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martes, 29 de diciembre de 2020

Spasmo - Umberto Lenzi (1974)

TÍTULO ORIGINAL
Spasmo
AÑO
1974
IDIOMA
Ingés
SUBTÍTULOS
Español (Incorporados)
DURACIÓN
94 min.
PAÍS
Italia
DIRECCIÓN
Umberto Lenzi
GUIÓN
Massimo Franciosa, Umberto Lenzi, Luisa Montagnana (Historia: Pino Boller)
MÚSICA
Ennio Morricone
FOTOGRAFÍA
Guglielmo Mancori
REPARTO
Robert Hoffmann, Suzy Kendall, Ivan Rassimov, Adolfo Lastretti, Monica Monet, Guido Alberti
GÉNERO
Terror. Intriga | Giallo

Sinopsis
Christian (Robert Hoffman) es un joven que, durante una visita a la playa, se encuentra a una mujer desvanecida en la arena, Barbara (Suzy Kendall) con la que inicia una relación después de este incidente. Esa misma noche, en casa de Barbara, un extraño intenta matarle y, a partir de ese momento, él y Barbara iniciarán una carrera a contrareloj huyendo de un enigmatico asesino, tratando de descubrir el por qué se han visto envueltos en esa situación. (FILMAFFINITY)
 
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Se pueden decir muchas cosas de las películas de Umberto Lenzi, pero, desde luego, lo que nunca se podrá decir es que son aburridas. Un perfecto ejemplo de ello es el frenético giallo Spasmo (1973).
Christian Bauman (Robert Hoffmann) se encuentra paseando con una amiga (Maria Pia Conte) cuando descubren una mujer tirada en la playa, al parecer muerta. Al acercarse, descubren que la mujer no está muerta, se llama Barbara (Suzy Kendall) y se marcha a la francesa tras causar una notable impresión en Christian. Poco después, Christian y Barbara se encuentran en casa de ella, pero Christian es atacado por un hombre misterioso. Christian mata al hombre y la pareja se da a la fuga. Y a partir de aquí realmente se complican las cosas para Christian. Además, ¿tienen alguna relación las muñecas de látex de tamaño natural que se están encontrando por el pueblo fingiendo ser mujeres asesinadas con lo que le sucede a Christian?
He de admitir que, normalmente, el tipo de historia que cuenta Spasmo no me suele gustar, pero, igual que con otras excepciones, gracias al estilo con que se cuenta y a la dirección de Lenzi, la película me enganchó de principio a fin (no entro en más detalles para no haceros un spoiler). También resulta interesante que este tipo de giallo, en el que tenemos a un protagonista pasivo al que atacan y persiguen, por contraste al protagonista activo que investiga, suele estar protagonizado por mujeres, como Edwige Fenech en La perversa señora Ward (Lo strano vizio della Signora Wardh, Sergio Martino, 1971), pero aquí tenemos al pobre Hoffmann corriendo de aquí para allá mientras intenta esclarecer quién le persigue y quién no.
Desde el principio, Lenzi mantiene al espectador atrapado, sin dar un segundo de descanso. Por supuesto, esto sirve para que uno no se de cuenta de lo absurda que es toda la historia, pero mientras se está viendo la película lo único que se hace es disfrutar, intentando adivinar cuál será el siguiente giro de guion al que se deberá enfrentar el sufrido protagonista.
Aquellos familiarizados con la obra de Lenzi sin duda disfrutarán con esta nueva muestra de la habilidad del director para entretener al espectador. Los demás pueden descubrir un estupendo giallo, tan absurdo como entretenido.
http://elcinefagodelalagunanegra.blogspot.com/2016/11/spasmo.html


Umberto Lenzi: El último romántico

Al director le cabe el honor de haber formado parte de aquella aristocracia del cine popular italiano que llenó salas de barrio durante los años 70 y 80

