TÍTULO ORIGINAL
Caltiki - il mostro immortale
AÑO
1959
IDIOMA
Italiano
SUBTÍTULOS
Español (Separados)
DURACIÓN
76 min.
PAÍS
Italia
DIRECCIÓN
Riccardo Freda, Mario Bava
GUIÓN
Filippo Sanjust
MÚSICA
Roberto Nicolosi, Roman Vlad
FOTOGRAFÍA
Mario Bava (B&W)
REPARTO
John Merivale, Didi Perego, Gérard Herter, Daniela Rocca, Giacomo Rossi-Stuart, Daniele Vargas
PRODUCTORA
Coproducción Italia-Estados Unidos; Climax Pictures, Galatea Film, Lux Film
GÉNERO
Terror. Ciencia ficción. Aventuras. Thriller | Monstruos
Sinopsis
Unos arqueólogos investigan unas ruinas mayas, pero deberán considerar su oficio frente al ataque de un monstruo viscoso. (FILMAFFINITY)
...
Due anni dopo Freda torna al genere fantastico con il pessimo Caltiki il mostro immortale (ago 1959; 75 min.), una imitazione frettolosa di Blob fluido mortale (Yeaworth, 1958).
In una foresta situata in un Messico di cartapesta un gruppo di ricercatori viene a contatto con un mostro preistorico che, sottoposto a radiazioni, assume forme mutevoli, si gonfia e distugge ogni forma vivente con cui viene a contatto. Uno di loro viene gravemente deturpato e si trasforma gradualmente in un feroce assassino. Come accadrà nel magnifico Alien (Scott, 1979) i nostri eroi prelevano un pezzo del mostro e lo portano in città dove, ovviamente, Caltiki avrà modo di fare disastri prima di venire incendiato dall’intervento delle forze dell’ordine.
Realizzato in modo dilettantesco il film propone dialoghi puerili e attori poco convincenti oltre a scenari raffazzonati; il mostro poi, una bolla squamosa che si agita e si gonfia (realizzato ancora da Mario Bava), non solo non spaventa ma scade nel comico involontario poichè appaiono evidenti le presenze umane dietro e sotto il presunto mostro. D’altronde Freda disconosce il lavoro, racconta che litigò subito con la produzione e abbandonò il set dopo una sola settimana lasciando ad altri (forse Bava) il compito di terminare il film.
Gli incassi furono modesti.
http://www.giusepperausa.it/vampiri.html
In una foresta situata in un Messico di cartapesta un gruppo di ricercatori viene a contatto con un mostro preistorico che, sottoposto a radiazioni, assume forme mutevoli, si gonfia e distugge ogni forma vivente con cui viene a contatto. Uno di loro viene gravemente deturpato e si trasforma gradualmente in un feroce assassino. Come accadrà nel magnifico Alien (Scott, 1979) i nostri eroi prelevano un pezzo del mostro e lo portano in città dove, ovviamente, Caltiki avrà modo di fare disastri prima di venire incendiato dall’intervento delle forze dell’ordine.
Realizzato in modo dilettantesco il film propone dialoghi puerili e attori poco convincenti oltre a scenari raffazzonati; il mostro poi, una bolla squamosa che si agita e si gonfia (realizzato ancora da Mario Bava), non solo non spaventa ma scade nel comico involontario poichè appaiono evidenti le presenze umane dietro e sotto il presunto mostro. D’altronde Freda disconosce il lavoro, racconta che litigò subito con la produzione e abbandonò il set dopo una sola settimana lasciando ad altri (forse Bava) il compito di terminare il film.
Gli incassi furono modesti.
http://www.giusepperausa.it/vampiri.html
Se suele tener a CALTIKI – IL MOSTRO IMMORTALE (1959, Riccardo Freda) como auténtica precursora de la denominada “escuela de terror” italiano. Toda una manera de enfrontar el fantastique que proporcionó al género uno de los vértices más ilustres en el periodo de mayor esplendor del mismo. En este sentido, el film de Freda –firmado con su seudónimo de Robert Hampton-, es evidente que deja entrever destellos de los rasgos que tanto él como los demás realizadores implicados en esta corriente –Bava, Margheritti-, aplicaron a las primeras muestras de su cine. Rasgos como la combinación de elementos contemporáneos con otros basados en leyendas y rasgos del pasado, una cierta inclinación con el melodrama ligada a cierto tremendismo en las situaciones, así como una serie de deficiencias a nivel de producción –que por otra parte en este caso quedan compensadas con las habilidades de Mario Bava en el aspecto fotográfico y de maquetas, poco antes de su esplendoroso debut con LA MASCHERA DEL DEMONIO (La máscara del demonio, 1960)-, son rasgos que, punto por punto, se dan cita en esta curiosa, inicialmente atractiva, y finalmente discreta producción, ambientada en territorio mexicano.
