCATE EN NUEVA YORK.Purdon sería la cabeza visible de los rebeldes y George Eastman que es un actor que hemos visto en gran cantidad de producciones italianas como por ejemplo GOMIA,TERROR EN EL MAR EGEO (1980) que tiene que meterse en la piel de “Big Ape” un hombre-simio con sus propias preocupaciones (y también un poco cabron).Todo esto en un mundo que ha sobrevivido a una guerra nuclear y donde las mujeres no puede procrear (ahí cierta fabula que habrá sobre la bella durmiente) en un Nueva York lleno de delincuentes y que tiene gran cantidad de escenas violentas ( e incluso gore) que serán bienvenidas por el fan más acérrimo a la “Serie B”.
En definitiva y resumiendo: 2019, TRAS LA CAIDA DE NUEVA YORK es una de las mejores cintas que salieron como churros “italianos” que intentaban emular a películas de éxito en USA. Una historia de una especie de “Equipo A” raruno en busca de la fertilidad en un Nueva York lleno de violencia. Entretenimiento de primera y que merece un visionado aunque no seas un fanático de estas “joyas”…
http://www.elultimocritico.com/2017/05/mister-video-5-2019tras-la-caida-de.html


2019 – Dopo la caduta di New York (1983) è un film diretto da Sergio Martino (sotto lo pseudonimo di Martin Dolman) e scritto da Ernesto Gastaldi (aka Julian Berry), sceneggiatore di numerosi spaghetti-western e noir che ha collaborato anche con Mario Bava e Lucio Fulci, e dallo stesso Martino. Il lungometraggio, girato con un budget di 750 mila dollari tra Roma, New York e l’Arizona, nonostante le critica nostrana abbia espresso pareri poco benevoli (per usare un eufemismo) nei suoi confronti all’epoca dell’uscita nei cinema, andò abbastanza bene al botteghino, soprattutto negli Stati Uniti, fino ad assurgere addirittura allo stato di cult, non solo grazie alle rivalutazioni di importanti registi contemporanei, su tutti Quentin Tarantino, ma anche per le sue qualità intrinseche.

In un 2019 distopico e post-atomico il mondo è diviso tra la Confederazione Americana e gli Eurac. I sopravvissuti della guerra nucleare non possono più riprodursi, poiché le donne hanno perso la fertilità a causa delle radiazioni e il genere umano sembra essere destinato all’estinzione. La Confederazione viene a sapere che a New York si trova l’ultima donna fertile e il Presidente incarica così Parsifal (Michael Sopkiw), un guerriero della strada, di recuperarla, promettendogli un posto sull’astronave pronta a partire per un altro pianeta. Nel suo viaggio il protagonista si imbatterà in replicanti, lotte all’ultimo sangue e fughe nelle fogne, fino a una conclusione al sapore dolceamaro.

E’ interessante notare anzitutto alcuni aspetti che più di altri caratterizzano la pellicola, a cominciare dal citazionismo quasi estremo presente praticamente lungo tutto il minutaggio, non da biasimare per la scarsa inventiva, ma a posteriori fulgido esempio di come al tempo in Italia i filmmaker riuscivano a ‘far propri’ i blasonati modelli americani, rielaborandoli in povertà ma con dignità. Si parte con la saga di Mad Max di George Miller, in particolare con Interceptor – Il guerriero della strada (Mad Max 2 – The road warrior, 1981) per l’ambientazione desertica, lo scontro con automobili modificate e l’abbigliamento del protagonista Parsifal.

Segue Blade Runner di Ridley Scott (1982) per la presenza dei replicanti tra gli uomini, qua con una connotazione prettamente negativa, essendo visti sì come macchine efficientissime, ma fredde, senza emozioni, incapaci di giudicare in base al contesto e alla situazione specifica e quindi imparagonabili agli uomini e perciò spesso criticate.