Masacrado por la censura, condenado al ostracismo por los puristas y denostado por la crítica de su tiempo, a Umberto Lenzi le cabe el honor de haber formado parte de aquella aristocracia del cine popular italiano que llenó salas de barrio en competencia directa con las superproducciones americanas durante los años 70 y 80.
Yo lo conocí a mediados de los 80, sobre las estanterías de un videoclub de Santutxu en el que sus películas se apilaban junto a las de otros obreros del celuloide tan ilustres como Enzo G. Castellari, Antonio Margheriti y Damiano Damiani, entre los clones hongkoneses de Bruce Lee y las prometedoras portadas italianas de softcore en las que Edwige Fenech y Anita Strindberg lucían sus encantos.
Eran buenos tiempos, tiempos en los que en un 3X1 podías llevarte a casa 'Los guerreros del Bronx', 'Arcana' y la penúltima entrega de 'Demons', cuando aún no se había apagado del todo la carrera de un director que comenzó a brillar a finales de la década de los 60.
Umberto Lenzi (Massa Marittima, 1931) llegó al mundo del cine tras abandonar la carrera de Derecho, y tras su paso por el Centro Sperimentale de Cinematografia, en Roma, donde se formaron Marco Bellocchio, Vittorio Storaro, Néstor Almendros o Liliana Cavani, entre otros, no sin antes haber ejercido como crítico en diversas publicaciones.
En plena fiebre por el peplum, a Lenzi le llegó la oportunidad de debutar en la dirección con 'Le Avventure di Mary Read', una modesta película de aventuras protagonizada por Lisa Gastoni, a la que le sucederían proyectos tan disparatados como 'Zorro contra Maciste' (que deja en paños menores, en términos de desprejuicio y locura, a encuentros tan disparatados como 'Freddy contra Jason'), y varias adaptaciones del Sandokan de Emilio Salgari, rodadas de forma cuasi simultánea con el propósito de economizar los costes de producción (véase la filmografía de Jess Franco, que perfeccionó la técnica del rodaje back to back traspasando todos los límites del surrealismo). Engordando su currículo con títulos menores como 'A 008: Operazione Sterminio' (1965) o 'Le Spie Amano i Fiori' (1966), ambas toscas imitaciones del exitoso Bond, y tras su paso obligado por el spaghetti-western ('Una pistola per cento bare' / 'El sabor del odio') en el que militó el grueso de los directores de su generación, Lenzi comenzó su idilio con las películas de hazañas bélicas ('Desert Commandos', 1967), que es el género del que hoy se siente más orgulloso. A este período también pertenece 'Kriminal', su primera obra de referencia, una notable adaptación de las historietas gráficas de Max Bunker con un grado de excelencia que no tiene mucho que envidiar al 'Diabolik' de Mario Bava y las hermanas Giussani.
En línea con los intereses del público que quedó fascinado con los giallos estrenados en el albor de los años 70 ('L'uccello dalle piume di cristallo' / 'El pájaro de las plumas de cristal', 'Il gatto a nove code' / 'El gato de nueve colas'), Lenzi entra de lleno en un género en el que ya había debutado con la entrega de 'Orgasmo' (1969), un sexy-thriller detectivesco protagonizado por Carroll Baker al que le seguirían 'Paranoia', 'Sette orchidee macchiate di rosso' / 'Siete orquídeas manchadas de rojo' y 'Spasmo', en la que conviene detenerse no sólo por lo que arriesga Lenzi manipulando su compleja línea narrativa, sino porque desafía algunos de los clichés repetidos como mantras por los imitadores de Dario Argento.
Llegados a este punto, y echando la vista atrás para repasar la ecléctica e intensiva filmografía cultivada por Lenzi en apenas 10 años, resulta difícil imaginar de qué manera administró el tiempo y el ingenio que le permitieron alumbrar el subgénero que se ha convertido en la marca distintiva de toda su obra (aunque a día de hoy no sea motivo de sus afectos): el cine caníbal al que pertenece la fundacional 'Il paese del sesso selvaggio' / 'El país del sexo salvaje' (con guion de Francesco Barilli). Festín de imágenes gore, vísceras y mutilaciones, protagonizada por los míticos Me Me Lay e Ivan Rassimov, una obra de culto, inspirada por las ficciones documentales de estrato sensacionalista firmadas por Gualtiero Jacopetti, Paolo Cavara y Franco Prosperi (el denominado cine Mondo), que dio vía libre al fenómeno internacional que se desató con el estreno de 'Holocausto caníbal' / 'Cannibal Holocaust' (1980), de Ruggero Deodato. Censurada en muchos países, 'Il paese del sesso selvaggio' / 'El país del sexo salvaje' esboza un somero análisis etnográfico como pretexto para escenificar una película de aventuras salteada por una orgía de secuencias de 'torture porn' en las que Lenzi insiste en representar una reacción lógica contra colonización del tercer mundo y la explotación de las tribus salvajes (Lenzi afirma que en la preproducción estudió los ritos ceremoniales de los aborígenes de Nueva Guinea, Birmania y Tailandia). Al igual que en 'Mangiati vivi!' / '¡Comidos vivos!' y 'Cannibal Ferox', donde la masacre de Jonestown y el reverendo Jones forman parte del discurso metanarrativo (este tema ha sido motivo de una reinterpretación reciente a cargo de Ti West en 'The Sacrament'), Lenzi articula una crítica al capitalismo que queda opacada por la violencia extrema de unas imágenes celebradas con entusiasmo por miles de fanáticos alrededor del mundo, entre los que destaca Eli Roth (autor de 'El infierno verde', una obra a medio camino entre Lenzi y Ruggero Deodato).
