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martes, 25 de enero de 2022

Arrivano i Titani - Duccio Tessari (1962)

TÍTULO ORIGINAL
Arrivano i titani
AÑO
1962
IDIOMA
Italiano
SUBTÍTULOS
Portugués (Separados)
DURACIÓN
120 min.
PAÍS
Italia
DIRECCIÓN
Duccio Tessari
GUIÓN
Duccio Tessari, Ennio De Concini
MÚSICA
Carlo Rustichelli
FOTOGRAFÍA
Alfio Contini
REPARTO
Pedro Armendáriz, Giuliano Gemma, Antonella Lualdi, Serge Nubret, Jacqueline Sassard, Gérard Sety, Tanya Lopert, Ingrid Schoeller, Franco Lantieri, Fernando Rey
PRODUCTORA
Coproducción Italia-Francia;
GÉNERO
Aventuras | Mitología

Sinopsis
Zeus envía a Creta a Krios, un titán quizá el menos fuerte de los siete hermanos, pero con diferencia el más inteligente, para castigar a Cadmo, rey que se rebela contra los mandos del Olimpo, y trata de ascender a la categoría de “dios”. Krios llega a Creta y al poderoso rey Minos le impresiona como gladiador, ganándose su confianza. Pero Krios es aprisionado por Cadmo, quien después de algunos duelos y luchas, lo libera. Krios vuelve al frente de unos titanes, para tratar de vencer al potente Cadmo, y rescatar a la princesa, de quien, además, se ha enamorado. (FILMAFFINITY)
 
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Cuando encara el rodaje de Los titanes, su ópera prima, el realizador Duccio Tessari ya ha participado en los guiones de sugestivos péplums como En la corte del Gran Khan (Maciste alla corte del Gran Khan, Riccardo Freda, 1961) o Puños de hierro (Maciste contro il vampiro, Giacomo Gentilomo y Sergio Corbucci, 1961).

Su aportación a estos filmes se deja notar tanto en el perfil irónico conferido a Maciste (Gordon Scott) como en la comicidad de algunas situaciones de peligro. Todo ello podemos hallarlo también visitando la mitológica Los titanes, cuyo tratamiento humorístico impregna la partitura compuesta por Carlo Rustichelli, cuajada de jocosas citas musicales.

La trama, escrita a cuatro manos entre Tessari y Ennio De Concini, explica como los dioses olímpicos maldicen al tiránico Cadmos, Rey de Creta (Armendáriz) por asesinar a su esposa para unirse a Ermione (Lualdi). La Sibila le advierte que alcanzará su fin cuando su hija legítima, aún un bebé, Antíope (Sassard), conozca a un hombre, “pero si la matase, en ese mismo instante el corazón del soberano dejaría de latir”. Cadmos se rebela contra ellos, proclamándose único dios de la isla.

Seguidamente, presenciamos como la nueva Reina, desnuda y bajo la atenta mirada del Sumo Sacerdote (Fernando Rey en breve pero sustancioso papel), se deja impregnar por los vapores que la tornan invulnerable, al igual que hicieran con Cadmos. En una cita inspirada por el Sigfrido de Los Nibelungos: La muerte de Sigfrido (Die Nibelungen: Siegfred, Fritz Lang, 1924) o, pongamos por caso, el más cercano El tesoro de los Nibelungos (Sigfrido, Giacomo Gentilomo, 1957), durante el baño vaporoso, la mujer olvida despojarse del collar que representa al toro, icono cretense; paradójicamente, lo ha sustraído del cuerpo frío de su antecesora. Tessari retomará esa idea en el clímax.

Años después, Júpiter libera del inframundo al titán Crios (Gemma; rubio para la ocasión, en su debut como protagonista y encarnando al héroe que le proporcionaría merecida fama hasta su total consagración con el euro-western). Aunque los titanes sufren condena por desafiar al padre de los dioses éste les ofrece amnistía a cambio de que el menos fuerte pero más inteligente de los siete hermanos acabe con Cadmos.

Crios pronto camina como un hombre entre los cretenses, “vulnerable, mortal”.