Vengono ‘omaggiati’ anche i praticamente coevi 1990 – I guerrieri del Bronx (1982) e il sequel Fuga dal Bronx (1983), entrambi diretti da Enzo G. Castellari, specialmente nelle scene in cui i personaggi si muovono tra le fogne, mentre la saga de Il pianeta delle scimmie viene ripresa attraverso uno dei clan che abitano New York. Ultimo in questa lista è 1997: fuga da New York (1981) di John Carpenter, uno di quei film che ha dato il via a un filone del post-apocalittico e che inevitabilmente diventa cult e ‘standard’ con cui misurarsi (come ammesso, più o meno …,  dallo stesso Sergio Martino).

Un altro aspetto singolare di 2019 – Dopo la caduta di New York è la presenza di certi rimandi al Medioevo: i costumi costituiscono una parte fondamentale di questo immaginario e infatti Parsifal (nome anche questo ben radicato nella cultura medievale, visto la sua derivazione dalla mitologia e dalle leggende del ciclo arturiano) indossa una giacca di pelle con parti esterne visibili in cotta di maglia. Poi, oltre ovviamente alla continua situazione di degrado morale e civile messa in scena nella città, la scelta dei cavalli, simil-elmi e balestre spara-laser per le guardie Eurac dimostrano ancor di più il peso di questo buio periodo storico all’interno del film.

L’intervento sui costumi da parte di Adriana Spadaro, conosciuta forse più per le collaborazioni su alcuni titoli del filone della commedia sexy all’italiana, si dimostra in tal senso efficace. Inoltre, l’inserimento di alcune sequenze splatter, ben realizzate nonostante i pochi fondi a disposizione, creano quella crudezza di linguaggio cinematografico che si adatta perfettamente al cinema di genere. La più nota è probabilmente quella in cui Russell (Romano Puppo), guardia del corpo di Parsifal dotata di un gancio meccanico al posto della mano, acceca uno dei capi degli Eurac facendo sgorgare copiosamente il sangue dalle sue orbite.

Gli effetti speciali vennero affidati alle cure di Paolo Ricci, della famosa casa Fx Ricci (al lavoro anche su Nostalghia di Andrej Tarkovskij), che si focalizza – oltre che sui pochi momenti grandguignoleschi – sulle esplosioni, sulle miniature della città distrutta e sul trucco dei personaggi. Menzione speciale anche per le incalzanti musiche degli ispirati Guido e Maurizio De Angelis.

Importante sottolineare la regia dinamica di Sergio Martino, in cui tutto è funzionale alla narrazione e nessuna inquadratura viene sprecata: un montaggio che taglia i momenti di noia che potrebbero appesantire la visione e predilige piuttosto le scene di azione e di movimento. Azzeccata poi la fotografia di Giancarlo Ferrando, impreziosita dalla scenografia di Antonello Geleng (Cannibal Holocaust di Ruggero Deodato e Paura nella città dei morti viventi di Lucio Fulci).

E’ il finale che può essere invece considerato la vera nota stonata di 2019 – Dopo la caduta di New York (assieme alla recitazione di alcuni attori). L’ultima scena, in un più unico che raro lieto fine per il sottogenere, vede Parsifal e l’ultima donna fertile rimasta sulla Terra partire con un astronave verso un altro mondo, mentre il pre-finale stucca un po’, risultando eccessivamente smielato a causa della morte di Giara (Valentine Monnier) e di come il protagonista manifesta il suo lutto, in contrasto con l’aridità di sentimenti e emozioni fino a quel punto mostrata. Menzione ulteriore la non-conclusione dei propositi di cattura dei fuggitivi dalla blindatissima New York da parte del capitano degli Eurac, Ania (Anna Kanakis), che viene inspiegabilmente dimenticata.

Piccoli difetti che non inficiano la visione nel suo complesso, ma anzi dimostrano come anche un film non perfetto possa diventare di culto – almeno per alcuni – per alcune scelte ‘originali’ e per un certo modo di intendere il cinema post-apocalittico da parte del suo regista.