Tras unas imágenes descriptivas –alentadas por una voz en off explicativa, que me recordó el preludio de NIGHT OF THE DEMON (La noche del demonio, 1957. Jacques Tourneur)-, nos internamos en el dominio de una leyenda de origen maya, en la que el éxodo pretérito de sus moradores dejaron el resquicio y el temor del retorno de la diosa Caltiki. La acción se traslada a tiempo presente, describiendo la excavación arqueológica en dichas tierras que encabeza el británico Dr. John Fielding (John Merivale -a quien recordaremos como uno de los lacayos del villano Alan Badel en ARABESQUE (Arabesco, 1966. Stanley Donen)-. En dichas excavaciones se ha incorporado el fantasma de la inquietud, ya que uno de los expedicionarios retorna al campamento totalmente desquiciado, mientras que otro de ellos ha desaparecido. La situación romperá la normalidad de los científicos, llevándolos en su búsqueda del compañero desaparecido hacia una laguna en la que reposan los restos de lejanos sacrificios humanos a la figura de la diosa. En el marco de ese contexto se producirá la aparición de una extraña sustancia que repentinamente cobrará vida propia y un enorme volumen, sembrando el caos y la destrucción entre los componentes de la expedición, y extendiendo su influjo hacia uno de los expedicionarios, a quien llegará a destruir su brazo al contactar con dicha sustancia. Los científicos lograrán desprender el fragmento que envolvía el brazo del atacado, intentando descubrir la composición de dicha materia. Pero con lo que no contaban es que esta crece de manera incalculable, remitiendo únicamente con la aplicación del fuego.
No seré el primero ni el último en señalar las similitudes que CALTIKI... marca con la norteamericana THE BLOB (1958. Irvin S. Yeaworth Jr.). Se trata de algo bastante cierto, como lo es el hecho de encontrarnos ante una temática relativamente frecuentada en la ciencia-ficción de aquel tiempo. No cabe duda, por otra parte, que el film de Freda es muy superior a la apática cinta que supuso el debut cinematográfico de Steve McQueen –a mi juicio uno de los mayores falsos prestigios del género en aquellos años-. De todos modos, su conjunto alterna elementos destacables junto a un cierto predominio de otros prescindibles, dando como resultado un conjunto más o menos atractivo, en la medida que se aprecia el intento de Freda por dotar de densidad dramática a la propuesta aunque, cierto es reconocerlo, este interés no se traduzca en un conjunto más equilibrado. En la primera vertiente hay que destacar el grado de fascinación que destila el capítulo inicial de la función, en el que junto a una cuidada evocación de ambientes y el acierto en la escenografía e iluminación, encontramos una atmósfera e inquietud en el relato que, preciso es reconocerlo, no volveremos a recuperar en el escueto metraje del film, de poco más setenta minutos. Junto a ello, CALTIKI... demuestra ese interés de Freda, expresado en la formulación visual de la película, al intentar potenciar al máximo la profundidad de campo, el sentido escénico de sus secuencias, y logrando con ello un atractivo suplementario que logra compensar en parte sus deficiencias. Junto a ello, una mirada distanciada puede revelar claramente el apego y la admiración que el director italiano siempre profesó por el cine norteamericano clásico. Y es que, dentro de sus considerables limitaciones, y pese a su evidente conexión con el fantastique, la película presenta todo un auténtico catálogo de referencias a los diferentes géneros que definieron el cine de Hollywood hasta aquellos años. Desde los ecos del western que dejan entrever los exteriores de las imágenes iniciales –con un poco de imaginación podríamos entrever una evocación del Monument Valley fordiano-, constataremos además de ecos del cine de aventuras –por medio de una prescindible secuencia de folklore autóctono-, melodrama –las incidencias de sus personajes-, ciertos aspectos del cine policiaco e incluso leves referencias al cine bélico –la presencia de tanques combatiendo la extraña y ya entonces gigantesca sustancia-. Una extraña conjunción de elementos de una u otra vertiente que, si más no, permite proporcionar un atractivo suplementario a la función.