Las acrobacias del sonriente titán sobre los tejados y carpas cretenses eludiendo o debilitando el ataque de los soldados recuerdan las evoluciones de Burt Lancaster en El halcón y la flecha (The Flame and the Arrow, Jacques Tourneur, 1950) y El temible burlón (The Crimson Pirate, Robert Siodmak, 1952) -no resulta difícil ver en Aquiles (Séty), amigo mudo de Crios, un remedo del gesticulante Nick Cravat que acompaña a Lancaster en esos filmes-. Inciso: Gemma era un verdadero atleta, escogido por Tessari tras admirar su famoso salto mortal durante una pausa en el rodaje de Messalina (Messalina venere imperatrice, Vittorio Cottafavi, 1960), épico donde Tessari participó como guionista. Tessari fichó a “Cara de Ángel” Gemma tanto por su blanca sonrisa como, sobre todo, por no necesitar doble en las secuencias de acción. Fin del inciso.

Crios termina prisionero. Desde una obertura en el techo de la mazmorra subterránea donde comparte cautiverio, que, casualmente, comunica con la sala del trono -en una deliciosa idea de guión-, será el primer hombre que contemple, fascinada, la princesa, quien se halla cautiva como él, pero en su palacio de las mil y una noches, rodeada por sirvientes femeninas. El enamoramiento deviene inevitable.

Tessari da la vuelta a las convenciones del género al relegar la fuerza a un segundo plano en favor de la astucia y la agilidad de Crios. Otro cautivo, Rator (Nubret), “uomo forte” negro, lo reta en el calabozo para luego litigar contra él frente al rey. Mas Crios se zafa de su abrazo sin dificultad gracias al aceite con el que se ha untado, reduciendo a su oponente. El rubio termina ganándose la confianza del rey gracias al ingenio.

Debe participar en una cacería humana contra Rator para poder ayudarlo a huir, saltando los dos al mar desde un precipicio (presumiblemente, Gemma sólo fue doblado aquí, por mostrar inseguridad a la hora de realizar esa caída libre desde 30 metros). Rator, en adelante, ejercerá como amigo a la par que compañero revolucionario: en un apunte cruel típico del péplum, lo contemplaremos maniatado, sufriendo la amenaza de un rodillo de púas.

Durante el último tramo, cuando la situación se torna apurada para Crios, Júpiter libera a sus hermanos, quienes, al grito de “paso a los barbudos” y gracias a su musculatura, equilibran la desigualdad numérica. En la época, la referencia nada inocente al copioso bello facial de estos personajes hizo las delicias de los entendedores, pues con el apodo de “barbudos” fueron conocidos los guerrilleros de la -por entonces, idealizada- Revolución Cubana, “hombres que entraban y salían de la oficina de Cienfuegos”, quienes, según Hugh Thomas, “no bebían, no saqueaban, se comportaban como santos; ningún ejército se había comportado así en La Habana”.

Precisamente, Tessari no rehuye el componente ideológico de la película, aunque lo reviste de comedia: el pueblo de Creta desconoce el significado de la palabra “libertad”; unos a otros se miran extrañados cuando Crios la pronuncia, sin embargo, al hacerlo, se inicia la revuelta contra la tiranía.

Esta co-producción italo-francesa auspiciada por Franco Cristaldi, rodada, en su mayor parte, en tierras españolas, hace servir durante el prólogo y el clímax La Cueva de las Maravillas (Aracena, Huelva) -hermoso enclave cubierto por estalactitas y estalagmitas- como escenario natural para ilustrar La Gruta de los Vapores; también las visitas al infierno que salpican el metraje. Por otro lado, la arena donde, bajo la mirada de la corte, se derriba un toro -cita culta al personaje de Ursus- semeja una plaza de lidia; Tessari era aficionado a este salvaje festejo.

Péplum de 107 minutos de duración -por tanto, superior a la media-, presupuesto holgado, verosímil ambientación, recurso al travelling para dinamizar las secuencias, Los titanes rebosa erudición clásica: recordemos como De Concini amalgamaba mitos de forma regocijante en los dos primeros “Ercole” que filmó Pietro Francisci.

