TÍTULO ORIGINAL
De Chirico metafisico
AÑO
1962
IDIOMA
Italiano
SUBTÍTULOS
No
DURACIÓN
15 min.
PAÍS
Italia
DIRECCIÓN
Raffaele Andreassi
GUIÓN
Guglielmo Petroni
MÚSICA
Sergio Pagoni
FOTOGRAFÍA
Mario Carbone
REPARTO
Documental, intervenciones de: Giorgio de Chirico
GÉNERO
Documental | Cortometraje. Pintura
Diciassette minuti in compagnia di Giorgio De Chirico e delle sue opere del periodo metafisico, da lui stesse commentate.
Come documentario culturale, De Chirico metafisico ha una peculiarità che salta immediatamente all'occhio, nobilitandolo enormemente peraltro: la presenza davanti alla macchina da presa dell'artista, in persona, ripreso nel suo salotto mentre parla delle sue opere concedendo retroscena e dettagli tecnici non facilmente accessibili altrimenti. De Chirico non si smentisce, peraltro: personaggio sopra le righe, recita per la gran parte del cortometraggio in un costume medievale, senza per questo perdere la più totale serietà. Andreassi si limita a raccogliere le preziose testimonianze dell'oggetto-soggetto dell'indagine cinematografica, proponendo qualche carrellata di immagini di dipinti di De Chirico che aiutano a concretizzare visivamente gli argomenti trattati sul piano verbale. Da segnalare inoltre che questa risulta la prima e ultima apparizione del pittore su pellicola in qualità di attore. Fra la metà degli anni Cinquanta e la fine dei Sessanta, Raffaele Andreassi girò un'imponente mole di corti documentaristici, tra i quali vale qui la pena di ricordare, nel 1965, Antonio Ligabue, pittore.
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https://www.filmtv.it/film/50633/de-chirico-metafisico/recensioni/835673/#rfr:film-50633
Raffaele Andreassi
Nato nel 1924 a L’Aquila, cresciuto a Reggio Emilia, trasferitosi a Roma nell’immediato dopoguerra, Andreassi è un autore “isolato”, da scoprire. Oltre a un libro di poesie (Paesi del cuore, 1958) e all’attività di giornalista e di fotografo, ha realizzato, dal 1950, un centinaio fra cortometraggi e documentari, molti dei quali sull’arte. Per la televisione, oltre ad alcuni “caroselli”, ha diretto, fra il 1962 e il 1975, una trentina di servizi a carattere giornalistico e documentaristico. Per il cinema ha diretto Faccia da mascalzone, dai Racconti romani di Moravia, uno dei due episodi del film Hollywood sul Tevere (1955, ma uscito nelle sale e oggi introvabile). Del 1961 è il documentario di lungometraggio La nostra pelle, prodotto da Carlo Ponti e mai terminato. Nel 1963 realizza il film-inchiesta I piaceri proibiti (il cui titolo di lavorazione, cambiato per motivi commerciali, è L’amore povero), mentre del 1969 è il film di finzione Flashback, selezionato in concorso al festival di Cannes. Infine, nel 1999, porta a termine una sorta di summa della sua opera di documentarista d’arte, con risultati che vanno molto al di là delle premesse: I lupi dentro, tre ore sui pittori naïf della bassa padana, dove utilizza anche estratti di alcuni suoi cortometraggi degli anni Cinquanta e Sessanta. Il cinema di Raffaele Andreassi continua ad essere un oggetto misterioso e sconosciuto, nonostante l’evidente importanza storico-culturale e la rara intensità estetica che gli appartengono. L’intento della rassegna è riproporre per intero, con appuntamenti a scadenza mensile, tutti i lavori al momento proiettabili, conservati negli archivi della Cineteca Nazionale, dove è depositato il fondo del regista, della Cineteca di Bologna e dell’Archivio del Cinema d’Impresa di Ivrea.
https://www.fondazionecsc.it/evento/fuori-dal-coro-il-cinema-di-raffaele-andreassi-4/
Nacido en Grecia, aunque de origen italiano, inició sus estudios de dibujo en el Instituto Politécnico de Atenas, donde se dedicó a la copia de estatuas clásicas.