Junto a estos atractivos, no sería justo omitir carencias y debilidades que finalmente limitan el alcance de la función. Desde la escasa enjundia de sus personajes, ciertas deficiencias de producción, la pobreza de los diálogos y la general labor de los actores, son elementos que empobrecen un conjunto que, a fin de cuentas, tampoco se planteaba como más que una función de evasión, destinada para compartir ante el público italiano, con los productos que por aquel entonces llegaban de origen norteamericano. Desde este punto de vista la comparación es plausible, en la medida que quizá y pese a sus evidentes deficiencias, nos encontramos con películas que logran establecer ciertas cualidades a partir de la utilización de materiales de derribo. Sin embargo, me gustaría hacer una digresión final, al señalar que esta película me recordó en su alcance a la de la posterior TERROR NELLO SPAZIO (Terror en el espacio, 1965) de Mario Bava. La diferencia estriba en que, mientras que CALTIKI... está rodada en blanco y negro y se encuentra prácticamente olvidada, el film de Bava ha adquirido un status de cult movie que jamás he podido comprender, y en la que a mi modo de ver se encuentran las fronteras de lo mejor y lo peor que el cine fantástico italiano legó a la posteridad; la incardinación de una indudable inquietud, intuición y garra cinematográfica, oponiéndola a una pobreza de producción que, en pocos años, se unió a similar y decreciente grado de inspiración visual.
https://thecinema.blogia.com/2009/082503-caltiki-il-mostro-immortale-1959-riccardo-freda-.php
Tras unas imágenes descriptivas –alentadas por una voz en off explicativa, que me recordó el preludio de NIGHT OF THE DEMON (La noche del demonio, 1957. Jacques Tourneur)-, nos internamos en el dominio de una leyenda de origen maya, en la que el éxodo pretérito de sus moradores dejaron el resquicio y el temor del retorno de la diosa Caltiki. La acción se traslada a tiempo presente, describiendo la excavación arqueológica en dichas tierras que encabeza el británico Dr. John Fielding (John Merivale -a quien recordaremos como uno de los lacayos del villano Alan Badel en ARABESQUE (Arabesco, 1966. Stanley Donen)-. En dichas excavaciones se ha incorporado el fantasma de la inquietud, ya que uno de los expedicionarios retorna al campamento totalmente desquiciado, mientras que otro de ellos ha desaparecido. La situación romperá la normalidad de los científicos, llevándolos en su búsqueda del compañero desaparecido hacia una laguna en la que reposan los restos de lejanos sacrificios humanos a la figura de la diosa. En el marco de ese contexto se producirá la aparición de una extraña sustancia que repentinamente cobrará vida propia y un enorme volumen, sembrando el caos y la destrucción entre los componentes de la expedición, y extendiendo su influjo hacia uno de los expedicionarios, a quien llegará a destruir su brazo al contactar con dicha sustancia. Los científicos lograrán desprender el fragmento que envolvía el brazo del atacado, intentando descubrir la composición de dicha materia. Pero con lo que no contaban es que esta crece de manera incalculable, remitiendo únicamente con la aplicación del fuego.
No seré el primero ni el último en señalar las similitudes que CALTIKI... marca con la norteamericana THE BLOB (1958. Irvin S. Yeaworth Jr.). Se trata de algo bastante cierto, como lo es el hecho de encontrarnos ante una temática relativamente frecuentada en la ciencia-ficción de aquel tiempo. No cabe duda, por otra parte, que el film de Freda es muy superior a la apática cinta que supuso el debut cinematográfico de Steve McQueen –a mi juicio uno de los mayores falsos prestigios del género en aquellos años-. De todos modos, su conjunto alterna elementos destacables junto a un cierto predominio de otros prescindibles, dando como resultado un conjunto más o menos atractivo, en la medida que se aprecia el intento de Freda por dotar de densidad dramática a la propuesta aunque, cierto es reconocerlo, este interés no se traduzca en un conjunto más equilibrado. En la primera vertiente hay que destacar el grado de fascinación que destila el capítulo inicial de la función, en el que junto a una cuidada evocación de ambientes y el acierto en la escenografía e iluminación, encontramos una atmósfera e inquietud en el relato que, preciso es reconocerlo, no volveremos a recuperar en el escueto metraje del film, de poco más setenta minutos. Junto a ello, CALTIKI... demuestra ese interés de Freda, expresado en la formulación visual de la película, al intentar potenciar al máximo la profundidad de campo, el sentido escénico de sus secuencias, y logrando con ello un atractivo suplementario que logra compensar en parte sus deficiencias. Junto a ello, una mirada distanciada puede revelar claramente el apego y la admiración que el director italiano siempre profesó por el cine norteamericano clásico. Y es que, dentro de sus considerables limitaciones, y pese a su evidente conexión con el fantastique, la película presenta todo un auténtico catálogo de referencias a los diferentes géneros que definieron el cine de Hollywood hasta aquellos años. Desde los ecos del western que dejan entrever los exteriores de las imágenes iniciales –con un poco de imaginación podríamos entrever una evocación del Monument Valley fordiano-, constataremos además de ecos del cine de aventuras –por medio de una prescindible secuencia de folklore autóctono-, melodrama –las incidencias de sus personajes-, ciertos aspectos del cine policiaco e incluso leves referencias al cine bélico –la presencia de tanques combatiendo la extraña y ya entonces gigantesca sustancia-. Una extraña conjunción de elementos de una u otra vertiente que, si más no, permite proporcionar un atractivo suplementario a la función.