Pues bien, con el concurso del jocoso Tessari, Los titanes no se queda atrás, llegando a introducir las apariciones de la Parca o el cíclope Polifemo, quien facilita a Crios el uso de los rayos “jupiterinos”; a mostrar el robo que el rubio perpetra en el averno, hurtando el casco de invisibilidad perteneciente a Plutón con el fin de rescatar a Antíope, presa en la isla de la Gorgona, monstruoso ser al que se enfrenta en combate singular…

El éxito rotundo de la cinta -que incluso propició la composición del twist “Arrivano i titani” de Gianni Meccia- no impidió que Gemma fuese relegado a labores de co-protagonista en los siguientes péplums donde intervino. La razón, a mi juicio, estriba en el hecho de que, pese al giro desmitificador propuesto por Los titanes, el género seguía exigiendo al héroe con hipertrofia muscular o, cuanto menos, algún galán norteamericano consagrado.

Gemma debería aguardar a los “Ringo” de Tessari para convertirse en una estrella nacional. Eso sí, del spaghetti-western.
https://themoviescores.com/inicio/mas-alla-de-la-musica-de-cine/los-titanes-1962/


He aquí otro caso de director curioso. Tessari empezó de guionista escribiendo múltiples historias para la industria del “péplum” (o sea películas de romanos y mitológicas típicas del cine italiano de la época). Y naturalmente debutó con otro film de las mismas características. Aunque resulto ser bien diferente al de la media. Haciendo gala de un excelente sentido del humor –algo de lo que hizo gala en prácticamente toda su carrera- pone en pie una obra maestra del “péplum”, y además descubre a uno de los actores más carismáticos del cine de género: GIULIANO GEMMA.

Utilizando una historia sacada de la mitología griega consigue darle la vuelta, y sin perder nunca la esencia, nos muestra una película de aventuras y acción de un ritmo trepidante, y con una falta de perjuicios total, lo que convierte a estos TITANES en un ejemplo de lo que podría haber sido el “péplum” si se lo hubieran tomado mas a guasa. Es cierto que maestros como Mario Bava, también dieron muestras de un cierto regusto por la mezcla de géneros en su HERCULES EN EL CENTRO DE LA TIERRA, sin embargo Tessari lleva la broma justo al límite mismo, pero sin traspasarlo. El gran PEDRO ARMENDARIZ (¡Desde Rusia con Amor!) crea un malvado divertidísimo, y las dos mujeres ANTONELLA LUALDI y JACQUELINE SASSARD se nos muestran bellas y medio desnudas sin pudor y siguiendo el juego marcado por el director. Los efectos especiales son pobres, pero son tan evidentemente patilleros que tienen muchísima gracia. Y la historia es tan curiosa y extravagante que resulta simpática e interesante.

Tessari, que siguiendo el juego de demostrar que con 3 películas magnificas ya se debe entrar en el Olimpo de los directores maestros, nos ofreció a lo largo de su carrera alguna más que tres ejemplos de lo que se puede hacer con imaginación cuando se tienen pocos recursos. Naturalmente que tiene títulos absolutamente olvidables, pero vamos a remarcar y quedarnos con cuatro (ademas del que hablamos), para mí, de los más interesantes y de imprescindible visionado para cualquier cinéfilo que se precie, y sobre todo para cualquier amante del CINEMA BIS como dicen los franceses, o de la SERIE B como las llamamos aquí.

EL PROCESO EN VENECIA, ASESINADA AYER, UNA MARIPOSA CON LAS ALAS ENSANGRENTADA y TONY ARZENTA, son otras muestras del genio de Tessari, un director a redescubrir a través de estas películas que simbolizan lo que era la industria cinematográfica en la Europa de los 60 y 70, una industria fuerte que plantaba cara sin complejos a las películas americanas y que en muchas ocasiones incluso las ganaba en calidad y diversión por goleada.

A no perderse este grandioso divertimento que es LOS TITANES, a la que hay que acercarse sin miedo, y sabiendo lo que te va a ofrecer, que es bastante mejor que las bazofias de esas FURIAS DE TITANES que se perpetraron no hace mucho en donde no existe ni un gramo ni de fantasía ni del cine que puede disfrutarse en ARRIVANO I TITANI.
http://cinemediterraneo.blogspot.com/2013/06/arrivano-i-titani-los-titanes-1962.html

Il 1961 è l’anno in cui Duccio Tessari debutta alla regia, scrivendo pure il soggetto di Arrivano i Titani e facendo debuttare un giovane di belle speranze come Giuliano Gemma che diventerà una star del cinema italiano. Arrivano i Titani è una parodia di un genere al quale ha dedicato tutta la prima parte della sua carriera. La pellicola anticipa il western all’italiana, che sarà un altro degli amori di Tessari, ma soprattutto il western comico e scanzonato di Enzo Barboni.