Casi paralelo, porque la filmografía de Lenzi crece de forma frenética en poco menos de cinco años, el director italiano prueba suerte en lo que se conoce como 'poliziesco all'Italiana' o 'poliziottesco', un subgénero del cine negro poblado de vigilantes (al estilo de Charles Bronson), gangsters sadomasoquistas y policías incorruptibles que surgió con la intención de explotar comercialmente el éxito de títulos como 'Harry el sucio' / 'Dirty Harry' o 'Death Wish' / 'El justiciero de la ciudad'. Inaugurando un modelo que sería perfeccionado por la magistral 'Cani arrabbiati' / 'Semáforo rojo', de Mario Bava (1974), Lenzi factura de manera casi consecutiva una serie de espléndidas muestras de un cine violento, salvaje y directo, en el que no hay concesiones a la emotividad y la nostalgia cuando la cámara se lanza a tumba abierta a la colección de escenas que denuncian la impotencia de la justicia ante la oleada de atentados criminales. De entre ellas destacan 'Milano odia: la polizia non può sparare', 'Roma a mano armata' / 'Roma a mano armada' (oído a su BSO a cargo del gran Franco Micalizzi) y 'Il giustiziere sfida la città' / 'Desafío a la ciudad', las tres unidas por el común denominador de Tomas Milian, un actor clave para comprender la historia del cine italiano y las particularidades del exploitation.
Impelido por los gustos cambiantes del público, y haciendo valer su condición de realizador todoterreno, el siguiente reto de Lenzi le lleva a pasar por la trituradora del exploit los hits de George A. Romero, lo que da lugar a lo que el director reivindica como un subgénero propio en el que subraya las diferencias con las películas de zombies conocidas hasta la fecha (véanse las aportaciones del propio Romero y Lucio Fulci a un género que en el presente no tiene memoria de sus maestros). Hablamos de las películas de infectados por la peste nuclear a propósito de 'Nightmare City' / 'La ciudad de los zombies atómicos' (su origen está en un accidente real en las instalaciones de una planta química en la localidad italiana de Séveso, una zombie flick tremendamente irónica y pesimista que hace su mejor baza de la admirable dirección artística a cargo de Pino Ferrante, y de una estructura circular que se revela como el golpe de efecto definitivo para el ánimo del espectador. En 'Nightmare City' destaca la presencia de estrellas internacionales -con mención especial para el bando español representado por Francisco Rabal, Eduardo Fajardo y Manuel Zarzo-, y la particularidad de que la masa de infectados se mueve a una velocidad que no tiene nada que envidiar a la de los zombies de 'Guerra Mundial Z'.
A partir de mitad de los 80 comienza el declive que es el de todo un cine italiano que no es capaz de adaptarse a las expectativas del público, aunque Lenzi aún es capaz de resplandecer con un último fogonazo ('Nightmare Beach', 1989) cuando ya está sumido en la indiferencia de productores y espectadores.
Concentrado en su faceta literaria, la cual retomó tras la decepción que sufrió con motivo de su frustrado intento de entrar a formar parte de la versión italiana de la serie 'Masters of Horror' (para la que sonaron Lucio Fulci y Sergio Martino), Lenzi ha publicado un abanico de novelas de marcado acento cinéfilo ('Delitti a Cinecittá', 'Terrore ad Harlem', 'Morte al Cine Villaggio' y 'Scalera di sangue') que podrían servir como prólogo a un regreso anunciado tras la exitosa campaña de crowdfunding en la que ha unido fuerzas con el veterano Tom Savini para hacer posible un remake digital de 'La ciudad de los zombies atómicos' (aquí es importante señalar que Lenzi es enemigo declarado del cine de terror low cost contemporáneo).
Hasta entonces los neófitos pueden explorar su vasta e irregular filmografía (donde caben desde infumables secuelas apócrifas de 'Conan' hasta joyas como 'Spasmo') o repasar la edad de oro del cine caníbal con el visionado de 'Eaten Alive! The Rise and Fall of the Italian Cannibal Film', de Calum Waddell.
JOSU EGUREN
https://www.elcorreo.com/butaca/201511/27/umberto-lenzi-ultimo-romantico-20151126181225-rc.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F

 


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