Junto a estos atractivos, no sería justo omitir carencias y debilidades que finalmente limitan el alcance de la función. Desde la escasa enjundia de sus personajes, ciertas deficiencias de producción, la pobreza de los diálogos y la general labor de los actores, son elementos que empobrecen un conjunto que, a fin de cuentas, tampoco se planteaba como más que una función de evasión, destinada para compartir ante el público italiano, con los productos que por aquel entonces llegaban de origen norteamericano. Desde este punto de vista la comparación es plausible, en la medida que quizá y pese a sus evidentes deficiencias, nos encontramos con películas que logran establecer ciertas cualidades a partir de la utilización de materiales de derribo. Sin embargo, me gustaría hacer una digresión final, al señalar que esta película me recordó en su alcance a la de la posterior TERROR NELLO SPAZIO (Terror en el espacio, 1965) de Mario Bava. La diferencia estriba en que, mientras que CALTIKI... está rodada en blanco y negro y se encuentra prácticamente olvidada, el film de Bava ha adquirido un status de cult movie que jamás he podido comprender, y en la que a mi modo de ver se encuentran las fronteras de lo mejor y lo peor que el cine fantástico italiano legó a la posteridad; la incardinación de una indudable inquietud, intuición y garra cinematográfica, oponiéndola a una pobreza de producción que, en pocos años, se unió a similar y decreciente grado de inspiración visual.
https://thecinema.blogia.com/2009/082503-caltiki-il-mostro-immortale-1959-riccardo-freda-.php
Caltiki il mostro immortale ha l’importanza di far esordire insieme a La Morte viene dallo spazio la fantascienza nel panorama cinematografica italiano, per la regia di Riccardo Freda, sotto le pseudonimo di Robert Hampton, cineasta che nel corso della sua carriera ha sperimentato vari generi filmici. Questo lungometraggio del 1959 è erroneamente considerato un film minore nella filmografia di Freda, tanto da venire erroneamente attribuito a Mario Bava che lavora esclusivamente all’immagine essendo nella veste di direttore della fotografia apportando importanti miglioramenti tecnici a livello degli effetti speciali.
In verità Caltiki il mostro immortale risulta essere un film di svolta nella carriera del regista che dal ’59 al ’60 cambia completamente il suo tipo di approccio narrativo e cinematografico, passando dalle grandi opere peplum basate su un’interazione molto forte con la cultura e la letteratura soprattutto ottocentesca rivolta al gusto popolare, diviene il cineasta della claustrofobia inondando le sue opere di una cupezza generale e introducendo il genere dello scienziato che mette in dubbio tutta la propria esistenza, oltre a imporre la centralità assoluta della figura femminile all’interno del racconto visivo, come possiamo denotare già nel manifesto originale del lungometraggio.
Nonostante abbi trovato poco successo da parte della critica del tempo che guardò con poco interesse il film di Freda scrivendo su di esso poche righe, Caltiki il mostro immortale appare come un film di enorme complessità possedendo una struttura dipartita molto forte, poiché se la prima parte della sceneggiatura propone un genere tendente all’avventura con sfumature archeologiche legate al mitologico in uno scenario come la Guatemala nel Centro America, la seconda parte del film rimescola tutte le carte drammaturgico trasportandoci all’interno di un film di genere completamente divergente.
Fin dal suo incipit il lungometraggio di Freda e Bava assume una sua connotazione molto divergente dai classici film di fantascienza girati nella terra di Hollywood, aprendosi con una voce narrante che risulta al fine una falsa pista risultando una scelta molto forte del cineasta. Il prologo stesso va a collocare molto precisamente l’orizzonte narrativo del film al pubblico andando a spiegare il legame di un’antica popolazione con l’astronomia e l’avanzamento della scienza e il grande enigma della storia come la scomparsa dalla civiltà Maya, poi si mette l’accento sulla leggenda popolare che fa riferimento alla Dea immortale Caltiki, che risulta essere una falsa pista all’interno del lungometraggio poiché non abbiamo la Dea che compare e distrugge tutto ma un Blob, una sostanza che è futto e simbolo di una degenerazione organica e non certo l’immaterialità che evocherebbe la Dea con lo spirito sovrannaturale. Nell’incipi lo sceneggiatore gioca sun un terreno di forte esibizione: da un lato abbiamo la presenza della voce over con il narratore che spiega leggende e dona informazione con nozioni false che danno vita al lato della falsa pista.