L’azione si svolge a Creta, governata dal folle tiranno Cadmo, che ha avuto una terribile profezia: perderà il trono se la figlia Antiope si innamorerà. Cadmo si autoproclama Dio, rende immortale anche la moglie, quindi rinchiude la figlia in una prigione dorata, privandola di contatti con l’esterno. Giove, che non sopporta miscredenti e tiranni dispotici, si adira con Cadmo e manda sulla Terra il Titano Crios con il compito di uccidere il signore di Creta. Al termine di una serie di avventure mirabolanti, Crios corona il suo sogno d’amore con Antiope e l’intervento degli altri Titani provoca una rivolta popolare contro il tiranno. Duccio Tessari dopo aver sceneggiato molti peplum seriosi e avventurosi si dedica alla smitizzazione del genere, chiamando a interpretare la pellicola un insolitamente biondo Giuliano Gemma, alla prima prova come attore dopo anni di gavetta. La pellicola può dirsi riuscita anche per merito dell’interpretazione sopra le righe di un ottimo Giuliano Gemma. L’attore rende credibile un personaggio scaltro e acrobatico, che lotta per la libertà e per conquistare il suo amore.

Il regista e lo sceneggiatore compongono un calderone di ricordi mitologici che vanno da Polifemo alle Parche, passando per la Gorgone, Plutone e il regno negli inferi, ma ben amalgamato e ancora oggi godibile in un contesto ironico e di pura azione. Le sequenze che vedono Giuliano Gemma e i suoi fratelli Titani impegnati in solenni scazzottate anticipano il clima da spaghetti – western e il cinema comico anni Ottanta di ambientazione western. Arrivano i Titani è un interessante esempio di commistione dei generi, perché al suo interno troviamo il peplum classico rivisto alla lente dell’ironia tipica di Tessari, il melodramma, l’action-movie,  suggestioni horror, elementi di cinema fantastico e parti di puro romanticismo.

Un film sperimentale, una provocazione a metà strada tra il mitologico e il melodramma sentimentale. Le scenografie sono spesso di cartapesta colorata, ma si segnalano ottimi esterni e parti suggestive girate all’interno di grotte che compongono una buona atmosfera infernale. Il clima da horror fantastico è evidente nelle scenografie cupe, nella discesa negli inferi e in alcune sequenze che vedono protagonisti ciclopi, esseri mitologici e divinità dell’Olimpo. Puro cinema fantastico quando Giuliano Gemma ruba l’elmo di Plutone che lo rende indivisibile ai soldati del signore di Creta. Le sequenze di azione sono spettacolari e Giuliano Gemma fa sfoggio di tutta la sua prestanza fisica e abilità di acrobata.

Il messaggio politico è presente come in tutti i peplum, anche se molto sfumato: “Le parole di un uomo libero nessuno può imbrigliarle”, dice Giuliano Gemma in una delle prime sequenze. Segnaliamo diversi falsi storici e commistioni di usanze che non hanno niente a che vedere con la Grecia, come quando il regista mette in scena una sorta di corrida tra tori e amazzoni, che sembra un inserto riempitivo prelevato da un’altra pellicola. Il personaggio interpretato da Giuliano Gemma è un abile ribelle dalla lingua sciolta, che sfida il signore di Creta per amore e per compiere il volere di Zeus. Il suo messaggio è non violento e cavalleresco: “Basta vincere. Non c’è bisogno di uccidere”. Jacqueline Sassard è bella ed espressiva, perfetta nella parte della ragazza ingenua, sacrificata al volere di un dispotico padre. A un certo punto si intravede, molto sfumato, pure un seno nudo. Il massimo dell’erotismo per i tempi, insieme ad alcuni baci sensuali. Il finale vede la consueta sfida tra buono e cattivo con conseguente liberazione della bella in pericolo, ma anche un velato romanticismo con la storia d’amore che giunge a compimento. I Titani liberano Creta da un signore dispotico e si abbandonano alla consueta ironia: “Questa è stata proprio un’impresa titanica!”. Da riscoprire.
Gordiano Lupi
https://www.futuro-europa.it/28107/cultura/arrivano-i-titani-film-1961.html

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