A los dieciséis años, tras la muerte de su padre, se estableció junto a su madre y hermano en Florencia, ciudad en la que realmente descubrió su amor por el arte a través de las obras maestras del arte renacentista que admiró en sus constantes visitas a los museos. Pero a pesar de la gran atracción que sentía por el arte florentino no estaba convencido del valor docente de la Academia de Bellas Artes sintiendo que le hacía falta una enseñanza más metódica y disciplinada, y a los dieciocho años se marchó a Alemania, donde se inscribió en la Academia de Bellas Artes de Munich, en la que recibió la influencia del simbolismo centroeuropeo, especialmente del pintor suizo Arnold Böcklin, y de filósofos alemanes como Schopenhauer y, sobre todo, Nietzsche.
En 1909, de camino a París, pasó una breve estancia en Turín, donde quedó impresionado por la arquitectura de sus plazas y arquerías decimonónicas. Ya en París y gracias al interés del poeta Apollinaire, fue invitado para exponer en el Salón de Otoño de 1912 y en el Salon des Indépendants de 1913 y 1914, y a pesar de ser exposiciones donde destacaba la pintura de vanguardia, el clasicismo de las obras de De Chirico sorprendió e interesó a los críticos y a otros artistas como Picasso o Braque.
La Primera Guerra Mundial lo devolvió de nuevo a Italia, alistado en el ejército fue destinado a Ferrara, ciudad que junto a Turín, se convirtió en inspiración para los inconfundibles ambientes urbanos de sus pinturas y donde entró en contacto con Carrà, Soffici y Papini, artistas que provenían del futurismo italiano y que quedaron fascinados por los temas y el estilo del artista, provocando el nacimiento de la pintura metafísica.
Aunque es a De Chirico a quien podemos considerar como creador de este nuevo estilo, yo solo empezaba a distinguir los primeros fantasmas de un arte más completo, más profundo, más complicado y, en una palabra (...) más metafísico. Un arte al que llegó a través de la investigación y de las cosas comunes, todo le hablaba de él, unos maniquíes, una puerta..., objetos tomados de la realidad que según el artista adquirían dos aspectos, uno corriente que es con el que se muestran y percibimos casi siempre y uno metafísico que sólo puede verse en momentos de clarividencia y de abstracción metafísica, una nueva visión que los alejaba de su función y cotidianidad.
El arte metafísico, a diferencia de otros movimientos vanguardistas, no tuvo una larga trayectoria ni tampoco una importante legión de seguidores, debido a esto se ha considerado en muchas ocasiones como un simple precursor del surrealismo. Estaba formado básicamente por dos artistas, De Chirico y Carrá, que en 1919 publicaron el manifiesto del movimiento Nosotros, los metafísicos, un año antes de que el grupo se disolviera tras una disputa entre los dos artistas. Es más difícil precisar su inicio, algunos lo marcan en 1915 año en que De Chirico y Carrá se conocieron, aunque muchos de los elementos que definen la pintura metafísica ya aparecían en obras anteriores de De Chirico, sobretodo a partir de 1910.
Sobre su relación con el surrealismo De Chirico fue claro y específico al rechazar el sueño como base para sus pinturas, es curioso que en el sueño ninguna imagen por extraña que sea, golpee con potencia metafísica; y por tanto rechazamos la búsqueda de una fuente de creación en el sueño. A pesar de ello es fácil ver en sus obras una clara anticipación de la pintura surrealista, ya que poseen una estética extraña, perspectivas imposibles, elementos simbólicos, objetos sumidos en una claridad sin atmósfera, donde todo sucede como si fuera un sueño.
A la hora de realizar sus obras De Chirico dio gran importancia no sólo a la técnica, sino también a los materiales. Gran admirador de la antigüedad clásica y del cinquecento, la pintura debía tener como base la pureza de la linea, el dibujo, que aprendió en su primera juventud a base de copiar estatuas, esa admiración se hizo patente sobretodo a partir de 1920, año en que su arte dio un giro hacia un arte más clásico, poniendo fin al arte metafísico
http://elartecomoarte.blogspot.com/2014/02/giorgio-de-chirico-sobre-el-arte.html
Ciao
ResponderEliminarmancano gli altri link
El archivo es uno solo y está en línea.
EliminarCiao, scusami erano alcuni altri che avevano i link mancanti
ResponderEliminarTi saluto e ti abbraccio per il lavoro che doni alla cultura
caido el link lamentablemente,saludos
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