In Caltiki il mostro immortale passato e futuro vengono mesi in forte interazione, per non dire in collisione tra loro. Da un lato la civiltà dei Maya, dall’altro la maledizione che proietta i suoi anatemi nel futuro, quindi da un lato la leggenda, dall’altro la profezia; il passato delle rovine contro un paesaggio che visivamente e iconograficamente richiama le lande desolate post – apocalittiche o lunari, e non il sito archeologico rigoglioso, ricco di tradizione e passato. Il tema dell’archeologia del futuro compare qui per la prima volta nella storia del cinema venendo successivamente ripreso da Bava, Ridley Scott e Kubrik, sia enunciato a livello verbale, sia a quello visivo.
Le sfumature narrative di Caltiki il mostro immortale
Il lungometraggio, che possiede una commistione di generi tra fantascienza e horror possiede in sé numerose tematiche o filino di genere che verranno sviluppati nel proseguo del cinema. In primis è riscontrabile il tema della possessione; già all’inizio del film pensavamo di stare guardando l’esplosione della distruzione della civiltà Maya, ma le stesse immagini viste nel prologo ottengono una nuova ricontestualizzazione all’interno del film con il nostro archeologo impazzito e allucinato. Collegato a questo rintracciamo il tema del contagio mostrato con l’archeologo in stato allucinatorio, che sembra pronunciare parole che non si capisce nemmeno se arrivano dalla sua coscienza definendo una perdita di sé dovuta ad un contagio.
Possiamo inoltre rintracciare la tematica epica della discesa agli inferi collegata con l’archeologia del futuro, della discesa, del ritorno nel passato per riuscire a capire il futuro, in parte ripresa da varie leggende come quella di Maciste stesso che va all’inferno, oltre a una ripresa della tradizione cristiana: l’itinerario verso Dio, la discesa, che diventa un elemento molto forte. C’è questo laghetto maledetto, ed è la discesa del passato, il tempo sembra essersi fermato a quello dei Maya, con anche i suoi mostri che si sono bloccati lì, e che vengono liberati
Elemento fortemente Frediano: La presenza della donna. Tutta la cinematografia di Freda è fortemente accostata alla figura femminile, addirittura a quella particolare della Canale, sua moglie, che interpreta molti dei suoi film. La figura della donna diventa elemento centrale fin da subito anche in questo film; non è semplicemente la moglie di un personaggio, ma è una protagonista a tutti gli effetti, stabilisce delle decisioni, e nella seconda parte narrativa diventa il vero motore della storia. Narrativamente si intuisce non essere solo una vittima, spettatrice, comprimaria, e anche visivamente, con questa caratterizzazione di matrice Hollywoodiana, tra la bionda e la mora, quella dai lineamenti delicati, e quella con quelli pesanti, e da lì a poco viene anche amplificata attraverso il personaggio di Linda che si cimenta in una danza selvaggia, rituale, che anche lì rilancia il tema della perdita di se, e di coscienza, che diventa la parte negativa, contrapposta la figura della donna delicata alla figura della donna malefica in modo manicheo, che si accompagna al male, sarà compagna fin dall’ultimo del nostro contagiato e trasformato studioso.
Elemento tecnologico estraneo al peplum, anche all’horror, ma tipico della fantascienza: il rilevamento delle radiazioni, altro tema legato al nucleare e all’atomica, grande tema di attualità. Poi provette, prelievi. La cinepresa che viene trovata e documenta una testimonianza diretta; la seconda parte di questo inizio è dominata da questa testimonianza oculare. Tematica del testimone oculare, della sua fallacia, della sua limitatezza della visione, si giocherà tutto il giallo all’italiana, che anche lo stesso Freda si cimenta, col mito del testimone oculare che certifica coi suoi occhi l’accadimento.
L’effetto speciale tecnologico, lo schermo nello schermo, lo sfruttamento di un mascherino che consente di creare l’illusione di questa proiezione, trucco che valorizza l’aspetto tecnologico. Il fatto che si cominci con chi li ha riprese è geniale, è messo a tema che se c’è un’ immagine ha un origine, ha una fonte, un punto da cui è stata ripresa. L’inserimento di questo elemento è lasciato in tutta la sua complessità, non è solo la possibilità di andare a vedere e trovare il mostro, tipico funzionamento fantascientifico dello smascheramento, non solo l’ipertecnologia che riporta questo orizzonte mitologico e avventuroso alla realtà, alla cronaca e alla concretezza della fantascienza, ma anche l’interrogarsi sulla visione: Chi vede? Chi guarda Chi riprende?
Freda lavora su un riciclo parziale interno, l’ostentata esibizione del riuso, come prima l’immagine del vulcano che erutta del prologo che la rivediamo identica, però diversa; quando anche il nostro archeologo impazzito scappa, ripercorriamo la discesa tre o quattro volte con lo stesso punto di vista. L’immagine traballa, e questo differisce dall’immagine precedente, è una variazione.