Lorenzo Di Giuseppe
https://www.ilcineocchio.it/cinema/recensione-2019-dopo-la-caduta-di-new-york-sergio-martino/


El cine post-apocalíptico ha sido uno de los géneros más recurridos en una multitud de variantes dramáticas. Aunque últimamente vemos como grandes producciones norteamericanas se nutren de esa variante de la ahora popularmente denominada distopía, las historias ficticias sobre sociedades futuras decadentes hoy son recordadas como excelso reclamo en multitud de variantes. A vuela pluma podemos mencionar el cómo una novela ha sustentado tantas ideas para el cine fantástico si recordamos el Soy Leyenda de Richard Matheson, o la eclosión del subgénero apocalíptico inaugurado por El Planeta de los Simios, que originó una retahíla de obras hermanas que retrataban un infausto futuro sobre la raza humana. Además de traspasar las barreras norteamericanas llegando hasta la decrépita Australia que dibujada Mad Max, la industria italiana de géneros también adoptó los futuros catastrofistas dentro de un cine espiritualmente «trash» que elevaba al cubo las intenciones de aprovechamiento del éxito ajeno que la cinematografía del país llevaba practicando desde décadas atrás.

El llamado post-apocalíptico italiano, paradigma de una época dorada del «exploit» europeo y la generación del videoclub, y que dejó para el público otras piezas nostálgicas y artesanas como Los Guerreros del Bronx o Los Nuevos Bárbaros (curiosamente ambas del mismo director, Enzo G. Castellari), tiene  en 2019 Tras La Caída de Nueva York una figura ejemplar para comprender, entender e incluso amar al subgénero, si se asimila el encanto de la cultura de explotación de la que es partícipe. Nos encontramos en un Nueva York devastado por una hecatombe nuclear, donde veremos una ciudad en su día prototipo del desarrollo universal y que en año 2019 se encuentra devastada y dominada por regímenes enfrentados. La película viene dirigida por una eminencia dentro de la industria italiana de géneros como Sergio Martino, con su previo recorrido por el «giallo», movimiento en el que dejó algunas de sus obras más recordadas. La cinta tiene en el punto de mira a esas piezas claves que en su día fueron modelo para la contracultura apocalíptica italiana, como son 1990 Rescate en Nueva York de  John Carpenter y la previamente citada Mad Max. De la primera no sólo será la clara referencia en el título lo único que asimile, ya que el esquema argumental también se nutre de ese concepto de la gran urbe sumida en la anarquía. De ambas se ayuda para la composición de la arquitectura formal del antihéroe, gran angular de toda obra distópico-apocalíptica, en el que recae toda la faceta “heroica” de la trama además de representar esa posición reaccionaria ante los nuevos cauces de esas sociedades futuras.

La película de Martino gana encanto por la auto-confesa ranciedad de su operativo del espectáculo, que esconde un humilde uso de los arquetipos del subgénero dentro de un sentido de la diversión admirable y reivindicativo. En ella se manifiesta la sabia utilización de las propias limitaciones, al no ocultar esa inherente etiqueta «trash» que lejos de empobrecer la imagen de la película hace que algunos de sus valores puramente cinematográficos compensen esas limitaciones formales que sólo un escaso presupuesto ha podido originar. Así, el director saca de dentro el buen hacer de épocas pasadas para imprimir a la película un ritmo organizado y elaborado, aprovechando los momentos más afines a la acción para dibujar su más que consecuente artesanía, latente a pesar de los pobres resultados estéticos. En lo relativo a la ficción y su dramatización la película tuerce voluntariamente hacia lo grotesco, jugando con la línea fina de la ironía en algunos de sus postulados argumentales como ese eje narrativo que habla de la última mujer fértil sobre la tierra, premisa también de la obra en la que se basaba Hijos de los hombres de Alfonso Cuarón.

En definitiva, 2019 Tras la Caída de Nueva York sirve como muestra de la desmesurada visión de la cinematografía de consumo italiana con una variante tan popular de la llamada distopía, honesta en su peculiar construcción de la ficción y consecuente con sus acotaciones estéticas, que son compensadas por la inocente acepción de las premisas triunfales ajenas.

Dani Rodríguez
https://www.cinemaldito.com/sesion-doble-o-bi-o-ba-el-fin-de-la-civilizacion-1985-2019-tras-la-caida-de-nueva-york-1983/

 

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