La presenza femminile si connota con un erotismo molto forte: Lei è a letto, i baci sono appassionati; anche la relazione tra Linda e l’altro ricercatore è impostata subito in modo molto carnale. Lei in tutto il finale sarà in camicia da notte, in una svolazzante camicia da notte, estremamente erotica. L’ingresso della donna è l’ingresso dell’erotismo ed è un altra caratteristica tipicamente italiana non solo nella fantascienza ma anche di contaminazione con l’horror. Nella terza discesa, si va ancora più nella profondità del lago. Parallelismo tra l’astronauta e il palombaro, colui che va sott’acqua. Da una situazione idilliaca a quella più tragica, il tutto sottolineato dalla musica. C’è una ripetizione che gioca sul concetto delle immagini; la dimensione narrativa si sfrangia, è sempre la stessa roba, ma si valorizza la percezione visiva, e il fatto che non succede niente favorisce il concetto della suspense, lo spettatore sa che qualcosa deve succedere, è in attesa, costruendo una temporalità in modo molto forte. E’ la parte in cui l’ibridazione con l’horror è più forte, lo show down. Noi rimaniamo con gli occhi spalancati di questo subacqueo, il fuori campo ci è completamente precluso nella tipica logica dell’horror, e poi ecco che abbiamo il volto scarnificato dal mostro, e poi l’immagine successiva ci mostra addirittura dal punto di vista del mostro, con la macchina immersa nel blob che ci mostra la reazione degli archeologi. Freda in questa scena ci spiega già che l’unica cosa che può ammazzare il mostro è il fuoco, e venti minuti dall’inizio il nostro scienziato ci scaglia contro un camion pieno di benzina e riuscirà a eliminare questo blob, peccato però che la scienza avrà la meglio, con questi residui di materia decomposta (Separata, disgregata) che sono rimasti nel braccio di Max, vengono portati nella civiltà per essere studiati ed esaminati.
L’incipit gioca sulla ripetizione alternando elementi solo apparentemente eterogenei tra di loro; nella parte centrale la scienza e la biologia dominano, con l’astronomia, e una matrice fantascientifica molto forte che poi nella storia del genere si perderà. C’è l’entrata in scena con questo film del contagio; Max è stato colpito nel braccio trasformandosi progressivamente nel corso del film in un essere molto malvagio, con la donna vero punto di riferimento e motore. L’aggressività nel finale, con la rivalità professionale, si scatena contro John, e si scatena anche contro la ragazza. Uomo deformato dal contagio, con la materia che si sta riproducendo e sta costituendo una seria minaccia, perché John il laboratorio ce l’ha in casa ed è a stretto contatto con la famiglia. Per il passaggio di una cometa, le radiazioni sono fortissime, e John corre a casa perché ha paura che i piccoli campioni di laboratorio possano crescere; atmosfere cariche di cupezza e ambiguità semantica: Nella fotografia che Bava utilizza per questo film. La donna, pur madre e sposa, ma visivamente è tutt’altro, sembra la femme fatal del noir, con le ombre, le linee che la tagliano, con lo sguardo e la mise che va nella direzione dell’erotismo, nella dimensione provocante. E’ l’oggetto del desiderio sia del blob, che del pazzo posseduto e trasformato che cerca d’insidiarla.
In verità Caltiki il mostro immortale risulta essere un film di svolta nella carriera del regista che dal ’59 al ’60 cambia completamente il suo tipo di approccio narrativo e cinematografico, passando dalle grandi opere peplum basate su un’interazione molto forte con la cultura e la letteratura soprattutto ottocentesca rivolta al gusto popolare, diviene il cineasta della claustrofobia inondando le sue opere di una cupezza generale e introducendo il genere dello scienziato che mette in dubbio tutta la propria esistenza, oltre a imporre la centralità assoluta della figura femminile all’interno del racconto visivo, come possiamo denotare già nel manifesto originale del lungometraggio.
Nonostante abbi trovato poco successo da parte della critica del tempo che guardò con poco interesse il film di Freda scrivendo su di esso poche righe, Caltiki il mostro immortale appare come un film di enorme complessità possedendo una struttura dipartita molto forte, poiché se la prima parte della sceneggiatura propone un genere tendente all’avventura con sfumature archeologiche legate al mitologico in uno scenario come la Guatemala nel Centro America, la seconda parte del film rimescola tutte le carte drammaturgico trasportandoci all’interno di un film di genere completamente divergente.
Fin dal suo incipit il lungometraggio di Freda e Bava assume una sua connotazione molto divergente dai classici film di fantascienza girati nella terra di Hollywood, aprendosi con una voce narrante che risulta al fine una falsa pista risultando una scelta molto forte del cineasta. Il prologo stesso va a collocare molto precisamente l’orizzonte narrativo del film al pubblico andando a spiegare il legame di un’antica popolazione con l’astronomia e l’avanzamento della scienza e il grande enigma della storia come la scomparsa dalla civiltà Maya, poi si mette l’accento sulla leggenda popolare che fa riferimento alla Dea immortale Caltiki, che risulta essere una falsa pista all’interno del lungometraggio poiché non abbiamo la Dea che compare e distrugge tutto ma un Blob, una sostanza che è futto e simbolo di una degenerazione organica e non certo l’immaterialità che evocherebbe la Dea con lo spirito sovrannaturale. Nell’incipi lo sceneggiatore gioca sun un terreno di forte esibizione: da un lato abbiamo la presenza della voce over con il narratore che spiega leggende e dona informazione con nozioni false che danno vita al lato della falsa pista.
In Caltiki il mostro immortale passato e futuro vengono mesi in forte interazione, per non dire in collisione tra loro. Da un lato la civiltà dei Maya, dall’altro la maledizione che proietta i suoi anatemi nel futuro, quindi da un lato la leggenda, dall’altro la profezia; il passato delle rovine contro un paesaggio che visivamente e iconograficamente richiama le lande desolate post – apocalittiche o lunari, e non il sito archeologico rigoglioso, ricco di tradizione e passato. Il tema dell’archeologia del futuro compare qui per la prima volta nella storia del cinema venendo successivamente ripreso da Bava, Ridley Scott e Kubrik, sia enunciato a livello verbale, sia a quello visivo.
Le sfumature narrative di Caltiki il mostro immortale
Il lungometraggio, che possiede una commistione di generi tra fantascienza e horror possiede in sé numerose tematiche o filino di genere che verranno sviluppati nel proseguo del cinema. In primis è riscontrabile il tema della possessione; già all’inizio del film pensavamo di stare guardando l’esplosione della distruzione della civiltà Maya, ma le stesse immagini viste nel prologo ottengono una nuova ricontestualizzazione all’interno del film con il nostro archeologo impazzito e allucinato. Collegato a questo rintracciamo il tema del contagio mostrato con l’archeologo in stato allucinatorio, che sembra pronunciare parole che non si capisce nemmeno se arrivano dalla sua coscienza definendo una perdita di sé dovuta ad un contagio.
Possiamo inoltre rintracciare la tematica epica della discesa agli inferi collegata con l’archeologia del futuro, della discesa, del ritorno nel passato per riuscire a capire il futuro, in parte ripresa da varie leggende come quella di Maciste stesso che va all’inferno, oltre a una ripresa della tradizione cristiana: l’itinerario verso Dio, la discesa, che diventa un elemento molto forte. C’è questo laghetto maledetto, ed è la discesa del passato, il tempo sembra essersi fermato a quello dei Maya, con anche i suoi mostri che si sono bloccati lì, e che vengono liberati
Elemento fortemente Frediano: La presenza della donna. Tutta la cinematografia di Freda è fortemente accostata alla figura femminile, addirittura a quella particolare della Canale, sua moglie, che interpreta molti dei suoi film. La figura della donna diventa elemento centrale fin da subito anche in questo film; non è semplicemente la moglie di un personaggio, ma è una protagonista a tutti gli effetti, stabilisce delle decisioni, e nella seconda parte narrativa diventa il vero motore della storia. Narrativamente si intuisce non essere solo una vittima, spettatrice, comprimaria, e anche visivamente, con questa caratterizzazione di matrice Hollywoodiana, tra la bionda e la mora, quella dai lineamenti delicati, e quella con quelli pesanti, e da lì a poco viene anche amplificata attraverso il personaggio di Linda che si cimenta in una danza selvaggia, rituale, che anche lì rilancia il tema della perdita di se, e di coscienza, che diventa la parte negativa, contrapposta la figura della donna delicata alla figura della donna malefica in modo manicheo, che si accompagna al male, sarà compagna fin dall’ultimo del nostro contagiato e trasformato studioso.
Elemento tecnologico estraneo al peplum, anche all’horror, ma tipico della fantascienza: il rilevamento delle radiazioni, altro tema legato al nucleare e all’atomica, grande tema di attualità. Poi provette, prelievi. La cinepresa che viene trovata e documenta una testimonianza diretta; la seconda parte di questo inizio è dominata da questa testimonianza oculare. Tematica del testimone oculare, della sua fallacia, della sua limitatezza della visione, si giocherà tutto il giallo all’italiana, che anche lo stesso Freda si cimenta, col mito del testimone oculare che certifica coi suoi occhi l’accadimento.
L’effetto speciale tecnologico, lo schermo nello schermo, lo sfruttamento di un mascherino che consente di creare l’illusione di questa proiezione, trucco che valorizza l’aspetto tecnologico. Il fatto che si cominci con chi li ha riprese è geniale, è messo a tema che se c’è un’ immagine ha un origine, ha una fonte, un punto da cui è stata ripresa. L’inserimento di questo elemento è lasciato in tutta la sua complessità, non è solo la possibilità di andare a vedere e trovare il mostro, tipico funzionamento fantascientifico dello smascheramento, non solo l’ipertecnologia che riporta questo orizzonte mitologico e avventuroso alla realtà, alla cronaca e alla concretezza della fantascienza, ma anche l’interrogarsi sulla visione: Chi vede? Chi guarda Chi riprende?
Freda lavora su un riciclo parziale interno, l’ostentata esibizione del riuso, come prima l’immagine del vulcano che erutta del prologo che la rivediamo identica, però diversa; quando anche il nostro archeologo impazzito scappa, ripercorriamo la discesa tre o quattro volte con lo stesso punto di vista. L’immagine traballa, e questo differisce dall’immagine precedente, è una variazione.
La presenza femminile si connota con un erotismo molto forte: Lei è a letto, i baci sono appassionati; anche la relazione tra Linda e l’altro ricercatore è impostata subito in modo molto carnale. Lei in tutto il finale sarà in camicia da notte, in una svolazzante camicia da notte, estremamente erotica. L’ingresso della donna è l’ingresso dell’erotismo ed è un altra caratteristica tipicamente italiana non solo nella fantascienza ma anche di contaminazione con l’horror. Nella terza discesa, si va ancora più nella profondità del lago. Parallelismo tra l’astronauta e il palombaro, colui che va sott’acqua. Da una situazione idilliaca a quella più tragica, il tutto sottolineato dalla musica. C’è una ripetizione che gioca sul concetto delle immagini; la dimensione narrativa si sfrangia, è sempre la stessa roba, ma si valorizza la percezione visiva, e il fatto che non succede niente favorisce il concetto della suspense, lo spettatore sa che qualcosa deve succedere, è in attesa, costruendo una temporalità in modo molto forte. E’ la parte in cui l’ibridazione con l’horror è più forte, lo show down. Noi rimaniamo con gli occhi spalancati di questo subacqueo, il fuori campo ci è completamente precluso nella tipica logica dell’horror, e poi ecco che abbiamo il volto scarnificato dal mostro, e poi l’immagine successiva ci mostra addirittura dal punto di vista del mostro, con la macchina immersa nel blob che ci mostra la reazione degli archeologi. Freda in questa scena ci spiega già che l’unica cosa che può ammazzare il mostro è il fuoco, e venti minuti dall’inizio il nostro scienziato ci scaglia contro un camion pieno di benzina e riuscirà a eliminare questo blob, peccato però che la scienza avrà la meglio, con questi residui di materia decomposta (Separata, disgregata) che sono rimasti nel braccio di Max, vengono portati nella civiltà per essere studiati ed esaminati.
L’incipit gioca sulla ripetizione alternando elementi solo apparentemente eterogenei tra di loro; nella parte centrale la scienza e la biologia dominano, con l’astronomia, e una matrice fantascientifica molto forte che poi nella storia del genere si perderà. C’è l’entrata in scena con questo film del contagio; Max è stato colpito nel braccio trasformandosi progressivamente nel corso del film in un essere molto malvagio, con la donna vero punto di riferimento e motore. L’aggressività nel finale, con la rivalità professionale, si scatena contro John, e si scatena anche contro la ragazza. Uomo deformato dal contagio, con la materia che si sta riproducendo e sta costituendo una seria minaccia, perché John il laboratorio ce l’ha in casa ed è a stretto contatto con la famiglia. Per il passaggio di una cometa, le radiazioni sono fortissime, e John corre a casa perché ha paura che i piccoli campioni di laboratorio possano crescere; atmosfere cariche di cupezza e ambiguità semantica: Nella fotografia che Bava utilizza per questo film. La donna, pur madre e sposa, ma visivamente è tutt’altro, sembra la femme fatal del noir, con le ombre, le linee che la tagliano, con lo sguardo e la mise che va nella direzione dell’erotismo, nella dimensione provocante. E’ l’oggetto del desiderio sia del blob, che del pazzo posseduto e trasformato che cerca d’insidiarla.
Mega.nz dice che i link non esistono
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EliminarCiao Amarcord si possono avere i link funzionanti?.Grazie
ResponderEliminarModificati tutti i link
Eliminargrazie
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